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J. R. Alonso de la Torre
Viernes, 25 de noviembre 2016, 07:44
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El Centro Unesco de Extremadura acaba de reconocer el trabajo que se realiza en Carcaboso desde 2007. Un jurado de dicha institución ha otorgado a este pueblo y a su proyecto 'Carcaboso agroecológico' el premio Unesco Comunidad Sostenible por la «coherencia ambiental que contempla diferentes experiencias educativas y sociales relacionadas con el medio ambiente».
Resulta gratificante y revelador que la Unesco reconozca el trabajo que se hace en Carcaboso mientras en el pueblo, la unión de PP y PSOE impide que ese reconocimiento se traduzca, por ejemplo, en que la alcaldesa Lorena Rodríguez pueda dedicarse al ayuntamiento de una manera exclusiva y digna.
Carcaboso es un pueblo de 1.136 habitantes (censo 2015) que, desde hace nueve años, está empeñado en implantar un modelo sostenible de desarrollo basado en la riqueza del entorno. «Tenemos agua, clima, tierra y capital humano, no deberíamos necesitar nada de fuera», es su lema.
Basta dar un paseo por Carcaboso para distinguir inmediatamente que es un pueblo distinto. En los jardines, en lugar de setos o flores, crecen hortalizas comunitarias y los árboles son frutales como el ciruelo, el peral o el granado. En la casa consistorial, los maceteros son criaderos de champiñones, setas y fresas. Circulan coches que funcionan con aceite reciclada filtrada, se bebe leche fresca de vaca y los restaurantes ofrecen menús de kilómetro cero, o sea, que los productos son del entorno y si ponen crema de zanahoria, churrasco de ternera y postre, las zanahorias provienen de los huertos ecológicos municipales, la cerveza la elaboran cerveceros del lugar, la ternera es de una explotación local y las mermeladas y quesos del postre también se hacen en el pueblo. En una decena de supermercados y bares del municipio se mantiene ese contrato de kilómetro cero con ecoempresas del propio Carcaboso.
En Carcaboso, se aplica desde hace años algo que ahora se propone en Cáceres: no utilizar herbicidas en los jardines públicos. Allí no se echa el popular 'Rondí' o 'Runrún', que en realidad es el famoso y generalizado herbicida 'Roundup' de la multinacional Monsanto.
Carcaboso ha sido pionero en el fomento de gallineros comunitarios y en la producción de mermeladas, quesos y yogures ecológicos producidos gracias a la iniciativa municipal y englobados en la marca comercial 'La Cárcaba'. También se lanzaron a cultivar arándanos en 4.000 metros cuadrados o a depurar las aguas residuales en una balsa artesana.
Estos proyectos, unos con más suerte y desarrollo que otros, consiguen satisfacciones como el premio del Congreso Nacional de Medio Ambiente en 2011, pero también decepciones como la incomprensión de los grandes partidos, que parecen ver en Carcaboso una verdadera quiebra del sistema, una manera municipal de hacer las cosas que rompe con lo establecido y con la inercia de lo que se ha dado en llamar vieja política.
En Carcaboso, no se planifica la labor municipal desde laboratorios universitarios de ideas ni se apuesta por la propaganda. Realizan una labor callada y concienciada que es refrendada en las urnas con mayoría absoluta o mayoría simple desde 2007.
Paradójicamente, frente a los obstáculos sistemáticos que sufren en su labor diaria por parte de los dos grandes partidos en el pueblo, fuera de Carcaboso el proyecto es apoyado y premiado como ha sucedido con este galardón de la Unesco, cuyo jurado estaba compuesto por personalidades prestigiosas, algunas cercanas a esas formaciones que torpedean el proyecto Carcaboso Agroecológico.
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