«El mercado laboral extremeño está volviendo a expulsar a las mujeres»

Esa es una explicación posible, pero con los datos que tengo, no me atrevería a sacar una única conclusión sobre los efectos de la crisis en el empleo femenino de la comunidad autónoma, porque hablamos de un sector que se ha comportado de modo diferente a lo largo de la crisis. Por ejemplo, en los dos últimos años ha descendido la población activa femenina en la región, y esto me preocupa mucho. El mercado laboral ha alcanzado un punto en el que se desincentiva la incorporación de la mujer, y a esto hay que sumarle la escasa preocupación por el sector de la atención a los dependientes, que hace que las mujeres vuelvan a sus casa. En definitiva, lo que está ocurriendo ahora es que el mercado laboral está volviendo a expulsar a las mujeres. Basta con fijarse en un dato: en el año 2014, ocho de cada diez personas que dejaron de pertenecer al grupo de población activa eran mujeres.

La crisis ha cambiado la posición de las mujeres en algunos aspectos, pero Extremadura sigue apareciendo en el último puesto, o en el penúltimo, en varias clasificaciones nacionales que analizan el empleo femenino...

Es que seguimos siendo una región pobre, en la que se genera poco empleo. Y ese poco empleo que se genera es precario. Más que la crisis, en todo esto ha influido en los últimos años es la falta de políticas públicas. Seguimos siendo la región peor situada en cuanto a condiciones laborales de las mujeres, la que tiene los salarios más bajos y la que presenta una mayor brecha salarial.

Ahora se hacen más contratos indefinidos y menos temporales. Esto sí es un buen dato, ¿no?

Pero el 94 por ciento del empleo que se creó en el año 2014 fue para hombres. Se tiene asumido que el perfil de la persona desempleada es un varón de mediana edad, es decir, que el mercado laboral no está concebido para acabar con las desigualdades de sexo. De hecho, la tasa de paro femenino sigue siendo mayor que la masculina. Al margen de lo que menciona de los contratos, en lo único en lo que hemos cambiado es en la tasa de temporalidad, que ha aumentado para los hombres y se ha mantenido para las mujeres.

¿Qué se puede hacer para cambiar la situación?

Tener voluntad política, esa es la clave. Hemos tenido cuatro años de ausencia de políticas públicas en Extremadura dirigidas a fomentar y mejorar el empleo femenino, y también marcados por una ausencia de políticas de sensibilización ciudadana sobre este problema. Ni siquiera se ha cumplido el compromiso de aumentar el permiso de paternidad. Hay una cuestión capital ahora mismo: desarrollar políticas para las mujeres que han sido expulsadas del mercado laboral. Dejan de ser población activa y parece como si ya fuesen amas de casa para siempre; la administración ya no hace nada por ellas, y eso no puede ser.