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Leticia Dolera, actriz y directora de cine. :: hoy
Montaña, un nombre de cine

Montaña, un nombre de cine

Extremadura aporta sus vírgenes a la industria audiovisual española

J. R. Alonso de la Torre

Jueves, 3 de marzo 2016, 07:45

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Como no tenemos industria audiovisual porque nos la cortaron de raíz cuando empezaba a nacer, pero somos la primera potencia nacional en vírgenes, es natural que nuestra aportación al último cine español sea el nombre de una patrona. Las televisiones autonómicas de Andalucía, Cataluña, País Vasco, Galicia o Baleares apuestan, desde hace años y sin altibajos, por producción propia y por historias de allí hechas por gentes de allí y el resultado es patente en las pantallas y en los Goya, donde actores, actrices, técnicos, directores y guionistas fogueados en las teles autonómicas destacan en el cine nacional.

Aquí, quien destaca es porque emigró a Madrid y quien se esfuerza en la región se encuentra con miles de problemas, caso de Luis Cerezo, que produjo 'Los González', serie hecha en Extremadura con micropresupuesto, que adquirió la mayor empresa audiovisual del mundo hispano, pero el anterior equipo director de Canal Extremadura no solo no renovó, sino que hubo trabas para que se pudiera vender. También rodó tres películas estrenadas a deshora y pagadas miserablemente, a pesar de haber sido seleccionadas internacionalmente, así que ha abandonado la idea de producir en Extremadura. Sin embargo, nos quedan las vírgenes.

Hoy se proyecta en los Multicines Cáceres la película 'Requisitos para ser una persona normal' dentro de la sección 'Imprescindibles' del XXIII Festival de Cine Solidario Español. Está dirigida y protagonizada por la joven Leticia Dolera, que en 'Requisitos para ser una persona normal' se llama María de la Montaña.

En las entrevistas que le han hecho con motivo de su nominación para los premios Goya, solían preguntarle a Leticia de dónde había sacado el nombre de Montaña, al que calificaban de nombre de chiste. Ella respondía que estuvieron buscando un apelativo raro y divertido hasta que su pareja y productor de la película, Paco Plaza, se acordó de una compañera de clase extremeña llamada María de la Montaña a la que todo el mundo vacilaba en Barcelona interesándose por si subía o bajaba del monte.

Cuando unos padres cacereños bautizan a su hija con el nombre de la patrona local, Nuestra Señora de la Montaña, no valoran que si esa niña se va a vivir fuera, pasará por extraña en cuanto sus amistades y compañeros descubran que se llama Montaña. En una irracional asociación espontánea, pensarán que, con ese nombre, no puede poseer los 'requisitos para ser una persona normal'. Desde luego, si llamarse Montaña te convierte en una chica tan 'rara' como Leticia Dolera en la película, las montañas cacereñas tienen mucho ganado porque la actriz-directora encarna a una joven divertida y encantadora.

Aunque si de lo que se trata es de aportar nombres raros que provoquen la broma tonta de si subes o bajas, Extremadura tiene una riqueza virginal extraordinaria con la que contribuir al cine español. Gata, Plasencia, Perales del Puerto, Esparragosa de Lares, Cabezabellosa, Montánchez, Aceuchal y Acehúche podrían contribuir con sus patronas a la lista de nombres propios de chicas que no cumplen los 'requisitos para ser una persona normal', que se llamarían María del Puerto, de la Peña, del Risco, del Cerro. ¿María, asciendes o desciendes al puerto, peña, risco, cerro.?

Los blogs y las webs aseguran que en Palencia están los nombres de santos más raros y en Extremadura, los de vírgenes más curiosas. ¿Puede haber nombres más sonoros, más de película que los de María de Sopetrán (Almoharín), de Sopetram (Jarandilla) o de Argeme (Coria)? Pues sí, los que recoge Antonio Álamo, periodista y escritor ya fallecido, en su blog sobre nombres de Palencia, donde abundan los Cojoncio y Cagancio, donde se da el patronímico más largo: Malabandoaurinoandiquinostres, donde había un pueblo, Lantadilla, cuya corporación municipal estaba formada por Atanasio, Laudelino, Graciliano, Olido, Orosio, Tirso, Firmino y Barcaan. En fin, nombres de cine.

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