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La Pizarra: «Un secreto en Moraleja»

La Pizarra: «Un secreto en Moraleja»

Una rica cena en el bar La Pizarra de esta villa bonita y activa

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Miércoles, 21 de abril 2021

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Moraleja tiene un paseo. No es solo esa villa grande y rica de regadío y negocios. También tiene una gracia urbana que hace agradable la estancia. Un paseo por su avenida principal, es decir, la carretera de Coria a la provincia de Salamanca, nos lleva de bar en bar, de tienda en tienda. En las boutiques y en los nombres y ambiente de los bares de esta arteria vertebral del pueblo se nota la vocación taurina de Moraleja, capital de ganaderías y ganaderos, de aficionados y, sobre todo, centro de formación de mayorales y de otros profesionales del toro.

Si al llegar al parque nos metemos por las calles del pueblo, descubriremos rúas peatonales con buen comercio: tiendas de regalos interesantes, supermercados familiares donde comprar buenos vinos y mejores quesos y chacina, panaderías auténticamente de pueblo y, de pronto, al doblar la esquina, una plaza encantadora con casitas blancas y ambiente familiar. A un paso de allí, la iglesia, que sorprende por inesperada y bella. Lo dicho, Moraleja tiene un paseo y tiene vida.

Entramos a cenar en un bar llamado La Pizarra. Está situado en la avenida de Lusitania y nos atrae su decoración, su ambiente y su carta, bien expuesta en el exterior para que el paseante calibre la oferta, conozca los precios y decida si se arriesga o no.

La avenida de Lusitania es la carretera que lleva a Monfortinho (Portugal) y a Zarza la Mayor. Antes de convertirse en carretera, es gran vía comercial y hostelera. Se puede aparcar cómodamente a los lados de la calle, en la vía de servicio, y, desde allí, tanto dar un paseo por el pueblo como entrar a comer en este La Pizarra de decorado moderno y funcional, donde ningún detalle desentona: color pizarra en las paredes con sugerencias escritas con tiza, sillas funcionales a juego, algún detalle morado en los techos y en la puerta de entrada coordinado con las camisolas de los camareros, mesas blancas bajas y altas de madera con taburetes, vajilla moderna y bonita, cristalería conveniente y cestitas de pan de acero inoxidable muy propias.

Al sentarnos y pedir la bebida, traen un pincho bien preparado. Nos colocan unos curiosos manteles con el mapa de España en colores y diferentes tópicos caracterizando las autonomías: el país de la paella, el país de las sevillanas y los toreros, el país de la Sagrada Familia, el país del Guggenheim y, naturalmente, el país del jamón, o sea, nosotros.

La carta de vinos es variada con ocho referencias de Ribera del Duero, cuatro de Rioja, cuatro blancos y cuatro extremeños: Dehesa Vieja (14) y Mansaborá (18), dos buenos tintos de una bodega cercana, y Nadir (14) y Habla del Silencio (18).

La Pizarra

  • Dirección Avenida Lusitania 19

  • Localidad Moraleja

  • Teléfono 927147924

  • Horario Mejor consultar

  • Terraza

  • ¿Tiene Cruzcampo?

En la carta, apabulla la selección de entrantes: huevos rotos con jamón ibérico (6,50), croquetas de pollo (5,30) o de jamón (7,50), diversos preparados de ricas setas de la zona como boletus a la crema (10), risotto de boletus (9) o huevos de rey salteados (12). Tienen gambones al ajillo o a la plancha (10), pimientos rellenos de carne (7,90) o de merluza y gambas (8,70). Entre las sorpresas, unos singulares chipirones rellenos de queso y gambas (10) o un risotto de carrilleras (7).

En los pescados, más allá de las consabidas lubina (9), merluza (11) y salmón (11), se puede optar por un lomo de bacalao gratinado (9). Y en las carnes: carrilleras estofadas con patatas panaderas (7), secreto (7), solomillo (8) y un apetitoso entrecot trinchado de 400 gramos (11). El servicio es amable hasta decir basta y el postre (2,50-3,50), tarta de tres chocolates o de queso, crème brulée, sopa de chocolate blanco, etc., te deja tan buen sabor de boca como la cuenta: dos cañas, secreto, huevos rotos y crema quemada: 19 euros.

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