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Cartel anunciando a Def con Dos en Cáceres. :: lorenzo cordero
Rockeros y titiriteros

Rockeros y titiriteros

Mañana toca Def con Dos en Cáceres y ni C's ha protestado

J. R. Alonso de la Torre

Jueves, 10 de marzo 2016, 07:30

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Este sábado están anunciados los Def con Dos en la Sala Barroco de Cáceres y no ha pasado nada. No se escuchan protestas, nadie pretende censurarlos y el concierto (22.30 horas, 12 euros venta anticipada, 15 en taquilla) se celebrará, espero, sin problemas. Ni tan siquiera Ciudadanos ha pedido que se anule la etapa extremeña de la gira 2016 'Alzheimer pal pueblo' de este grupo rockero. Lo digo porque C's exigió hace nada la suspensión del concierto de Def con Dos en Valladolid.

Me alegro de vivir en una región donde no parece haber llegado la nueva censura, ni la autocensura, ni tan siquiera la lucha de clases cultural, que empezaron los neocon en Estados Unidos y ya se extiende por Europa sin vergüenza ni reparo. Aquí (alguna ventaja tiene el ser los últimos de la fila) seguimos anclados en la vieja lucha de clases económica de mineros explotados y empresarios desalmados, señoritos andaluces terratenientes que venden sus dehesas a jeques árabes y jornaleros extremeños sin trabajo que esperan la llegada del nuevo millonario para hacer peonadas. Pero eso no es lo moderno. Lo 'in' es la 'neolucha de clases' cultural cambiando la perspectiva y dividiendo a 'la gente': los pobres y honrados trabajadores de sol a sol, que disfrutan con la sencillez de la princesa del pueblo y de los master chef, frente a los bobos bohemios, que disfrazan a los Reyes Magos con túnicas rosa, entretienen a los niños con titiriteros terroristas y van a conciertos de rockeros tan perversos como los Def con Dos.

Todo esto comenzó hace una década en América, donde los neoconservadores de Sarah Palin y el Tea Party descubrieron cuán rentable era políticamente cambiar la dialéctica rico-pobre por el enfrentamiento entre el trabajador sensato, sencillo y justo, que se divierte sanamente en Alabama, y el señorito progre neoyorkino de gustos europeos, atuendo estrafalario y paladar cultural exquisito (Met, Moma, Woody), que se ríe del patriota de Alabama por considerarlo inculto, paleto y de tendencias retrógradas: antiaborto, antimatrimonio homosexual, antifeministas.

Esta lucha de clases cultural se ha trasladado a Europa, donde se intenta abrir una brecha entre los trabajadores de gustos básicos y los pijoprogres de gustos sofisticados. 'Miradlos, todo el día de fiesta, de sarao en sarao, llenándoseles la boca con la palabra cultura, pero destrozando la convivencia y atentando contra las tradiciones con sus reinas magas y sus alqaetas', intoxican a diario desde los altavoces de la nueva lucha de clases cultural, intentando dividir a quienes la nueva política llama 'la gente'.

Este movimiento manipulador y falsario está provocando dos situaciones endiabladas. La primera, y más grave, es la autocensura y la censura. Los ayuntamientos están asustados y no programan obras como 'La mirada del otro' de Proyecto 43-2 porque escenifica los encuentros en la cárcel de Nanclares entre víctimas de ETA y arrepentidos de la banda asesina, no vaya a ser que acusen y procesen a los alcaldes por terroristas. La poeta Dolors Miquel es denunciada por su Padrenuestro feminista y hasta las empresas náuticas denuncian a Dani Rovira por un chiste.

Esta caza de brujas, titiriteros y rockeros se extiende por Europa hasta el punto de que han advertido a los Monty Python de que no deben actuar en los campus universitarios ingleses. ¿Qué puedo contar, qué puedo cantar, qué puedo pintar? ¡Autocensura!

La otra consecuencia es que se intenta asociar cualquier atisbo de cultura radical o contestataria con Podemos y su entorno, lo cual es un dislate interesado. Es más, en algunos casos, hasta el PSOE nacional ha caído en este juego, reaccionando en reaccionario (así sucedió en un primer momento con los famosos titiriteros) para desmarcarse de Podemos, sin darse cuentas de que esta 'neolucha de clases' ficticia e interesada es transversal: no se trata de partidos, se trata de libertad.

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