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Omar (centro) camina por el barrio de Boa Fé de Elvas escoltado por el imán de Badajoz (izquierda) y el imán egipcio del Ramadán (derecha). :: josé vicente arnelas
Refugiados sirios a las puertas de Extremadura

Refugiados sirios a las puertas de Extremadura

Omar y su familia son los primeros refugiados sirios acogidos en la localidad portuguesa de Elvas, donde tratan de pasar página y construir una nueva vida

MIGUEL VERÍSSIMO

Domingo, 3 de julio 2016, 00:39

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Omar está nervioso. Nervioso y cansado. Alrededor de sus profundos ojos negros todavía quedan rastros visibles de lo que fueron unas marcadas ojeras. Por lo que parece, la presencia de la prensa le incomoda. Pese a que no habla castellano, inglés ni portugués, sus gestos desprenden una negativa a volver la vista atrás.

Llegó a la localidad portuguesa de Elvas hace apenas un mes. Antes pasó tres meses en Grecia entre una casa, un hotel y un campo con otros 30.000 refugiados. Antes aún, vivió toda una vida en Siria y forjó una familia junto a Rehab, su mujer, y sus dos hijos, Abdelhamid y Remas, de cuatro y seis años. La guerra les obligó a abandonar su casa, cruzar el Mediterráneo y buscar un lugar en el que poder vivir lejos de las balas.

La historia de Omar se construye con respuestas cortas. Tras varias negativas deja caer un 'sí'. Accede a ser entrevistado gracias a la mediación de Adel Najjar, el imán de la mezquita de Badajoz. Éste acaba de llegar de Palestina, adonde fue para visitar a su familia durante ocho semanas y solo pudo salir diez meses después. Se ofreció como traductor en este viaje menos de una semana después de volver a pisar tierra española. Najjar lo entiende como una misión, una forma de confortar a Omar y su familia y ofrecerles apoyo.

El imán pacense acude acompañado por otro clérigo que ha llegado desde Egipto para contribuir en los rezos del Ramadán. Entre ambos ofrecen a Omar una bolsa azul. «Dátiles», dice Najjar. Omar sonríe y hace un gesto con la cabeza, invitando a pasar a su casa.

Tres habitaciones, cocina, cuarto de baño, una pequeña terraza y un salón. El inmueble, situado en el humilde barrio de Boa Fé, es propiedad de la Câmara Municipal de Elvas. El Ayuntamiento, junto al Banco de Alimentos de Portalegre o la Junta de Freguesía de Santa Eulália, es una de las entidades colaboradoras con el Movimiento Teresiano de Apostolado, la entidad que sufraga los gastos de la familia y que ha propiciado su acogida en Elvas.

Omar, de 36 años, su mujer y sus dos hijos ocupan la vivienda desde hace un mes, cuando llegaron a la ciudad. Sentados junto a la ventana del salón y al pie de un viejo ventilador, la conversación entre él y los dos imanes comienza a fluir.

Lo primero que traduce Najjar es el porqué del rechazo inicial a la prensa. «Son de los pocos refugiados que están aquí. Parece que todos los medios y las asociaciones están buscando casos y solamente encuentran a esta familia. Se sienten cansados», narra. El encuentro se produce el pasado 20 de junio, Día Mundial del Refugiado. Omar y su mujer, que escucha la conversación desde el lado opuesto del salón, acaban de llegar de Portalegre, donde ha tenido lugar un acto con la otra familia de refugiados que vive en el Alentejo portugués. Se trata de un matrimonio sin hijos de origen sirio acogido en el municipio de Nisa.

Acogida

«Se sienten bien. Después de todo lo que han pasado, pueden decir que se sienten bien -traduce Najjar-. Después de salir de Siria se siente bien por el hecho de estar en una casa con su mujer y con sus hijos». Omar comienza a dar muestras de una cierta comodidad. Sus respuestas son más largas y la charla con los dos imanes parece más distendida.

Durante su corta estancia en Elvas todavía no ha tenido tiempo de conocer el vecindario. El idioma es, evidentemente, la mayor traba. Para superarla, toda la familia está recibiendo clases impartidas por voluntarios. En total, media docena se han volcado para facilitarles asistencia médica, alimentación e incluso transporte, ya que Omar tiene que completar una serie de gestiones antes de tener un carné de conducir válido en Portugal.

En Siria se ganaba la vida como decorador. Especifica que trabajaba con distintos materiales y superficies, desde el parqué al hierro. «Le hace falta volver a trabajar, pero aún no le han ofrecido nada», traduce Najjar. Sin embargo, Omar niega sentirse preocupado por el paro o por la situación de crisis que arrastra el país en el que vive desde hace menos de un mes.

Viajar a Portugal no fue su elección. «Después de pasar tres meses en el campo de refugiados de Grecia les destinaron aquí. Es un destino que les ha tocado, no ha sido por voluntad propia», explica el imán de Badajoz. Najjar afirma que cuando Omar conoció el destino de su familia leyó sobre el carácter del pueblo portugués y se sintió feliz porque descubrió un lado humano y social que recibe con los brazos abiertos a los refugiados.

Alemania es el destino preferido por la mayoría, especialmente por las posibilidades de empleo, pero Omar se queda con Portugal. «De haber ido a Alemania no hubiéramos encontrado el lado humano de los portugueses», sentencia.

Cuando se le pregunta si comienza a pensar en Elvas como un hogar, Omar sonríe. Lanza su respuesta y da un palmada sorda. «Es una pregunta muy difícil y tiene una respuesta muy buena -comenta Najjar-. Dice que su respuesta es 'vive el momento'».

Finalizada la entrevista, Omar se levanta y continúa charlando con los dos imanes. Él y Najjar se intercambian los números de teléfono y se despiden a las puertas de su casa. La imagen contrasta con la de hace poco menos de una hora. Omar ha cambiado los nervios y el gesto de cansancio por una tímida sonrisa.

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