Borrar
Calle de la ciudad alentejana de Beja. :: E.R.
El aeropuerto de Beja

El aeropuerto de Beja

La terminal del Alentejo languidece sin viajeros seis años después

J. R. Alonso de la Torre

Miércoles, 22 de febrero 2017, 01:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El año 2011, se inauguraba en Beja, a menos de dos horas de Badajoz, el aeropuerto del Alentejo. Todo era optimismo al otro lado de la frontera porque el ministro luso de Obras Públicas, Mário Lino, había anunciado en 2006, cuando Beja Airport empezaba a ser más que una promesa, una optimista previsión: en 2015, el aeropuerto de Beja movería medio millón de pasajeros, muchos de ellos extremeños.

En aquel tiempo, también estallaba en Extremadura la fiebre low cost con el anuncio de la construcción en Cáceres de un aeropuerto, que daría servicio a vuelos domésticos, alguno internacional y vuelos chárter de cazadores y turistas. La diferencia era que el aeropuerto cacereño debía levantarse de la nada, sobre una llanura adehesada, mientras que el de Beja era primo hermano del de Badajoz por encontrarse en una base militar: bastaba con levantar una terminal y hacer algunos arreglos y muchos trámites. Pero se hicieron y se abrió el aeropuerto, mientras lo de Cáceres se dejaba por imposible.

El aeropuerto de Beja se inauguró en 2011 y el año 2014 no había cubierto ni de lejos las previsiones. En esos tres años, solo habían pasado por su terminal 6.624 pasajeros y el movimiento de aviones había sido de 245. En 2017, es raro ver aeronaves comerciales en el aeropuerto de Beja y los únicos aparatos que aterrizan y despegan de sus pistas son cinco aviones de vigilancia marítima.

El fracaso del aeropuerto, la gran esperanza turística del Alentejo, ha sido estudiado por investigadores universitarios, que han llegado a la conclusión de que la región no tiene madurez turística suficiente para mantener un aeropuerto. Creen que no tiene viajeros potenciales y que solo podría desarrollarse gracias al turismo, pero siempre a largo plazo.

En el Alentejo pensaban que Alqueva y su potencialidad turística impulsaría el aeropuerto, pero la oferta de deportes náuticos y de pesca no ha calado como se esperaba y no se refleja en los vuelos chárter ni regulares. Para sacarle algún rendimiento, se ha especializado en 'cochera' de aviones, que no es que haya sido un éxito, pero algunos aparatos de compañías secundarias (Hi Fly, Sata Azores Airlines) sí que estacionan en Beja. En cuanto a vuelos comerciales, solo llega, esporádicamente, algún que otro reactor con cazadores de alto poder adquisitivo.

El aeropuerto de Beja, en fin, ha tenido que orientarse hacia nuevos fines y, en lugar de apostar por los vuelos low cost, se esfuerza por convertirse en taller mecánico. En julio de 2016, se aprobó en Lisboa un proyecto para reciclar aviones y piezas, pero no acaba de ponerse en marcha.

En Beja siguen peleando por sacar partido a una inversión de 50 millones de euros que parece seguir los mismos pasos que su aeropuerto 'hermano' de Ciudad Real. Las esperanzas están puestas en el desarrollo agroindustrial de Alqueva y sus regadíos. También esperan la aprobación en Lisboa de la creación de un clúster aeronáutico en Beja, pero para ello habría que desdoblar la IP8, que conduce a la autopista del Algarve y a Lisboa, así como la IP2 a Évora, además de electrificar el tramo de vía desde Casa Branca (nudo ferroviario donde los convoyes que llegan de Lisboa toman la dirección de Évora o de Beja).

El aeropuerto de Beja nació lastrado por la cercanía de los de Faro (a 147 kms.) y Lisboa. Sin autopista directa ni tren rápido a Lisboa (177 kms. por carretera y dos horas y media por ferrocarril), era difícil que se convirtiera en el aeropuerto secundario de la capital, que, por cierto, se va a construir en Montijo, al otro lado del Tajo. Beja es un ejemplo cercano de quimera para el bajo coste que ha acabado costando mucho.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios