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José M. Martín
Martes, 25 de octubre 2016, 23:49
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Surtidores de astillas, huesos de aceitunas y pélets. En esto consiste una biomasolinera, un lugar en el que repostar biomasa y que puede ser una realidad en Extremadura antes de que finalice el presente año.
Su método de funcionamiento es el mismo que el de una gasolinera de autoservicio. Los clientes deben pagar antes de servirse y, mediante el panel de mandos, pueden elegir entre el importe en euros o el volumen de kilogramos que quieren recibir. Las opciones que tienen los usuarios también se dirigen al formato de venta, que puede ser a granel o en sacos.
Los surtidores tienen unos seis metros de altura y son de color blanco. «Están realizados utilizando como base contenedores marítimos de 20 pies reciclados con un carenado exterior», explica Jorge Osuna, ingeniero técnico industrial de Biomasolineras SL, la empresa extremeña responsable del proyecto y que está participada por los socios de Marle Explotaciones Forestales y Gestiona Global.
La capacidad de los surtidores es de diez toneladas y en cada uno de ellos solo habrá un producto -huesos de aceitunas, pélets o astillas-, cuyo nombre aparecerá en una franja de diferente color que puede verse en los costados del contenedor.
En el verano de 2015 ya estaba listo el primer prototipo y en la feria de Agroexpo de Don Benito, celebrada el pasado mes de enero, se realizó una demostración de su funcionamiento. Sin embargo, los surtidores todavía no podían realizar todas las funciones con las que sus diseñadores pretendían dotarlos. «No era estanco ni tenía pasarela de pago, por ejemplo», afirma Osuna.
El trabajo durante este año ha consistido en alcanzar el objetivo con el que se inició el proyecto: «Construir una biomasolinera que sea duradera, funcional, con poco mantenimiento y con monitorización constante», expone Patricia Mora, socia de Gestiona Global.
La idea de crear una instalación de este tipo surgió en 2014. «Es muy costoso sacar la biomasa del bosque, manipularla y llevarla hasta el usuario final», según Mora, que añade que esto supone que los precios no sean competitivos para el cliente doméstico, aunque sí hay grandes empresas que trabajan con un coste inferiore al que supone el gasoil o el gas natural.
Lo que se pretende con la biomasolinera es acercar los puntos de ventas de biomasa a los clientes, a la vez que se reducen al máximo los costes en logística. «Por eso es importante que fuera una unidad de venta completamente automatizada», informa Mora.
En la actualidad el equipo de diseño está trabajando en uno de los aspectos más complejos: la estanquidad del contenedor. «La biomasa debe tener unas condiciones de humedad para no perder propiedades y, como va a estar al aire libre, el recipiente debe ser estanco», puntualiza Osuna, que considera que en noviembre ya puede estar instalada la primera unidad en la región.
Esta biomasolinera ya estará al servicio de los clientes, pero será la propia empresa la que comercialice los productos. «Queremos tener los datos reales de mantenimiento y analizar las ventas, por eso va a estar a prueba con nuestro pélet», expone Mora.
En un futuro, Biomasolineras SL venderá los surtidores a empresas que quieran instalarlos. «Los potenciales clientes son gasolineras, grandes superficies o almacenes, pero de momento queremos validarlo y tener los datos concretos de funcionamiento», detalla Lorena Rodríguez, la propietaria del otro 50% de Gestiona Global, que asegura que todavía no tienen decidido el precio de venta de los surtidores, «pero con un buen nivel de ventas se podrá amortizar en dos años», apunta.
Interior
El uso de contenedores reciclados para los surtidores es más un inconveniente que una ventaja a la hora del diseño. Pese a ello, la empresa entiende que su uso refuerza la idea de la reutilización, muy relacionada con las energías renovables. Sin embargo, también existen ventajas y su tamaño de 20 pies es un estándar mundial, lo que le hace idóneo para el transporte, ya sea en camión o en barco.
«Lo que aporta valor técnico al producto son los sistemas que hay en el interior. Nuestra idea de fabricación es que el montaje sea sencillo y la intención es que se pueda descargar, poner de pie y enchufar a la red eléctrica para que empiece a funcionar», señala Osuna. En este sentido, el diseño y la fabricación se realizan en la empresa, aunque en un futuro externalizarán la segunda para poder producir unidades de manera más rápida.
Los surtidores están dotados de una tolva de almacenaje, una válvula que da paso a la zona de pesada y un sistema mecánico que deriva el material a la zona de granel o la de llenado de sacos. Además, dentro están los sensores que controlan la humedad, la temperatura y la cantidad de producto restante. «El contenedor está dotado con un autómata y se monitoriza todo lo que sea útil para el mantenimiento, funcionamiento y gestión del mismo», remarca el ingeniero.
La automatización de la biomasolinera la está realizando Iadex, una spin-off de la Universidad de Extremadura. «Por motivos de seguridad, los usuarios solo podrán pagar con tarjeta», comenta Osuna, apostillando que el panel de mandos cuenta con un teclado antivandálico similar al de los cajeros automáticos.
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