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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Una vecina limpia la plaza de Guadiana antes del Corpus. :: E.R.
«¿No pregunta por la placa?»

«¿No pregunta por la placa?»

En Guadiana del Caudillo hay vida más allá de la polémica de Franco

J. R. Alonso de la Torre

Martes, 31 de mayo 2016, 08:18

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El viernes pasado aproveché que era fiesta en Cáceres y me fui a pasar la tarde a Guadiana del Caudillo. Me cité con su alcalde a las seis en el ayuntamiento y el regidor, alto, fuerte, campechano y atento, llegó justo cuando en la espadaña de la iglesia sonaban seis campanadas. Antonio Pozo Pitel, alcalde de Guadiana del Caudillo desde 2007 por el Partido Popular, ha cumplido 43 años, está casado y tiene tres hijos. Como lo del Caudillo y su placa, destrozada y blindada, está muy trillado ya, decidí no preguntarle por el tema. El caso es que el alcalde salió de su Mercedes, nos saludamos con corrección y subimos a El Puro.

Para entender Guadiana del Caudillo, hay que subir a El Puro, el punto más elevado del pueblo, donde se levanta un gigantesco depósito de agua comparable a un habano. Desde allí, se distribuye el riego y allí se siente, con un golpe de vista, el poderío de este pueblo de 2.523 habitantes, que no ha parado de crecer desde que en 1951 se establecieron en él 276 familias de colonos llegadas desde las provincias de Badajoz, Cáceres, Granada y Ciudad Real.

Así que estamos en El Puro y distinguimos a un lado las plantaciones de cereal, al otro, las de tomate, más allá, las de maíz, alfalfa, arroz y frutales y, al lado, las hileras de olivos de la variedad arbequina, 800 hectáreas que tientan a fondos de inversión de China y Dubái a levantar almazaras en este pueblo de colonización.

El viernes, medio Guadiana se afanaba en preparar las alfombras del Corpus. Las calles del centro, donde dibujaban escenas con sal teñida de colores, estaban cortadas para los coches, aunque eso no es problema en este pueblo tan llano donde los vecinos circulan en bici. La decoración colectiva de las calles es una tarea que los vecinos asumen con naturalidad, al fin y al cabo, Guadiana es un pueblo muy participativo. «Funcionan 15 asociaciones y el 90 % de los vecinos está en alguna. La asociación Los Mismos ganó el concurso de comparsas del Carnaval de Badajoz en 2015», presume el alcalde.

En Guadiana del Caudillo, abren nueve bares, tres bancos y una agencia bancaria, una farmacia, un consultorio médico, centro de día, factoría joven y una magnífica zona de ocio en la ermita de San Isidro. Hay escuela de teatro y de fútbol base, mucha actividad deportiva y hasta una pareja, Fátima y Salva, campeones mundiales de baile de merengue.

Los estudiantes acuden a los institutos de Valdelacalzada, a 4 kilómetros, o Montijo, a 9. «Antes, los estudiantes abandonaban pronto el instituto para irse a trabajar al pladur y empezar a ganar enseguida 2.000 euros al mes. El pladur hizo daño a los estudiantes de este pueblo», analiza Antonio Pozo.

¿El pladur...? Quizás ahí, en el pladur, esté una de las claves del empuje demográfico y económico de este pueblo. «Una empresa de la localidad, Montajes Guadiana, introdujo la instalación del pladur en España. El éxito fue tan grande que, en poco tiempo, había 40 empresas de pladur en el pueblo, que empleaban al 70% de la población activa de Guadiana del Caudillo. Empresas de aquí hicieron los pabellones de las exposiciones de Sevilla y Zaragoza o la terminal T4 de Barajas. Ahora quedan dos o tres empresas, pero una de ellas, Montajes Cuéllar Blanco, instala todas las tiendas de Inditex», explica el alcalde.

Con la crisis, los jóvenes han vuelto al instituto y los mayores han vuelto al campo, donde dos centrales hortofrutícolas, Torrebaja y Torrealta, lideran en Guadiana el mercado distribuidor. Le preguntamos a Antonio Pozo por el paro en Guadiana del Caudillo y reconoce que el invierno es duro, pero que a partir de mayo, quien no trabaja es porque no quiere. Creíamos tener ya una idea general de la realidad del pueblo y nos despedíamos, cuando el alcalde nos sorprendió extrañado: «¿No me pregunta por la placa?» Naturalmente, le preguntamos por lo del Caudillo y lo que nos respondió fue sorprendente, pero lo dejamos para otro día.

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