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Los Negritos interpretan algunas de sus danzas en la plaza del pueblo mientras los colaboradores en el festejo venden los cordones de San Blas. :: david palma
Los negritos danzan por San Blas

Los negritos danzan por San Blas

Cientos de personas participan en una celebración marcada por el baile ancestral y el reparto de los cordones que protegen de los males de garganta

Ana B. Hernández

Jueves, 4 de febrero 2016, 00:40

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Cuenta la leyenda que hace siglos una familia muy pobre de siete hermanos se acercaba todos los años por el día de San Blas hasta Montehermoso para pedir limosna. Cuando pasaron 16 años ya habían bailado 16 danzas diferentes y al año siguiente se tuvieron que tiznar la cara de negro para evitar que les reconocieran. No les sirvió de nada, pero los vecinos les permitieron bailar y regresar todos los años para interpretar sus danzas. Eso sí, debían hacerlo con las caras tiznadas.

«Es una leyenda, no sabemos claro si es real o no, pero es la historia que nos contaron nuestros antepasados y que nosotros seguimos contando a nuestros hijos», afirma Néstor Quijada, uno de los ocho negritos que ayer danzaron en Montehermoso en honor a San Blas. El santo que cada año les convierte en protagonistas absolutos de un festejo que cuenta con la declaración de Interés Turístico Regional desde 2006 y que ayer convocó a cientos de personas en esta localidad cacereña.

Desde las diez de la mañana los negritos se dieron cita en la casa de los mayordomos para tiznarse las caras con corcha quemada y coger fuerzas a base de aguardiente y dulces caseros. Porque una hora después, al ritmo marcado por las castañuelas, la flauta y el tamboril comienzan a danzar hasta la iglesia, recogen al cura y sin parar de mover pies y manos recorren el paseo central del pueblo para alcanzar la ermita de San Blas y San Bartolomé.

Iban acompañados por vecinos, muchos de los cuales ayer lucieron los trajes típicos, y los mayordomos que se encargan de organizar el festejo y vender los cordones de San Blas, los que protegen de los males de garganta. Hasta 12.000 confeccionaron este año la mayordoma, Amparo Domínguez, y sus familiares. La venta se inició nada más finalizar la misa, a la vez que los negritos, en procesión con el santo, se encaminaron hasta la plaza mayor de Montehermoso para deleitar a los asistentes con la exhibición de sus 17 danzas ancestrales.

Néstor, Yoni, Pedro, Salvador, Alberto, Rubén, Jaime y David, junto con Millán, el tamborilero, y César, el palotero, el que se ocupa de marcar el ritmo, de dirigir la danza, de llevar en su zurrón los palos que en muchos bailes usan los negritos. En total 10 negritos de los 16 que conforman el grupo -el próximo año serán otros los que dancen- que comienza cada año sus ensayos en octubre para que cuatro meses después la coordinación sea perfecta en la puesta en escena de las danzas. Ayer lo fue desde Mambrú hasta La Zarza pasando por El ama del cura, Los vuelos, La Culebra o La Emperaora... Danzas unas con castañuelas, otras con palos y otras con cintas de colores que solo los negritos conocen, que como su leyenda pasan de generación en generación para mantener una tradición en la que participa el pueblo (5.800 vecinos) y muchos visitantes, la mayor parte procedentes de localidades vecinas.

Juntos admiran las danzas ancestrales de los negritos, que en su atuendo, a excepción del tamborilero y el palotero, marcan diferencias con el traje típico de montehermoseño. La blusa blanca la sustituyen por una camiseta del mismo color, el chaleco va debajo del fajín y el chapiri -un gorro legionario- cubre sus cabezas.

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