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Peregrinos en el Camino de la Plata a su paso por Mérida. :: hoy
A Compostela por Mérida

A Compostela por Mérida

El extremeño Camino de la Plata es la ruta jacobea más antigua

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Lunes, 21 de marzo 2016, 07:18

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A principios de los 90, escribía en Santiago de Compostela sobre el Camino Francés, que aún era una pasión de iluminados solitarios con los que servidor charlaba y tomaba pulpo en Melide. Luego, la pulpeira del Camino se hizo tan famosa como Ferrán Adriá, aquella experiencia mística devino en feria y me negué a teclear una palabra más sobre la cuestión peregrina.

Ahora, lo que me gusta es el Camino de la Plata, nuestra ruta jacobea del sur, que, como me explicaba el otro día en Los Santos de Maimona Diego Muñoz, «es el primer camino jacobeo; de hecho, el primer y único testimonio arqueológico de las reliquias del Apóstol Santiago está en Mérida: es una inscripción de mármol de época visigótica, de la primera mitad del siglo VII, dos siglos antes de la supuesta aparición de la tumba del apóstol en Galicia».

No voy a entrar en si en el sepulcro compostelano está Santiago o Prisciliano. Da lo mismo. El fenómeno cultural y religioso sí está ahí y es lo que cuenta. Según Diego Muñoz, «la teoría de varios investigadores es que fueron los mozárabes quienes difundieron en el norte la devoción del apóstol Santiago. El primer hospital de peregrinos que se conoce es del año 932 y estaba en La Bañeza, en pleno Camino de la Plata».

«Las principales comunidades cristianas, prosigue este investigador, estaban al sur (Córdoba, Sevilla, Mérida). Cuando aparecen las supuestas reliquias del apóstol en Santiago de Compostela, los primeros peregrinos llegaban de tierra de moros. Otro dato es que en 1171 se funda en Cáceres la Orden de Santiago. Es a partir del siglo XI cuando en el resto de Europa empieza a adquirir importancia el Camino Francés».

En estos días, asomando la primavera y comenzando la Semana Santa, el Camino extremeño empieza a llenarse de peregrinos y caminantes, muchos de ellos cansados ya de hacer el Camino Francés y ávidos de conocer nuestro importante patrimonio cultural. «Este es el único Camino del mundo con cinco conjuntos declarados Patrimonio de la Humanidad: Sevilla, Mérida, Cáceres, Salamanca y el prerrománico de Oviedo, más los conjuntos histórico-artísticos, más la naturaleza. Todo esto atrae a muchos viajeros, permite promocionar la hostelería, la gastronomía y las empresas de turismo activo y fija la población rural. En los pueblecitos se le saca mucho partido al Camino de la Plata», señala Diego Muñoz.

La asociaciones extremeñas de defensa del Camino de la Plata apuntan que el documento más antiguo en el que este aparece es de la primera mitad del siglo XIV: el Libro de Montería de Alfonso XI. Ahí se habla del Camino de la Plata a la altura de Castilblanco de los Arroyos, cruzando Sierra Morena, en la sierra norte de Sevilla. La Nacional 630 va por El Ronquillo y Santa Olalla, mientras que el Camino originario iba de Sevilla a Guillena y de ahí a Castilblanco de los Arroyos, Almadén de la Plata, Real de la Jara y Monesterio. A partir del siglo XVII, se desvía por El Ronquillo-Santa Olalla y ya se consolida por esa ruta. El camino viene desde el sur, incluso desde Cádiz, ya en época prerromana.

Mérida es una consecuencia del Camino porque allí había un vado que se aprovechaba como paso natural. El Camino va cruzando los vados y los puertos que trazan la ruta. Será, pues, primero, un camino ganadero, después comercial y, finalmente, militar para avanzar y conquistar.

«También será un camino administrativo que une grandes ciudades como Gades, Hispalis, Emerita y Asturica. Y un camino cultural por donde viajan culturas y religiones, que, desde los puertos de Sevilla y Cádiz parten hacia América y Filipinas», detalla Muñoz antes de señalar otro de los atractivos culturales de esta ruta única: «Como Camino de la Lengua Castellana, por él anduvo Nebrija entre Salamanca, Brozas y Zalamea, estudió los miliarios (mil pasos) romanos e hizo una media para averiguar la medida del pie romano. En ese tránsito continuo escribirá la primera gramática de la lengua castellana».

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