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Familiares de dos pacenses fallecidos en una cárcel franquista reciben sus restos

Familiares de dos pacenses fallecidos en una cárcel franquista reciben sus restos

Felipe Dorado Hernández y José Carrasco Valiño estuvieron recluídos en una laa prisión burgalesa de Valdenoceda, donde sufrieron duras condiciones de vida

redacción hoy.es

Sábado, 18 de abril 2015, 19:48

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Familiares de dos pacenses han recibido hoy en Valdenoceda (Burgos) los restos de sus antepasados fallecidos en un antiguo penal de esa localidad, en una fábrica de seda junto al río Ebro y que fue uno de los más duros para presos de la guerra civil, del bando perdedor, una vez finalizada la contienda.

Se trata de los restos de Felipe Dorado Hernández, de Atalaya (Badajoz), fallecido el 23 de marzo de 1941; y José Carrasco Valiño, natural de Campillo de Llerena, y fallecido el 7 de agosto un año después.

Las duras condiciones de vida, la falta de medidas sanitarias y la mala alimentación hicieron que la mortandad fuera muy elevada entre 1938 y 1943, han informado fuentes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).

La Agrupación de Familiares y Amigos de Represaliados en Valnoceda precisa que el metalúrgico cartagenero Antonio Berenguer Trigo fue sometido tras la guerra a juicio sumarísimo sin garantías jurídicas, condenado y trasladado a Valdenoceda en vagones de ganado.

Manuel Sempere, presidente de esa agrupación, ha recordado a Efe que los datos oficiales señalan 154 presos fallecidos allí, aunque pudieron ser muchos más porque algunos vecinos relatan cómo salían sacas con restos humanos que se depositaban en algunas de las múltiples cuevas de la zona.

La asociación logró en 2007 una ayuda pública para exhumar los restos de 116 personas. En 2009, otra subvención y la ayuda de los familiares les ha permitido identificar 55 de ellas.

Sempere recuerda que tienen pendiente seguir con las identificaciones, frenadas por la falta de recursos económicos, y exhumar los restos que quedan, aunque es más complicado porque se encuentran en una parcela que quedó incluida en la ampliación del cementerio de la localidad, por lo que hay enterramientos más recientes sobre las tumbas de los presos.

Ha reconocido que, en general, los presos se enterraban con "cierta dignidad" gracias al esfuerzo de sus propios compañeros, que también intentaron ordenar los cadáveres para ayudar a su identificación en el futuro.

Sin embargo, insiste en que lo que quieren las familias es sacar de allí los cadáveres de sus antepasados y darles una sepultura más digna, para lo que muchos los trasladan a su localidad natal, aunque una docena de ellos han preferido que reposen en un panteón construido en el propio cementerio de Valdenoceda.

Parte de las familias que han acudido hoy a recibir los restos han llegado de varias localidades de Burgos, pero también de Ciudad Real, Badajoz, Lugo, Córdoba, Jaén, Murcia y Toledo.

Sempere ha insistido en que "todos son dramas humanos", aunque hay alguno especialmente llamativo.

Ha puesto como ejemplo el caso de Bonifacio García, un vecino de Roa (Burgos) que fue llevado al penal junto a su hermano.

La asociación no ha conseguido localizar a ningún familiar, pero un hombre nacido en Roa que actualmente vive en Estados Unidos se ha hecho cargo del cuerpo y le ha comprado un nicho en su localidad.

Otro caso especial es el de Celedonio Molina, cuya hija soñaba con recuperar el cuerpo de su padre. La mujer murió la semana pasada y ha sido la nieta la que ha acudido a recibir los restos.

Mientras, la asociación pide fondos para poder continuar con las identificaciones ante la falta de ayudas de las administraciones, y Sempere insiste en que no buscan revancha, sino dignificar a los represaliados de la guerra civil.

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