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Lunes, 23 de enero 2017, 07:11
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El redactor de HOY Manuel García Garrido iba en el tren que arrolló ayer a un coche en Calamonte. Lo tomó en Huelva y pensaba cambiar a otro en Mérida y llegar a Badajoz. Era la primera vez que realizaba el viaje de esta forma, ya que tiene una pierna escayolada. No olvidará el viaje.
Solo faltaban tres minutos para llegar a Mérida, acababan de pasar el andén de Calamonte y escucharon un fuerte ruido. «Se notaba que el tren estaba arrastrando algo. Pensamos en un tronco u otro obstáculo. No te imaginas que sea un coche».
«Fueron unos segundos, pero se hacen eternos. Parecen minutos porque pensamos que podría salirse de las vías». Con el tren parado, relató ayer Manuel García, el revisor se asomó para indicarles que habían arrollado un coche. «Vi como venían a reanimar al hombre, pero no estuvieron mucho. La muerte debió ser en el acto». Luego el tren volvió marcha atrás al andén de Calamonte y desde allí los pasajeros fueron derivados en taxis a sus destinos.
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