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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
Luis Manuel Rondão trabaja en su taller en la maqueta del acueducto de Elvas.
El paciente portugués

El paciente portugués

El elvense plasma a pequeña escala monumentos de Elvas, Badajoz y de todo el mundo, alguno con casi 100.000 fósforos | Luis Manuel Rondão Anjos Mecánico de profesión y maquetista de afición

Rubén Bonilla

Domingo, 1 de mayo 2016, 08:20

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Existen aficiones de todo tipo: lectura, escribir, coleccionar, hacer deporte... Y las hay que demandan mucha paciencia y perseverancia. La de Luis Manuel Rondão Anjos es de éstas últimas. Este mecánico portugués de Elvas, de 64 años, dedica todo su tiempo libre a construir en su casa maquetas de barcos, coches y los monumentos de su ciudad, los que ve que le gustan y los más famosos del mundo.

  • Tiempo empleado

  • 1 año

  • Número de cerillas

  • 98.760

  • Tiempo empleado

  • 4 meses

  • Número de cerillas

  • 4 mil

  • Tiempo empleado

  • 3 meses

  • Número de palillos

  • 3.500

  • Tiempo empleado

  • 5 meses

  • Número de cerillas

  • 3.000

Todo empezó de casualidad. La afición de este elvense de 64 años de edad comenzó cuando estaba prestando el servicio militar en Lisboa y observó a unos nuevos reclutas con grandes cantidades de fósforos. «Yo estuve en el ejército y vi a los muchachos hacer barcos cuando yo era 'furriel' (cabo) y les pregunté ¿Eso cómo se hace?» cuenta en la habitación-taller que tiene en su vivienda, encima del negocio que regenta.

En Lisboa hizo su primer barco con 22 años, un gran galeón que aún conserva. Tras el servicio militar, Luis se olvidó de las maquetas hasta hace 14 años. «Una amiga me dijo, ¿hiciste un barco y nunca más nada? Y me vino otra vez la pasión por las maquetas. Hice un barco, dos, tres... Los regalé a mi hijo, a mi hija y al pediatra de mi nieta, el doctor Galán en Badajoz. Y me volvieron a preguntar: ¿tú no haces otra cosa que no sea barcos? Y me vino la idea... ¡Voy a por un monumento!», confiesa Rondão.

En esos momentos estaba en construcción el Coliseum Rondão Almeida en Elvas y Luis se puso un reto. A partir de la maqueta del proyecto, el elvense se propuso terminarlo antes y 6 meses y 18.000 cerillas después, lo consiguió. A partir de ahí: la Iglesia y Santuario del Señor Jesús de la Piedad (que se puede ver en el templo), la Torre de Belén, la Torre de Pisa, el Taj Mahal, la catedral de Elvas, coches y, ahora, el acueducto elvense.

Puerta Palma

Tras el Coliseum, el mecánico se fijo en un monumento pacense. «En una visita a Badajoz, tras hacer el coliseum, me gustó mucho Puerta de Palmas. Me dio mucho trabajo, las cerillas son rectas y las torres redondas. Estuve entre 7 y 8 meses para terminarla», recuerda Anjos.

Benjamin Franklin, considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, dijo que «quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea» y el mejor ejemplo de esta frase es la maqueta de casi 98.760 cerillas y un año de trabajo que se puede ver en el restaurado Fuerte de Gracia en Elvas, una auténtica obra maestra en arquitectura militar. «Tardé mucho, pero el resultado mereció la pena», resalta con satisfacción.

El método de trabajo de Luis es sorprendente viendo los trabajos finalizados. No toma ninguna medida. «Los que tengo cerca voy a verlos y le saco fotos. Mi mujer siempre pregunta ¿no tomas medidas? Yo tiro la foto y trabajo a ojo». El elvense recuerda con una sonrisa en la cara el día que se abrieron las puertas del Fuerte de Gracia tras la restauración del monumento. Anjos cedió una maqueta del edificio y estuvo departiendo con el expresidente de Portugal Aníbal Cavaco Silva. «Me felicitó porque decía que estaba hecha a una escala perfecta. Yo me reí y no le dije que estaba todo a ojo», recuerda.

La maqueta no es solo colocar los fósforos. Luis primero hace con cartón la obra donde van a ir colocadas las cerillas, con algunas de ellas llega a tardar hasta tres meses. Y las cerillas siguen un proceso para poder ser usadas. El elvense asegura que muchas mujeres le regalan las que utilizan en casa, pero no le valen. Todos los fósforos son encendidos y apagados rápidamente, luego los limpia, lija, barniza y los encola para formar la maqueta.

La obra de la que más orgulloso se siente es la Iglesia y Santuario del Señor Jesús de la Piedad que está a la entrada de este templo de Elvas. «Me gusta mucho verla en la iglesia donde voy cada semanas a misa, está hecha con cariño y fe», confiesa.

Nunca ha vendido una de sus obras, aunque sí que ha recibido ofertas por alguna. En septiembre el alcalde elvense le invitó a exponer en la feria de San Mateos y las obras más apreciadas fueron la Torre Eiffel y Puerta de Palmas por los pacenses. «Me ofrecían poco para el trabajo que tienen, pero si viene una oferta buena, yo no soy rico... ¡pues vendo!».

Ahora está trabajando en uno de sus mayores retos. El acueducto de Elvas. «Llevo ya tres meses para hacer la base de cartón, pero los arcos me están costando mucho», relata sonriente. Al cuestionarle si no pierde la paciencia nunca con sus proyectos descubre que cuando desespera con alguna maqueta hace alguna menor entre medio para ver que avanza. «Los coches o el tranvía las he hecho descansando de algunos monumentos que se me atragantaban».

Confiesa que de Badajoz le gusta también mucho la Alcazaba. «Cuando me jubile y tenga todo el tiempo libre, pero todavía no tengo tanto tiempo. Tal vez tras el acueducto, la Alcazaba le de compañía a Puerta de Palmas».

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