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Un grupo de investigadores extremeños destaca la riqueza de la botánica canaria

Canarias sigue ofreciendo a los botánicos un fértil laboratorio para estudiar la evolución de las plantas, pero sus especies únicas acaparan tanta atención, que otras más comunes pasan desapercibidas, aunque se hayan empeñado en colonizar las islas

EFE

Domingo, 28 de agosto 2016, 10:53

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Canarias sigue ofreciendo a los botánicos un fértil laboratorio para estudiar la evolución de las plantas, pero sus especies únicas acaparan tanta atención, que otras más comunes pasan desapercibidas, aunque se hayan empeñado en colonizar las islas.

Es el caso de la Scrophularia arguta, también conocida en «ortiguilla mansa», una planta vascular de solo un año de vida cuyas últimas poblaciones en Europa se encuentran en algunos puntos concretos de Extremadura, Murcia y Andalucía y, sobre todo, en Canarias.

Un equipo de investigadores del Área de Botánica de la Universidad de Extremadura publica en la revista 'Ecology and evolution' un artículo que pone a prueba la tesis de que las islas oceánicas someten a las especies a tanta presión para adaptarse o desaparecer, que aquellas que no presentan a día de hoy diferencias significativas con sus parientes del continente más cercano es que han llegado a su nuevo hábitat hace relativamente poco.

La mayor parte de los estudios sobre la flora en los archipiélagos oceánicos (es decir, aquellos que nunca han estado unidos a un continente, sino que emergieron del mar, por lo que la vida ha llegado a ellos necesariamente de fuera) se ha hecho en las islas Hawai, Galápagos y Canarias y, casi siempre, con el foco puesto en sus especies consideradas únicas (en el caso de Canarias, el 45 % del total), subrayan los autores de este trabajo. Quizás por su propia riqueza en endemismos, apuntan, no se ha prestado la suficiente atención a la riqueza genética que también atesoran las islas en forma de otras plantas más comunes, que han sido despachadas como recién llegados al vecindario.

Su estudio se fija en la ortiguilla mansa, una planta extendida desde Arabia hasta la costa atlántica de Marruecos que se ha adaptado a sobrevivir sin apenas agua y cuyos tallos se curvan para enterrar sus frutos en el suelo o en grietas entre las rocas, para asegurar a las semillas un ambiente propicio para germinar.

El análisis del ADN de las poblaciones de esa planta que hoy se encuentran en Canarias no solo revela que se trata de tres linajes genéticamente diferentes (uno en Lanzarote y Fuerteventura, otro en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el tercero en Gran Canaria), sino que además demuestra que la Scrophularia arguta no es una recién llegada a las islas.

El Área de Botánica de la Universidad de Extremadura prueba en este estudio, con indicadores genéticos, que la ortiguilla mansa colonizó Canarias por dos veces en tiempos del Plioceno y que volvió a introducirse más recientemente con un tercer linaje distinto genéticamente de las otras dos poblaciones.

Los investigadores extremeños presentan el primer supuesto que se conoce en la Botánica de tres eventos diferentes de colonización de un mismo territorio por una misma especie. Los autores remarcan que estudios como este «subrayan la importancia de las especies no endémicas en la riqueza genética y la conservación de la flora de las islas».

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