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Presentación de la revista de la Sagrada Cena. :: armando
El fenómeno Decathlon City

El fenómeno Decathlon City

Cómo descubrir las claves de Cáceres en una mañana de sábado

J. R. Alonso de la Torre

Martes, 15 de marzo 2016, 08:12

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Mi sobrina tiene novio nuevo y el viernes pasado se lo trajo de Madrid para que conociera Cáceres. Escogió el fin de semana ideal. Mi sobrina lo llevó primero a dar un paseo por la parte antigua. Le sugerí que, en lugar de atiborrar a su novio madrileño con datos sobre palacios, le explicara en San Mateo por qué Cáceres se levantó sobre esa colina que vigilaba el paso por la Ribera del Marco, que en el Arco del Cristo le aclarara la relación de Cáceres con el agua y con el legado romano, que en Santa María le demostrara, ante el palacio de los Ovando, cómo los extremeños colonizaron América siguiendo al Ovando 'embajador' de los Reyes Católicos, y, ante el palacio de los Golfines, cómo Cáceres tiene una ciudad monumental tan hermosa gracias a que siempre supo pactar en lugar de enfrentarse al enemigo y que lo llevara, en fin, al palacio de la Audiencia para contarle que la llegada de la administración territorial de Justicia convirtió una villa de segunda en una capital de provincia llena de funcionarios.

Tras el paseo monumental, llevó a su novio al hotel Ágora, donde la Cofradía de la Sagrada Cena presentaba su revista-compendio del mundo cofrade cacereño. En ella se sustancia lo que mejor funciona en mi ciudad. Porque casi todo lo que se hace en Cáceres es parecido a lo que se hace en otros sitios. Incluso el Womad, que en un momento la singularizó, es hoy un macrobotellón más. Pero la Semana Santa funciona como un reloj, es un movimiento asociativo sorprendente y masivo, tiene personalidad propia y arrebata a sus organizadores y participantes hasta el punto de ser lo más significativo, ejemplar y digno de estudio de cuanto aquí sucede a lo largo del año. Y la mejor manera de entender esa fuerza descomunal del universo cofrade es su anuario oficioso y abrumador: la revista de la Sagrada Cena.

De allí, mi sobrina llevó a su novio a conocer el comercio cacereño y escogió dos puntos significativos. Primero, la tienda de té de la joven Cecilia Quijano, donde se celebraba una degustación de té con pastas de 'Celicidad', una tienda de productos con 0% de gluten y 0% de lácteos, que acaba de abrir Rosa, otra mujer joven, en la esquina de la calle Parras con Felipe Uribarri. Catando té rojo, negro, blanco y verde, mi sobrina explicó a su novio nuevo que, en Cáceres, también hay tiendas como las que se pueden encontrar en Lavapiés o en los mercados modernos de Madrid, comercios centrados en vinos curiosos de bodegas especiales ('La Pepita' de Asun Durán), en cervezas artesanas (el zamorano Jesús Santos en la calle Badajoz), en té (la tienda de la abulense Cecilia Quijano), en productos para Celíacos ('Celicidad' de Rosa)... Tiendas que se caracterizan por estar muy especializadas y por haberlas abierto jóvenes llegados a Cáceres o cacereños que han vivido un tiempo fuera.

El otro fenómeno comercial es Decathlon City, que abrió el jueves pasado en Pintores y es la locura: las dependientas le contaron a mi sobrina que habían tenido que llamar a toda la plantilla e incluso tendrán que reforzarla y su novio alucinaba al ver en 200 metros cuadrados el mismo número de clientes que en un Decathlon normal de 3.000 metros cuadrados. Había colas ante las cajas y ante las dos chicas de las tablets que hacían los ciberpedidos, lo cual demuestra que los de Decathlon no se enteran: ahora lamentan no haber abierto en Cáceres una tienda como las de Mérida o Badajoz.

Había bastado una mañana para que el novio nuevo de mi sobrina se hiciera una idea sobre Cáceres. Pero faltaba la noche con la gala del festival de cine. Evidentemente, no pudieron asistir pues las entradas se agotan en 15 minutos y se agotarían en 20 si se celebrara en el Multiusos. El ambiente a la puerta del Gran Teatro lo dejó anonadado. «¿Entonces, aquí hay mucha afición al cine?», preguntó el novio nuevo. Mi sobrina respondió con sinceridad: «Somos la región donde menos se va al cine, pero las galas nos vuelven locos».

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