Secciones
Servicios
Destacamos
Evaristo Fernandez
Sábado, 30 de abril 2016, 00:29
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
En la pequeña población de Táliga se habla español desde hace más de 200 años. Durante varios siglos, su idioma fue el portugués, pero estos días ha sonado con fuerza la lengua que se habla en Dubái, un emirato del que se ha empezado a hablar en Extremadura a raíz de la visita de Mohamed ben Rachid Al Maktoum, el emir que dirige desde 2006 este lejano país inundado por los petrodólares.
Gobernado por los ascendientes de Al Maktoum desde comienzos del siglo XIX, Dubái ha vivido en las últimas décadas una espectacular revolución industrial y urbanística que ha situado este emirato entre los más pujantes del Golfo Pérsico. Tanto es así, que el jeque Mohamed así lo llaman quienes quieren acortar su nombre ocupa el puesto número cinco entre los monarcas más ricos del mundo, sólo por detrás de los reyes de Tailandia, Abu Dhabi, Arabia Saudí y Brunei.
Su fortuna personal en 2012 fue valorada en 18.000 millones de dólares (más de 15.700 millones de euros), una cifra mareante que permite entender por qué el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, no tuvo inconveniente en hacer una espera de casi dos horas y media para darle la bienvenida justo en el momento en el que ponía pie en tierra.
Y no fue el único: junto al máximo mandatario extremeño también lo recibieron la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, el expresidente extremeño José Antonio Monago, y el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso. Llegó en un Boing 747 de la Dubai Royal Air Wing, la aerolínea del Gobierno de Dubái que utiliza el jeque en sus viajes por el mundo.
«Esto no nos puede venir mal», sintetizó Fernández Vara cuando un redactor de HOY le preguntó por la importancia que tendrá para Extremadura la visita del emir. Fue una frase escueta, pero cargada de sentido, puesto que el jeque Mohamed tiene la intención de construirse una residencia de descanso en la que disfrutar de la dehesa extremeña y de una de sus grandes pasiones: los caballos.
Mohamed ben Rachid (Dubái, 1949) es el primer ministro y vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), una federación de la que forman parte Dubái y otros seis emiratos. Miembro de la realeza dubaití, llegó al poder en el año 2006 tras la muerte de su hermano mayor. Desde entonces, es la máxima autoridad de Dubái, cuyo territorio se ha convertido en un centro turístico de lujo y en un codiciado destino de negocios.
Las páginas que hablan de los hombres más poderosos del mundo muestran espectaculares imágenes de sus posesiones. Pero ahí no figura todavía su nueva finca de Olivenza, un encinar con charca de 220 hectáreas dedicadas al ganado.
Quienes recibieron al emir el miércoles en el aeropuerto de Badajoz esperaban ver bajar por las escalerillas del avión a un hombre de barba cuidada tocado por un turbante. Pero nada de eso se encontraron: el emir Mohamed descendió de su Boeing con la indumentaria informal que suele utilizar cuando monta a caballo. Nada que ver con la imagen seria que transmite en las fotografías oficiales. Pero algo cambió cuando lo vieron subir a un elegante Mercedes Clase G que no baja de 300.000 euros. Y eso sin contar el blindaje.
Su desembarco en Extremadura ha despertado interés, pero en Táliga (Badajoz, 746 habitantes) se vive la noticia con cautela. «Yo pienso que lo que busca es un lugar tranquilo y discreto, que es lo que ofrece nuestra zona. Aquí viven muchos toreros, entre ellos El Juli, y para nosotros es normal compartir café con él. Todo se hace con naturalidad», explica David Fernández, el alcalde de esta pequeña localidad pacense.
La misma impresión tiene Benito Márquez Gudiño, jefe de la Policía Local de Olivenza. En su caso, conoció la llegada del emir pocos minutos antes de la hora anunciada para el aterrizaje. «Es lógico que la información se maneje con la máxima cautela para garantizar la seguridad. Hablamos de personalidades muy importantes y en casos como estos ni siquiera nos precisan quién nos visita».
Un policía local de Olivenza acompañó a la comitiva hasta la finca La Asomada, que se encuentra a sólo cuatro kilómetros de Táliga aunque pertenece al término municipal de Olivenza. En ese lugar había trabajado durante varios días una empresa de Táliga que preparó el camino de acceso, la zona de aparcamientos y la explanada dondese colocó la carpa donde el jeque agasajó con una generosa comida a los hijos que lo acompañaban, a los miembros de su comitiva, a las máximas autoridades extremeñas y a su amigo Ahmad Al-Khatib, el empresario sirio que compró el matadero de Olivenza para sacrificar corderos que luego se venden en el Golfo Pérsico.
Quienes han tenido trato con el jeque creen que su intención es construir una residencia que utilizaría en sus visitas a Extremadura, que tal vez coincidan con pruebas hípicas como la que se celebrará este sábado con inicio en la Sociedad Hípica Lebrera de Badajoz y final en Las Arenosas, la finca del Ayuntamiento de Badajoz donde el Grupo Golden Worlwide, bajo el impulso de Ahmad Al-Khatib, propone construir un complejo deportivo hípico en el que se invertirían entre dos y tres millones de euros.
El proyecto recoge la construcción de un amplio espacio para la llegada de caballos, una zona de control para realizar los cronometrajes, una zona de asistencia al animal, otra de revisión veterinaria, clínica para atender a los equinos y boxes.
Esa iniciativa ya ha sido presentada en el Ayuntamiento de Badajoz y todavía está en su fase más incipiente. Pero si saliese adelante, convertiría esas 24 hectáreas ubicada junto a la carretera que une Badajoz con Olivenza en un centro hípico acorde con los gustos del jeque, que tendría un motivo para viajar a Extremadura con frecuencia.
Con él lo harían sus amigos, que teniendo en cuenta el potencial económico del anfitrión, podrían regar de dinero los lugares por los que se muevan. «En Marbella todavía recordamos la época en la que venía el Rey Fahd, yo he visto colas de hasta 500 personas esperando a las puertas de su palacio para buscar trabajo», relataba esta semana a HOY un fotógrafo del periódico Sur de Málaga. En la Costa del Sol nunca olvidarán el día en el que el primer ministro de Arabia Saudí se presentó en una tienda para comprar 400 teléfonos móviles.
Las expectativas de negocio están ahí, pero en Táliga prefieren no hacerse ilusiones. «Nosotros estamos encantados de recibir personalidades, pero de esta visita nos hemos enterado por la prensa. No sabíamos nada. Nos encantaría que este hombre pasara largas temporadas aquí, pero de momento sólo sabemos que ha venido a comer con su amigo el propietario del matadero y que han pasado unas horas en nuestra zona. Hay que dar tiempo al tiempo», concluye Pedro Fernández.
Aunque los contactos son todavía prematuros, la esperanza que tienen las autoridades extremeñas es que la presencia de este mandatario de Dubái se traduzca en posibles inversiones en la región. Se conoce su interés por la industria agroalimentaria.
El hecho de que su introductor en Extremadura sea el empresario que explota el matadero de Olivenza indica cuáles son sus preferencias: aprovechar la naturaleza y los productos de calidad que ofrece Extremadura. Les gusta la dehesa como lugar de ocio y están abiertos a analizar los proyectos industriales que se les puedan presentar.
Su atracción por la región está más que demostrado cuando se conoce que no solo ha comprado la finca de Táliga, sino que tiene otra propiedad cerca de Llerena y una tercera en la carretera de Alburquerque.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.