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De izquierda a derecha, Antonia, Yolanda y Carlos (padre y hermanas del cabo primero Vegas) y Flor, Saturnino y Ana (padres y hermana del sargento Nieto)
«Durante 14 años nos han maltratado»

«Durante 14 años nos han maltratado»

Las familias de los dos jóvenes extremeños que murieron en el Yak-42 lo tienen claro: «El perdón del Gobierno es insuficiente»

Antonio J. Armero

Domingo, 22 de enero 2017, 01:43

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En una sala del Congreso de los Diputados, la ministra de Defensa hace acto de contrición ante cámaras, periodistas y fotógrafos; y en una estancia contigua, entre quienes escuchan el perdón oficial que llevan casi década y media esperando, está Feli. Tiene quince años, es extremeño y a su padre le enterraron dos veces.

Es el hijo del cabo primero Feliciano Vegas Javier, nacido en Moraleja a sesenta kilómetros de Plasencia por autovía en dirección a Portugal y fallecido a los 33 años en el monte Pilav, en Turquía. Allí fue a estrellarse el 26 de mayo de 2003 el Yakovlev 42, el avión exsoviético «de dudoso mantenimiento» que despegó de Afganistán sin seguro para sus ocupantes y con una de sus cajas negras estropeada, según varios informes oficiales. Lo conducían pilotos mal entrenados y cansados tras 22 horas de vuelo seguidas. Unos asientos arriba o abajo del cabo primero Vegas viajaba el sargento Juan Jesús Nieto Mesa, de 29 años, nacido en Montehermoso y que ya lo tenía todo listo para casarse.«La boda iba a ser en Santander, tenía mirado ya hasta el hotel, pero solo lo sabía yo porque él me pidió que no le dijera nada a nadie», recuerda su hermana Ana (44 años).

Se lo contó él desde la misión en Afganistán por teléfono, un domingo por la tarde, unos meses antes de la tragedia, la mayor que ha sufrido el Ejército español en tiempos de paz. No hubo supervivientes. Murieron doce ciudadanos ucranianos, uno bielorruso y 62 militares españoles. Pero el sufrimiento no terminó con el funeral de Estado retransmitido en directo por televisión. Ese día, y los siguientes, empezó a gestarse una historia de tribunales, política y sufrimiento de la que esta semana se ha escrito un capítulo nuevo, con Cospedal y su perdón público del pasado lunes como protagonistas. Catorce años después, las familias de los dos jóvenes extremeños que murieron en aquel avión han normalizado sus vidas, pero no se les ha pasado la indignación.

De entrada, a Carlos Vegas (68 años), el padre del cabo primero Feliciano Vegas, no le gusta emplear la palabra accidente. Ojalá se hubiera quedado en eso, viene a decir. De los 62 cadáveres, treinta fueron mal identificados. Cuando se advirtió el error, a nueve ya los habían incinerado, pero a los otros 21 hubo que desenterrarlos. Entre ellos a Feli, como era conocido en Moraleja. A él le dieron sepultura en Jabalí Viejo (una pedanía de Murcia), y al nicho con su nombre en el cementerio de Moraleja fue a parar el cadáver del subteniente del Ejército del Aire Joaquín Álvarez, asturiano de nacimiento y residente en Zaragoza. «Los restos de mi hermano los exhumaron de Murcia el 25 de noviembre del año 2005, se los llevaron a la Audiencia Nacional en Madrid para la identificación y le enterraron en Moraleja el 27 de enero de 2006», recuerda su hermana Yolanda (43 años), que no ha olvidado aquellos días. «Mi mente se pasó todo ese tiempo en negro. No sé cómo explicarlo. Esos dos meses estuve metida en una negrura de la que no podía salir. No era solo algo mental. Era también una sensación física, como de vacío. No se me pasó hasta que mi hermano estuvo en el pueblo».

El viaje a Burgos

Hay otro momento concreto que su memoria ha guardado para siempre. «Como nadie nos daba información, nos fuimos a Burgos el cabo primero de Moraleja pertenecía a la base aérea de Castrillo del Val, y me pasé todo el viaje pensando que en cualquier momento me iba a sonar el teléfono e iba a ser mi hermano para decirme que se había quedado encerrado en un almacén y que me quedara tranquila». Es la negación de la muerte. También le pasó a Ana, la hermana de Susi, como era conocido en Montehermoso el sargento Juan Jesús Nieto. «Yo me veo sentada, mirando las noticias que decían que no había supervivientes y pensando No, mi hermano no, él está ahí, lo que pasa es que no le han visto...».

El escenario de este recuerdo es la casa de sus padres, que estaba entonces en la calle Vadegamas. Saturnino Nieto y Flor Mesa continúan viviendo ahí, pero la dirección ha cambiado. El portal sigue siendo el número 31, pero esa calle larga y revirada se llama ahora Sargento Juan Jesús Nieto. «Un militar del pueblo nos lo propuso, y nos pareció mejor que fuera nuestra propia calle que una cualquiera en una urbanización nueva con tres casas y media», argumenta Saturnino, que al igual que su mujer está deseando que los periódicos y los telediarios dejen de hablar del Yak-42. «¡Cómo lo vamos a llevar! Pues muy mal», dice Flor, a quien el jaleo de cadáveres llevó a Turquía. Ella y su marido, y también los padres de Feliciano Vegas, viajaron hasta allí para hacerse las pruebas de ADN. Les llevó un avión militar desde Torrejón de Ardoz.

«Si hicimos ese viaje para las pruebas que permitieron identificar bien a todos fue gracias a los turcos, que habían recogido muestras de todos los cuerpos y además se habían negado a entregárselas a los militares españoles que se las pidieron varias veces», resume Saturnino, el padre del sargento Nieto. Él aún se hace las mismas preguntas que Carlos, el padre del cabo primer Vegas. «Recuerdo bien cuenta Carlos que al poco de lo que pasó, fuimos a Burgos y allí, un general me dijo Bueno, ustedes tendrán ya sus abogados. Yo me quedé con la boca abierta, pensando ¡Pero qué abogado voy a tener, si lo que le ha pasado a mi hijo es un accidente de trabajo! ¿Por qué vamos a necesitar nosotros un abogado?». «Yo, al principio sigue contando Carlos Vegas, no podía pensar que existieran altos cargos militares que fueran tan sinvergüenzas».

Se refiere principalmente al general médico Vicente Navarro y a los comandantes sanitarios Miguel Ángel Sáez y José Ramón Ramírez. El primero fue sentenciado a tres años de cárcel, pero murió antes de entrar en prisión. Los otros dos tampoco llegaron a traspasar la verja de un centro penitenciario. Fueron declarados culpables de falsificar las treinta identificaciones y se impuso a cada uno de ellos la pena de 18 meses de prisión, un año de inhabilitación especial y novecientos euros de multa. Sin embargo, pudieron continuar con su carrera militar porque en abril del año 2012, el Consejo de Ministros les concedió por unanimidad el indulto parcial.

«Es lamentable protesta el padre del cabo primero Vegas escuchar ahora a Rajoy, que en el año 2003 era vicepresidente del Gobierno, decir que él no sabe nada, y es igualmente lamentable escuchar ahora al ministro de Justicia decir que Federico Trillo era ministro de Defensa en mayo de 2003 ha sufrido mucho con las muertes del Yak-42. ¿Ha pensado este señor lo que hemos sufrido los demás?». Antonia, su mujer, también señala al presidente del Gobierno, a quien hace unos días le preguntaron por un informe del Consejo de Estado, desvelado por el diario El País, que responsabiliza del accidente al Ministerio de Defensa.

Algunos políticos

«Dijo Rajoy que no lo había leído, y sobre el accidente, dijo que eso había pasado hacía mucho tiempo. Tengo grabadas estas palabras. Dijo eso, y es que eso son todos los militares que murieron y sus familias». La madre de Feliciano Vegas no se olvida de María Dolores de Cospedal, la actual ministra de Defensa. «El otro día, cuando habló y parecía como que iba a echar una lágrima... Me quiero creer que era una reacción de humanidad, porque si pienso que estaba actuando como si fuera una actriz...».

Ni a ella, ni a su marido Carlos, ni a Yolanda ni a Saturnino ni a a Flor ni a Ana les vale el perdón. Lo valoran, pero nada más. «Agradecemos el gesto dice Yolanda, la hermana de Feli porque supone un cambio de actitud inmenso respecto a lo que habíamos vivido todos estos años atrás, cuando íbamos al Ministerio y nos humillaban, pero es insuficiente». «Cospedal no pidió perdón de primeras y porque le saliera de dentro; lo pidió en la segunda rueda de prensa que dio, no en la primera, y tras ser presionada», tercia Ana, la hermana de Susi, que también critica a Trillo y a Aznar. El primero «es un indeseable», afirma. Del segundo, «no se me olvidará cuenta cuando dijo Dejen a los muertos en paz. Claro, eso es lo que él hubiera preferido, que no hiciéramos nada. No contaba con que las familias íbamos a seguir adelante e íbamos a conseguir que se destapara todo».

Antonia, la madre de Feliciano Vegas, va más allá. «No es que no nos hayan tratado bien se queja, es que nos han tratado fatal, nos han humillado, nos han despreciado, nos han llegado a decir que si estamos locos. No nos han tratado con educación y respeto. Ni siquiera nos han tratado como personas. Y hemos tenido más educación que ellos, porque hemos mantenido las formas pese a que estábamos negros por dentro, porque la impotencia que hemos vivido no es normal. Que tú sepas que tu hijo muerto no es el que te dicen, y que te insistan en que sí lo es... Es que eso es muy duro. Los enterramos al cabo de un año y medio de haber muerto, después de tenerlos que desenterrar. Yo me tuve que ir a Murcia, la familia de Zaragoza se tuvo que venir a Moraleja... Yo perdí a mi hijo hace 14 años y ya no me salen las lágrimas. Ocurra lo que ocurra, vea lo que vea, no me salen lágrimas, yo digo que a ver si es que tengo los ojos secos».

Ahora, su preocupación principal, es su nieto Feli. Hasta hace poco, él sabía que su padre era militar y había muerto en un accidente de avión. Y poco más. Él tenía entonces quince meses. Ahora tiene quince años y se hace preguntas. «Ya no podemos decirle que se vaya a la habitación si en la tele sale el accidente en el que murió su padre; ya no es un crío», justifica la abuela. Y su tía Yolanda mira hacia el futuro. «Él comenta, ahora está en la búsqueda de la verdad y de la justicia, pero a mí lo que me gustaría es que todo esto no le creara ningún tipo de rencor ni de pensamiento negativo». Quizás para él, que pidió estar el pasado lunes en Madrid y se lo concedieron, el perdón oficial es casi el principio de la historia. Para el resto, se parece más al final, si es que existe.

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