¡Que venga la tuna!

La feria de Plasencia tiene un par de buenas corridas de toros, pero lo que la distingue del resto y la hace especial e ineludible para quienes quieren divertirse son sus cañas al mediodía, eso que ahora llaman feria de día. En cuanto a Badajoz, su emblema, su señal, su diferencia son los toros: una buena semana taurina complementando las casetas, los cacharritos y la feria de día.

Estas características se mantienen así desde hace años, pero en el caso de Cáceres, las cosas están cambiando. Parece, en fin, como si mi ciudad, tan masoquista ella, quisiera estropear uno de sus momentos álgidos y populares, absolutamente populares, del año: sus ferias de San Fernando. En esta edición, no habrá toros, lo cual quizás no reste público a la feria, pero sí le quita imagen y referencia.

En el tema de los toros, creo que hay que repartir las culpas a partes iguales: por un lado, la oposición no facilitando el acuerdo y no explicando bien la base de sus argumentos; por otro, el equipo de gobierno, que tampoco ha sido capaz de negociar o de dar marcha atrás para permitir las corridas, en un extraño empecinamiento en subvencionar en lugar de cambiar de criterio y favorecer que alguna empresa organizara las corridas sin subvención. Creo que lo de los toros se arreglará cuando los partidos aprendan que, a partir de ahora, todo deberá ser negociado y las imposiciones se han acabado. La nueva política no es otra cosa que negociar, negociar y negociar.

Cuestión aparte es lo ideológico: PP y C's a favor de los toros, PSOE a favor, pero reticentes los jóvenes concejales cacereños, y Podemos ambiguo (por eso no quiere pactar con ellos el Partido Animaslista). Más grave que el tema taurino me parece el de las casetas de la feria. Hace seis años, el ferial era una fiesta impresionante que atraía a miles de personas de la región por un detalle fundamental: había 34 casetas, la diversión era espectacular, única en Extremadura, y al calor de las casetas, llegaban los mejores cacharritos.

Para medir la categoría de unas ferias y fiestas, hay tres variables a tener en cuenta: los toros, las casetas y los cacharritos. Con 34 casetas, dos corridas de toros y noria superlativa, montaña rusa y otras atracciones espectaculares, la feria de Cáceres era grande. Este año se han caído los toros y las casetas ya no son 34, sino 19. Desde 2009 hay un 40% menos de casetas por la crisis, sí, pero también porque se ha promocionado la llamada Feria de Día en los bares del centro, que es muy cómoda y está muy bien, pero es más de los mismo. Lo que diferenciaba la última semana de mayo de las del resto del año es que te ibas a comer y bailar a las casetas. Si te quedas en el centro, las casetas dejan de instalarse porque no tienen público suficiente. Y si falta la multitud, los cacharritos optan y prefieren otras ferias más rentables.

Los dueños de las norias altas y las atracciones espectaculares, que dan tronío al ferial, acaban el 16 de mayo la feria de San Isidro en Talavera y tienen que optar entre las ferias de Cáceres (24-29 de mayo), Córdoba (21-28 de mayo), Lora del Río (26-29) o Sanlúcar de Barrameda (25-29). La competencia es fuerte. Cacharritos, casetas y toros se complementan y necesitan. Si no hay toros y las casetas bajan a la mitad, Cáceres dejará de tener tirón para los feriantes y la mejor feria de Extremadura acabará convirtiéndose en una ronda de cañas por los bares del centro animada por una charanga y, ya puestos, por la tuna.