Aquí no hay series

La propia programación de 'El mal del arriero' fue concebida con nocturnidad, ya digo, de madrugada, y con alevosía: al acabar la película, cortaron los títulos de crédito y nos quedamos sin saber cómo se llamaban los actores, los ayudantes de producción, los técnicos, es decir, los pocos trabajadores de una ficción extremeña que, por ahora, no tiene sitio en nuestra tele.

En los años 80, el que suscribe comía dos días a la semana en un restaurante de Santiago de Compostela barato y escondido. Se llamaba Entrerrúas y estaba en un callejón que unía en zigzag las rúas do Vilar y Nova. Por allí andaban, comiendo también su menú del día, actores entonces desconocidos como Luis Tosar, Carlos Blanco, María Bouzas o Manuel Manquiña. Pero se inauguró la TVG, Tele Gaita en el argot, empezaron a grabarse series y programas protagonizados por aquellos actores y hoy, ya ven, películas, teatro, estudios de doblaje. Industria audiovisual gallega poderosa.

En Extremadura, el pasado uno de diciembre Canal Extremadura Televisión cumplió diez años y en este tiempo, poca ficción, muy poca: 'Cuando puedas', una serie llamada 'El Faro' coproducida con la Forta (federación de televisiones autonómicas), que tenía muy poco de extremeña y se programó en un prime time tan surrealista como las 12.30 p.m. y en verano, y pare usted de contar (el 14 de enero, se estrena un programa semanal de actualidad teatral dirigido por Isidro Timón).

Viendo 'El mal del arriero', nada permite concluir que no estemos preparados para hacer ficción. Ya puesto, volví a ver algunos capítulos de 'Cuando puedas' y vale, la idea bebía tanto de 'Camera Café' que te dejaba el amargo regusto de lo ya visto. Pero tenía sus momentos, estaba dignamente hecha, los actores convencían y los guiones, con otro planteamiento menos seguidista, hubieran funcionado mejor. En resumen: nuestra prehistoria ficcional televisiva era tan digna como la de las primeras series de la TVG, Euskal Telebista, TV3 o Canal Sur.

Ahora es cuando alguien argumentará que esas cadenas autonómicas tienen mucha pasta. De acuerdo. Cuanto más dinero, mejores producciones. Pero también cuentan las ganas, el riesgo y la imaginación, tres ingredientes que les sobran a nuestras productoras y a nuestros actores, pero de los que carece, en este tema al menos, nuestra tele.

La industria audiovisual española se ha descentralizado gracias a las televisiones autonómicas. La TVG hasta tiene un canal temático en Internet para ver series gallegas a la carta. En Euskal Telebista triunfan 'Goenkale' (Calle de Arriba), 'Euskolegas' o 'Eskamak Kentzen', ambientada en una conservera en crisis. Qué decir de 'Polseres vermelles', 'Plats bruts' o 'Porca miseria' de TV3, de las madrileñas 'Aquí no las den todas', 'Planta 25', 'Dos de mayo' o 'Todo es Posible en el bajo' o de las triunfadoras en Canal Sur: 'Arrayán', 'Plaza Alta' o la sorprendente 'Flaman' (un chico que se va de Córdoba a Sevilla a estudiar Informática y desarrolla superpoderes).

Estas televisiones son 'ricas' y llevan años, ¿pero qué pasa con las pequeñas y recientes, más comparables con la extremeña? Las televisiones públicas de Aragón, Asturias, Castilla y León y Castilla la Mancha no tienen ficción. Pero la tele de Canarias acaba de grabar 'Aquí no se fía', y en IB3, la cadena autonómica balear, no paran de hacer ficción: 'Hotel Bellavista', 'Mossèn Capellà'.

No se trata solo de dinero ni de tamaño, sino de voluntad, de valentía, de ganas de hacer de verdad ficción extremeña, de crear una industria audiovisual en la región.