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María Félix Tena, en su despacho de la Audiencia Provincial. :: lorenzo cordero
Una magistrada de vocación

Una magistrada de vocación

María Félix Tena Aragón Presidenta de la Audiencia Provincial de Cáceres

MANUELA MARTÍN

Lunes, 22 de agosto 2016, 07:21

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María Félix Tena es consciente de lo que ha cambiado la situación desde que ella se convirtió a los 24 años en juez. «Como el secretario judicial era un señor mayor, la gente pensaba que él era el juez y yo su ayudante y les tenía que aclarar que era yo la juez, que se tenían que dirigir a mí». Presidenta de la Audiencia de Cáceres desde hace un par de años (la única mujer en Extremadura que ocupa un cargo de ese nivel), afirma que hace tiempo que no ve esas reticencias hacia las mujeres en la judicatura. Reconoce que no siempre fue así en el cuarto de siglo que lleva ejerciendo como juez.

Hubo una época en que sí había que tirar de galones con algunos abogados y compañeros que no veían con buenos ojos a mujeres en cargos antes reservados para hombres. «Afortunadamente eso ya pasó», afirma la magistrada. «Ya hace tiempo que no detecto ningún problema en esta materia».

María Félix Tena confiesa que se hizo juez por vocación. Ya en el instituto pensó en estudiar Derecho, y cuando estaba en la facultad no dudó de que su camino estaba en la judicatura, no en la abogacía o en otras instituciones. Y cree que no se ha equivocado. «Me considero muy afortunada». Sigue disfrutando de su trabajo, zambulléndose en el análisis de cada caso que llega a sus manos como si fuera el más importante de su vida.

Es consciente de que el enorme poder que tiene un juez de mandar a la cárcel a una persona solo puede ejercerse estudiando a fondo cada caso para llegar a la decisión correcto. «No nos podemos permitir fallos porque no hemos estudiado un asunto. Para la persona afectada siempre es importante y un juez debe asumir esa responsabilidad y darle la trascendencia que tiene».

Con fama de estudiosa y profesional, asegura que los casos más duros son los de maltrato y abuso sexual de menores, especialmente si el maltratador es un familiar. «Son casos que me siguen afectando personalmente, ahí no es posible ponerse una coraza para no sentir la dureza de algunas situaciones», afirma la magistrada.

También la violencia contra las mujeres es un asunto que le preocupa, aunque cree que la sociedad está hoy más concienciada que hace años. «Yo colaboro con el Instituto de la Mujer en todo lo que puedo».

A pesar de la gravedad del problema, que parece no remitir, con nuevas víctimas cada semana, la juez Tena no se deja llevar por el desánimo. «Creo que debemos pensar en que el trabajo que se hace ha podido evitar casos de agresión. Compensa si hemos impedido más agresiones».

Justicia y corrupción

Otro asunto en el que cree que el papel de la justicia es clave es en la lucha contra la corrupción. «Si alguien está respondiendo al fenómeno de la corrupción es la justicia. Y lo hacemos con los recursos que tenemos, que a veces son escasos. Es cierto que para luchar contra la corrupción se necesitan muchos medios, no solo judiciales, sino de técnicos de Hacienda, Policía, pero no se puede decir que a un asunto se le dé carpetazo sin analizarlo o que no se haga todo lo posible por llevar ante la justicia a los responsables».

Tena no cree que a la justicia española se le pueda acusar de partidista o poco profesional. Nuestro sistema de garantías evita además que la opinión de un juez prevalezca. «Tenemos uno de los sistemas judiciales más garantistas de Europa -explica magistrada-. Todas las decisiones de un juez pueden ser revisadas por un tribunal, es imposible que todos los jueces que ven un asunto sean partidistas. La justicia sí funciona como poder independiente», defiende con ardor Tena.

Asentada en Cáceres desde hace 25 años, asegura que su vía de escape es su pueblo, Monterrubio de la Serena, donde sigue viviendo su madre y a donde ella acude en vacaciones. «Disfrutar del pueblo en verano, en Navidad, es lo que me sirve para desconectar».

Se define como «muy extremeña» y defiende que desde Extremadura se pueda lograr una carrera profesional satisfactoria. «Cáceres no se me ha quedado pequeña», afirma de manera rotunda. Nunca ha optado a ningún cargo en Madrid, pero sí participa en comisiones de estudio, como la Comisión general de codificación, que le obliga a viajar cada quince días a Madrid.

Ha dado cursos y conferencias en Latinoamérica y ha colaborado en la elaboración del código penal de Bulgaria.

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