El primer museo del lobo de la región empieza a recibir visitantes

«Es un intento de proporcionarle al municipio fuentes de ingresos distintas a la agricultura o la ganadería, es una forma de intentar fomentar el turismo», reflexiona Juan González, alcalde socialista de La Garganta. «Hay que llevar adelante este tipo de iniciativas para luchar contra la despoblación, que es uno de los grandes problemas del mundo rural», añade el regidor, que hace más de dos años comenzó con las gestiones que han culminado con la apertura de esta instalación.

Su nombre oficial es Centro de visitantes El Lobo, abre de 10 a 14 y de 16 a 19 horas de lunes a sábado, más el domingo en horario de mañana, y está ubicado en la antigua casa del cura, que pertenecía al Obispado de Plasencia, con quien el ayuntamiento de La Garganta acordó una permuta por la biblioteca municipal. Acondicionar la antigua vivienda del sacerdote de la localidad para que acogiera el museo del lobo obligó a hacer una reforma integral del edificio. Y a realizarla, además, siguiendo unas directrices muy determinadas, ya que el sitio está incluido en el catálogo de bienes de Patrimonio Nacional.

El interior está dedicado por completo al canis lupus, una especie mítica en la Península Ibérica. Se ha encargado de dotarlo de contenidos Carlos Sanz, reconocido como uno de los mayores expertos españoles en todo lo que tiene que ver con este animal. En total, se han invertido 250.000 euros, aportados por la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura. El titular de este departamento, Francisco Martín, destacó durante la inauguración que «este nuevo centro posicionará a la comunidad autónoma en el turismo de naturaleza de cara al año 2017, que será el Año Internacional del Turismo Sostenible».

La inauguración de este centro supone un paso más en la apuesta que el municipio de La Garganta ha hecho por esta especie animal. Hace dos años, el Consistorio impulsó la recuperación del viejo corral de lobos, también conocido como lobera. Es un recinto de planta redonda, perimetrado con un muro de piedras con una pendiente negativa (hacia adentro), para dificultar la salida del lobo que saltaba esa tapia atraído por el olor del animal -habitualmente una oveja- que se colocaba dentro a modo de cebo.

A unos 150 metros de allí está también el pozo de nieve, otra construcción histórica recuperada recientemente. Es un hoyo en el terreno, en forma cilíndrica y con una profundidad de unos diez metros. Se usó durante años para almacenar nieve, que luego era repartida a otros municipios de Extremadura, entre ellos Mérida o Plasencia. Hay que tener en cuenta que La Garganta está ubicado a 1.124 metros, lo que le convierte en el segundo pueblo más alto de la comunidad autónoma, solo superado por Piornal.