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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Los agentes son interrogados por la fiscal y los abogados. A la derecha, el autor confeso.
Estaba de rodillas suplicando que no la mataran porque estaba embarazada»

Estaba de rodillas suplicando que no la mataran porque estaba embarazada»

Los agentes que hicieron la inspección en la nave donde tuvo lugar el crimen de Zafra no hallaron restos biológicos de los tres acusados

Evaristo Fernandez

Sábado, 14 de marzo 2015, 00:42

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No fueron disparos accidentales ni tampoco hubo una lucha previa. Los disparos se realizaron a escasos centímetros de las víctimas -uno de ellos después de que el asesino introdujera la pistola en la boca de Manuel Borrallo- y al menos dos impactos resultaron mortales de necesidad: uno atravesó la aorta de empresario y otro cruzó «de parte a parte» el corazón de su sobrina Verónica Gordillo.

Esas son las conclusiones que aparecen recogidas en el minucioso informe que expusieron ayer los forenses y los especialistas en balística que declararon como testigos en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Badajoz contra los presuntos responsables del doble crimen de Zafra.

Ayer hubo casi cuatro horas de declaraciones que tuvieron su momento más duro cuando uno de los investigadores de la Guardia Civil se agachó para imitar la posición en la que fue encontrado el cuerpo de la joven tras ser tiroteada: de rodillas en el suelo.

Instantes antes, el letrado que defiende a Salvador José B. C., el hombre que se ha confesado responsable de las muertes, preguntaba si era posible que la joven estuviera en pie cuando le dispararon. Su intención era demostrar que la chica, embarazada de cuatro meses, tuvo la posibilidad de defenderse. Pero el guardia civil no le dio opciones. «Abogo por la tesis de que se encontraba de rodillas cuando le dispararon», zanjó el especialista mientras reproducía la posición en la que quedó el cuerpo de la víctima.

Ese mismo agente había dejado claro que eso fue lo que ocurrió. «Ella se encuentra de rodillas, yo creo que estaba suplicando que no la mataran. Y el argumento es claro: está embarazada. Es un argumento de peso», insistió.

Uno de los forenses que realizó la autopsia de la chica ofreció otro dato revelador: uno de los disparos le entró por encima del pecho con una trayectoria «casi, casi vertical que le atraviesa el pulmón izquierdo de parte a parte». El otro le entró por encima de la mama izquierda y le atravesó el corazón «de parte a parte».

Uno de los investigadores añadió que el segundo disparo debió realizarse por alguien que miraba a la joven desde arriba y que tenía apoyada una mano en la pared. «Le disparó cuando ya estaba derrumbada, para rematar».

También fueron analizados los cuatro disparos que recibió el empresario. Los agentes creen que el autor le introdujo primero la pistola en la boca y le disparó. En ese momento Manuel Borrallo habría estado sentado en la silla de su despacho, que se giró hacia la derecha antes de que el empresario cayera al suelo. Otro de los disparos le alcanzó la clavícula y los dos restantes estaban situados a la izquierda de su ombligo. «Los tres tenían orificio de entrada y salida, con una trayectoria que iba de arriba hacia abajo».

El abogado que defiende a Salvador preguntó insistentemente sobre la posibilidad de que hubiese habido un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, pero los forenses descartaron una lucha física violenta y limitaron esa posibilidad a «un cierto forcejeo». «Cuando se produce un encuentro cuerpo a cuerpo, algún vestigio queda. Y en este caso no lo había», dijeron los especialistas.

Otro aspecto que fue analizado era el referido al embarazo de Verónica. Los forenses dijeron que el feto que perdió la vida pertenecía a un varón que medía 17,5 centímetros -ya tenía cabeza, cuerpo, brazos y piernas- y se correspondía con una edad estacional «de alrededor de cuatro meses». El forense dijo que eso es lo que se presume, aunque no descartó que, tal y como afirmó el viudo de Verónica, fuese un embarazo de cinco meses menos una semana.

En cualquier caso, los forenses dijeron que «estadísticamente al inicio del segundo semestre el embarazo no suele ser evidente» en el físico de la mujer.

Los dos guardias civiles que hicieron la inspección ocular de los cadáveres también fueron preguntados por esta circunstancia. Uno respondió que el embarazo era visible, pero el otro dijo que para él no lo era.

La Policía Científica de la Guardia Civil también explicó que ninguna de las muestras biológicas recogidas en el interior de la nave se corresponden con el perfil genético de los tres acusados. Por tanto, no hay pruebas físicas que demuestren que estuvieron allí.

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