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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
El clamor por el tren digno se queda en tibio paseo

El clamor por el tren digno se queda en tibio paseo

Más de dos mil personas recorren el centro de Badajoz para reclamar una conexión ferroviaria más moderna

Antonio Gilgado

Sábado, 22 de octubre 2016, 13:28

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Será porque tiene muchos Primero de Mayo a las espaldas o porque la pasión sindicalista se le dispara en cuanto agarra una pancarta, pero lo cierto es que si no fuera por Julián Carretero, el líder de Comisiones Obreras en Extremadura, la manifestación de ayer en Badajoz podría haber pasado por un desfile de banderas y poco más. Carretero marcó el paso desde que a las 12.19 del mediodía soltó el «nos vamos» frente a El Corte Inglés. Le dijo su compañero del megáfono que arengara con «Esto no puede ser, Extremadura sin tren» y decía cuándo parar y cuándo reanudar el paso. Ni necesitó megáfono para venirse arriba y tirar de garganta. Pero se quedaba solo. Sus compañeros de primera línea fueron más comedidos. Sosos.

Llamó la atención la ausencia del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Desde la Junta explicaron que no tenía previsto acudir porque ayer participó junto con la consejera de Educación en unas jornadas de formación para las ampas en Miajadas. La delegación de la Junta se limitó a la consejera de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, Begoña García; el consejero de Economía e Infraestructuras, José Luis Navarro; y la portavoz, Isabel Gil Rosiña. Los tres, en un discreto segundo plano.

En la manifestación se vio, sobre todo, a muchas caras conocidas de las dos sindicatos convocantes y a concejales y alcaldes socialistas. Si alguien esperaba una concentración masiva, de las que rebosan el paseo de San Francisco de Badajoz o colapsan la avenida de Europa, erró en la previsión. Quedó lejos de considerarse mutitudinario. Fue un paseo tibio, apático. De poco ruido. Ni soflamas, ni palmas, ni tambores. El atrezo se limitó a las dos mil banderas tricolor de plástico, la pancarta de cabeza y un megáfono.

Apenas dos mil personas pasaron por la fuente de la plaza de la Constitución. Puede que llegaran algunos más a San Francisco, pero el clamor por tener el peor tren de España que tanto se ha alimentado en las últimas semanas no se trasladó a la calle.

Quizá por eso, la periodista Lola Trigoso, que tomó la palabra en el templete, dijo que un acto como el de ayer no es cosa de tres mil o cuatro mil, sino de cuarenta o cincuenta mil. «¿Qué extremeño no quiere un tren digno para la región?», se preguntó.

Trigoso vive ahora en Granada. Ayer dio voz a los muchos extremeños que trabajan fuera de la región y planean cada vuelta a casa como una odisea. El trayecto desde la capital nazarí con Badajoz en tren se hace en trece horas. Descartable para cualquier persona sensata.

De sus aventuras en el tren desde Madrid también habló el actor Alberto Amarilla, el otro jefe de ceremonias junto a Trigoso. «Una vez nos pararon en mitad de la nada. Esperamos hasta que llegara otro tren. Cruzamos por las vías y nos montamos en uno que ya iba lleno. Mi novia está todavía esperando que le respondan a la reclamación que puso».

Veinte minutos después de partir desde El Corte Inglés, las dos mil banderas extremeñas ya estaban en San Francisco. Y entre los portadores, muchas ganas de dar sepultura de una vez a un ferrocarril de otro siglo y un discurso político casi calcado en todas los representantes públicos. Términos como aislamiento, reivindicación histórica o igualdad de oportunidades se escucharon ayer en boca de gente de Podemos, Ciudadanos o PSOE. Tampoco faltaron las críticas al PP por no ponerse en la foto.

Julian Carretero incluso se atrevió a poner fechas al cambio. En su opinión, la conexión de la región con un tren rápido con Lisboa y Madrid debe ser una realidad a lo largo de la próxima legislatura.

Patrocinio Sánchez recordó que Extremadura y Murcia son las dos únicas regiones que no tienen un solo kilómetro de vías electrificadas.

Para Javier Peinado, de la patronal extremeña, la carrera que ayer empezó va a ser larga. Por eso pidió aglutinar a toda la sociedad civil en este empeño.

Entre los que no ocupaban los primeros puestos y también participaron en este particular paseo, las conversaciones iban en torno a la aportación del tren en su vida diaria. El que más y el que menos se imaginaba ayer lo que ganaría con una locomotora Siemens capaz de superar los 200 kilómetros llegando a su ciudad.

Julio Naranjo tuvo una empresa en Mérida. Ahora está en el paro, pero cree que parte de las oportunidades de empleo pueden venir en esa misma locomotora. Echa cuentas, y un tren de tecnología alemana con línea electrificada le pondría en poco más de dos horas en el centro de Valencia desde Mérida y casi en el mismo tiempo en Lisboa. «Se nos escapa mucha gente por no tener un tren eficaz. Mérida vive del turismo».

A Joaquín López, con sus hijos en Madrid, el AVE o el rápido que ayer tanto se anhelaba le permitiría visitar más a menudo a su familia en la capital. La conexión entre Badajoz y Madrid sigue siendo lenta y cara.

En ese particular ejercicio ferroviario andaban ayer también Angustias Marcial y su marido. Ambos regentan un bar en Mérida y hace poco llegaron a un acuerdo con un touroperador para dar de comer a sus clientes. Apenas son dos excursiones de treinta personas al mes que vienen desde Sevilla o Lisboa. Angustias se preguntaba cómo repercutiría en su negocio si Mérida estuviera conectada con AVE con estas dos ciudades.

Miguel Ángel Rubio es transportista en Badajoz. Resignado por los retrasos de la Plataforma Logística, habla de que las mercancías, lejos de ser una competencia para los camiones, se convierten también en una oportunidad porque hay más volumen de trabajo. «Los mercancías mueven contenedores que luego hay que distribuir». Quitan distancias largas, pero ganas en trayectos cortos.

Los organizadores dejaron claro que la manifestación de Badajoz es el primer paso de una larga campaña de reivindicación.

«Hoy es el principio, seguiremos en la brecha, seguiremos en la lucha, hasta que tengamos un tren digno, porque es de justicia, porque tenemos razón y porque vamos a unir un millón de voces», terminó el comunicado entre aplausos. Paró la lluvia, se cerraron los paraguas y se guardaron las banderas.

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