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Los investigadores trabajan con distintas variedades de paja de arroz ya triturada para ver sus diferentes características. :: j. v. arnelas
Paja de arroz para plásticos, cosméticos y combustibles

Paja de arroz para plásticos, cosméticos y combustibles

Un proyecto europeo pretende valorizar los residuos de un cultivo del que Extremadura es el segundo productor a nivel nacional

José M. Martín

Miércoles, 25 de febrero 2015, 07:42

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Extremadura es el segundo productor de arroz a nivel nacional con más de 200.000 toneladas al año. Una vez que termina la cosecha, los arrozales se llenan de los residuos de este cultivo, la paja. «Que yo sepa no se ha hecho ni una sola paca de paja de arroz en esta zona», reconoce un agricultor de la zona de las Vegas Bajas del Guadiana.

La paja de arroz no tiene buenas propiedades para alimentar el ganado y, hasta el momento, los productores no encuentran una utilidad a estos restos, por lo que, generalmente, o los entierran o los queman. Y no es poca la paja que se genera con este cultivo. «Estamos viendo que podemos conseguir, aproximadamente, la mitad de kilos de paja que de grano. Si la media de producción por hectárea en Extremadura es de 8.000 kilos de grano, podríamos conseguir unos 4.000 de paja, una cantidad de cierta importancia», asegura Germán Puebla, director general de Cicytex, el centro de investigación extremeño que forma parte del proyecto Life-Waleva.

«Es un acrónimo, cuya traducción al español sería algo así como: 'Producción de ácido levulínico a partir de cualquier residuo. Una manera de innovadora de obtención'», manifiesta Javier Matías, investigador principal en el centro La Orden, donde se desarrolla toda la parte de logística relacionada con el conjunto del proyecto.

Esta línea de investigación pretende, a partir de la paja de arroz, obtener ácido levulínico, una molécula que sirve de materia prima con la que luego se pueden elaborar muy diversos productos. El ácido levulínico está presente en la producción de plásticos, de productos de cosmética, de abonos y de fitosanitarios, se encuentra en forma de aditivo en algunos alimentos y también en los combustibles, se utiliza en la industria farmacéutica y está presente en los disolventes, por citar solo algunos ejemplos.

Con su obtención se lograrían beneficios en dos aspectos, en el económico y en el medioambiental. El aprovechamiento de la paja de arroz sería muy positivo para los agricultores, ya que conseguirían un valor añadido de un producto que, por ahora, solo les produce gastos. Por otro lado, se acabaría con la quema de los restos del cultivo, reduciendo las emisiones a la atmósfera, si bien es cierto que esto es un problema medioambiental menor.

De esta forma el proyecto investigador surge de una necesidad. «Así es como habitualmente trabajamos en la investigación agraria extremeña. Al existir una necesidad real, se busca una solución. Tenemos un problema que es la paja del arroz, el desecho del propio cultivo, que tiene mucha dificultad para ser aprovechada», expone Puebla.

Además, el ácido levulínico es una materia prima que se encuentra en alza, tanto en precio como en demanda. «Ahora mismo su valor está entre los cinco y los ocho dólares el kilogramo -añade el director general de Cicytex- y sabemos que para un kilo de ácido levulínico necesitamos cinco de paja».

Con todas estas premisas, la empresa Técnicas Reunidas planteó desarrollar este proyecto y contactó con el centro de investigación extremeño. «Nuestra misión es optimizar la recogida de la paja, con los mejores medios, en el momento óptimo y de la mejor variedad», continúa Puebla.

Variedades

Las variedades que se estudian son Gladio (la más cultivada en la región), Thaiperla, Marisma y el híbrido CLXL-745. Cada una de ellas posee unas propiedades, que se deben tener en cuenta. «Para ver si es viable este proyecto es necesario observar la producción en el campo y la forma que tenemos de transportar los restos de la cosecha. No todas las variedades de arroz producen la misma paja, ni todas las pajas tienen las mismas propiedades», certifica Matías.

En los muestreos de las distintas variedades se analiza la composición de la fibra, en la que la variable principal es la celulosa, así como el contenido en carbono, nitrógeno y azufre, para saber lo que se ahorra en emisiones si esa paja se quemase.

La recolección de los restos de la cosecha se realiza unos días después de que las máquinas recojan el arroz. Hay que esperar para que pierda humedad. Las primeras pruebas que se efectúan son las de empacado. «Además, hemos hecho muestreos con el cultivo maduro antes de su cosecha y determinamos la producción de grano y de paja para establecer un ratio. Estos índices nos van a servir para hacer estudios de potencial», en palabras del investigador principal.

Por el momento, las primeras etapas de la investigación ya han demostrado que las variedades Gladio y Thaiperla son las que más paja producen.

El almacenamiento de los restos del cultivo también es una variable dentro del estudio. La paja se produce durante un periodo del año determinado y es necesario conservarla antes de su transformación y hacerlo en las mejores condiciones que sea posible. «Las pacas se controlan durante un tiempo para ver que la humedad que tienen es óptima para su almacenamiento. Al estar muy húmeda puede fermentar», especifica Matías.

El siguiente paso sería la transformación de la paja en ácido levulínico. Es una etapa que está en proceso de patente y que se compone de una serie de reacciones químicas realizadas en la planta piloto de la empresa Técnicas Reunidas.

Difusión

El proyecto comenzó en junio de 2014, por lo que todavía está en una fase inicial. Sin embargo, la sensación en el equipo investigador es de optimismo. «Por lo que a nosotros respecta, hemos hecho unas pruebas muy satisfactorias de empacado. Siendo cautos y prudentes, podría ser una salida a este producto», señala Matías, apostillando que el estudio de la logística está muy avanzado y que se está diseñando y construyendo la planta piloto.

Pese a esto, el proyecto no solo se basa en poner a punto una tecnología innovadora, sino que también existe una parte de difusión muy interesante, ya que hay que contar a los agricultores que esto es una posible solución para los restos de su cosecha.

Algunas de las labores de difusión ya se han desarrollado, aunque habrá muchas más. La intención es dar a conocer a los productores de arroz la posibilidad de obtener un valor añadido de su cultivo.

Futuro

Además, antes de finalizar la investigación están previstas una serie de acciones, como son el análisis económico y medioambiental del proceso. Se hará un balance energético para ver que no se consume más energía de la que se obtiene.

Si todo sigue los pasos marcados de forma satisfactoria, la obtención de ácido levulínico a partir de la paja del arroz podría tener consecuencias muy positivas para nuestra región.

«En Europa sería la tecnología puntera en la obtención de esta materia. Esto significa que podría existir alguna empresa interesada en adquirir dicha tecnología y en construir la fábrica. Y sabiendo que en Extremadura hay experiencia en este tema y que tenemos una producción de arroz relativamente importante, se podría ubicar aquí», mira al futuro el investigador principal.

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