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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
Los secretarios sacan las reses abatidas de la mancha. :: Lucio POves
La niebla dificulta la caza en Azuaga

La niebla dificulta la caza en Azuaga

Los perros en la montería más grande de Extremadura no se soltaron hasta después de las doce del mediodía

LUCIO POVES

Domingo, 11 de diciembre 2016, 08:35

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Tras el sorteo del viernes en un restaurante de Azuaga, ayer sábado los monteros se dieron cita en los alrededores de la plaza de toros -a partir de las siete de la mañana- para asistir a la más grande de las monterías que se celebran en Extremadura y una de las mayores de España tanto por participantes como por terreno a cazar. La organiza el Ayuntamiento de Azuaga desde hace décadas en sus montes propios de la Sierra de Azuaga.

Un total de 186 puestos con cazador y secretario en cada uno y 1.000 perros en el monte en las 50 recovas esperan la caza que los rehaleros y pisteros tratan de remover mientras la Policía Nacional y Protección Civil se encargan de la seguridad. En total, más de 550 personas que se apuntan a comer migas con torreznos por la mañana y los célebres garbanzos del Bar Sánchez, a eso de las tres de la tarde. El hambre llega con la calmta en la sierra y las piezas abatidas.

En esta edición los resultados estuvieron por debajo de las expectativas por culpa de la niebla que cubrió las zonas bajas de la sierra y obligó a retrasar la salida de algunas de las armadas en las que se colocan los monteros.

El contratiempo hizo que buena parte de la inmensa mancha de casi 3.000 hectáreas se vaciara de animales que no fueron vistos por los cazadores.

La niebla levantó después de las doce del mediodía y se soltaron los perros. Llegaron, por fin, las ladras detrás de las reses, las voces de los perreros y las detonaciones de los rifles. Empieza la montería de Azuaga, una cita marcada en el calendario de la temporada para todos los aficionados.

Con los hoteles de toda la zona al completo y los restaurantes sin mesa libre, la monteria ha estado en la lista de finalistas al premio Nacional Caracola que otorga la publicación especializada 'Caza y Safaris'.

Martín Sánchez de la Vaquera ejerció ayer de capitán. Destacó, sobre todo, que se trata de una reunión muy social, a la que acuden familias enteras y grupos de amigos. «Estamos en equilibrio entre monteros locales y foráneos - al cincuenta por ciento- y los puestos son accesibles, personas mayores o con problemas de movilidad puedan acompañarnos».

En la sierra de Azuaga trabajan varios guardas y funciona la escuelas taller -ahora llamadas aprendizext- de la Junta de Extremadura.

Estos jóvenes de la escuela taller, explica el capitán, se dedican a labores de reforestación, mantenimiento de pistas o talas controlada.

José Rodríguez de Sanabria, concejal delegado de Agricultura en el Ayuntamiento de Azuaga explica que tratan de que todos los ingresos que se obtienen por la caza repercuta en el mantenimiento de la propia sierra, una especie de autogestión.

El precio del puesto para los cazadores no residentes en Azuaga es de 350 euros una cifra que, con arreglo a las características de la gran cacería, se considera normal. Los vecinos pagan 100 euros menos. Los puestos se agotaron la primera semana de noviembre.

En la montería de Azuaga el cupo de ciervos y jabalíes es libre y se permite también el descaste de ciervas, muy abundantes en esta zona.

Hasta bien entrada la noche no se conocía el número de piezas abatidas. A falta del recuento oficial, la sensación unánime a pie sirra, con los fusiles ya descargados es que no ha sido como en años anteriores. La niebla de primera hora complicó la visibilidad y la caza se escapó.

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