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Grupo de antropólogos en el yacimiento. :: m. f.
Cancho Roano, de yacimiento arqueológico a centro de meditación

Cancho Roano, de yacimiento arqueológico a centro de meditación

Un total de 5.121 personas, entre ellas varios grupos de antropólogos, se interesaron por esta excavación el pasado año

MARÍA FORTUNA

Domingo, 6 de marzo 2016, 08:26

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Cancho Roano se presenta como un reclamo turístico para la Serena, un lugar que ha congregado a cientos de arqueólogos, expertos e historiadores. Tras su inauguración en 2001, personas de todos los rincones de España y del el extranjero se han dado cita en el yacimiento. Un total de 62.768 personas han pisado el templo desde aquella fecha. Un enclave famoso por su matiz enigmático, donde misterio, historia y naturaleza se dan la mano.

Una incorporación reciente al turismo de Cancho Roano han sido los grupos de antropólogos que han llegado por motivos diferentes a lo acostumbrado.

El lugar ha desarrollado un fuerte atractivo en un ámbito diferente a las tradicionales visitas a estas ruinas tartésicas. Una de las lecturas que envuelve a este enclave es la que afirma que desde tiempos inmemoriales, y por las inscripciones y símbolos que se han encontrado, este lugar era considerado por sus habitantes un sitio de poder donde confluían numerosas energías.

Por ello, en la actualidad Cancho Roano recibe la visita de numerosas personas relacionadas con el mundo de la antropología, atraídos según sus palabras por «el esoterismo que lo envuelve». Afirma Raúl Molina, profesor de Historia de la Economía de la Universidad de Extremadura y director de la sede de Badajoz del Círculo de Antropología, que hay una serie de interrogantes que rodean a las diferentes civilizaciones que habitaron el lugar. «Aspectos simbólicos que se encontraron en esas culturas», apunta.

Afirma por otro lado que este aspecto no ha sido muy desarrollado en el ámbito académico, pero que para ellos que conocen estos elementos, son unos símbolos milenarios, oscuros y esotéricos. Aluden según su visión a un conocimiento interior que difiere de las simples interpretaciones que tratan solo la superficie de los habitantes que poblaron el lugar.

Símbolos

Un elemento que siempre ha destacado de Cancho Roano es el altar circular situado en el centro del templo. Este elemento, que ha sido interpretado por diferentes perspectivas desde sus inicios, para ellos representa «el polo negativo de la energía». Lo consideran un pilar de piedra que guarda símbolos de la energía positiva y negativa que producen esas sensaciones en el ser humano.

Informa que el objetivo de todos ellos es realizar una explicación exhaustiva sobre el ámbito esotérico y su relación con la historia y la arqueología en este lugar. Comenta que desde el CIAG (Centro de investigación antropológica gnóstica), se ha realizado un estudio sobre todos los niveles de las salas, para analizar una a una la importancia que tienen.

Por todo ello, y por su consideración de 'centro de poder', varios grupos de antropólogos y personas relacionadas con este ámbito han llegado hasta el templo para realizar prácticas de meditación, que según ellos, «forman parte de todo el proceso de iluminación», previamente explicado.

Afirma Raúl Molina que muchos de ellos han viajado hasta Cancho Roano en cuatro o cinco ocasiones. La última visita tuvo lugar el pasado 6 de diciembre, con el desplazamiento de más de 70 personas llegadas desde Badajoz y de ciudades andaluzas como Córdoba, Sevilla, Lucena, Carmona o Marchena.

El profesor Molina añade que «en Extremadura hay muchos lugares enigmáticos como Cancho Roano, que ponen en tela de juicio las interpretaciones habituales sobre estos enclaves históricos que guardan tanto poder».

La próxima visita que tienen programada será en primavera y les acompañarán antropólogos y estudiosos procedentes de Valencia. «La intención principal con estas visitas es la divulgación del lugar y por esta razón vamos a seguir viniendo», asevera este estudioso.

Mientras tanto, el yacimiento mantiene su interés meramente arqueológico. Informan desde el centro de interpretación que «el turismo de Cancho Roano ha dado un gran salto cualitativo y cuantitativo». Se refieren a la acogida de «un turismo de calidad con un nivel cultural medio- alto».

Visitas

El año pasado el yacimiento recibió la visita de 5.121 personas, unas cifras muy positivas que no se experimentaban desde 2003, cuando fueron 5.657. Esta cantidad hace que Cancho Roano sea de los centros de interpretación de la región que tienen mejores datos de visitas.

En el pasado 2015, el 78% de los visitantes procedieron de fuera de Extremadura (Andalucía, Madrid, Cataluña y País vasco). Un porcentaje altísimo teniendo en cuenta la localización. Un 3% correspondió a extranjeros, en la misma media que el turismo regional, llegados desde países como Francia o Italia.

Las fechas del año más concurridas corresponden a los festivos, como Semana Santa o verano, cuando la gente aprovecha para visitar el yacimiento. Debido a la importancia que recae en él, y los estudios e investigaciones académicas que ha ocupado, en la actualidad Cancho Roano es conocido por cualquier persona que estudie historia o arqueología.

Afirman por otro lado que además de las recientes visitas de estos grupos de antropólogos, Cancho Roano ha sido siempre lugar de tránsito para numerosos colegios, que junto con los equipos docentes han visitado las instalaciones a lo largo de todos estos años. En algunos casos, varios profesores se han trasladado hasta el lugar junto al alumnado para impartir algunas clases en el entorno natural.

Además de esa aura de misterio que envuelve a este enclave, se ha demostrado que las principales funciones del templo correspondían al comercio, la reunión y la religión. Sin duda, un exponente con un gran potencial turístico que ha sido fruto desde sus primeras excavaciones de numerosos estudios, tesis doctorales e investigaciones arqueológicas.

Los comienzos de este descubrimiento se remontan a octubre de 1978, cuando una mujer dio el aviso e informó al profesor catalán Maluquer de Motes de los riesgos que corría el desconocido tumulto de tierra hallado en una dehesa situada en el suroeste de Extremadura.

A partir de ese momento, y tras los estudios pertinentes que el experto hizo en el lugar, consideró aquello una maravilla histórica que había que destapar.

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