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Rocío Guerrero, en las oficinas Spotify en Nueva York. :: Boris Araya
La extremeña que marca el ritmo en Spotify

La extremeña que marca el ritmo en Spotify

A sus 28 años, Rocío Guerrero trabaja en Nueva York como jefa de contenido y programación musical para España, Latinoamérica, Italia y Portugal

Ángela Murillo

Domingo, 8 de febrero 2015, 00:36

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Saltas de la cama a golpe de despertador y vas directo a la ducha, aturdido por el sueño. El cuerpo te pide música. Rastreas en la pantalla del móvil; el dedo acaricia el icono verde de Spotify y aparecen varias listas con canciones. Pulsas play y ¡listo! Tu mañana ya tiene hilo musical. Uptown Funk! de Mark Jonson y Bruno Mars arranca potente.

Detrás de este gesto tan repetido cada día en todo el mundo se esconde una mente extremeña. A sus 28 años, la pacense Rocío Guerrero lidera el equipo de programación musical y editorial para países de habla hispana, portuguesa e Italia. En otras palabras, se encarga de poner banda sonora a la vida de millones de usuarios del servicio de música en streaming más seguido del mundo. Opera en 55 países.

La dombenitense logró formar parte de la plantilla de la multinacional sueca con solo 24 años. «Vi una oferta en la web y mandé mi currículo para un puesto junior». Está convencida de que la eligieron entre todos los candidatos por haber vivido en varios países diferentes y dominar tres idiomas ( inglés, francés y portugués). «¡Estaba en una nube!».

Desde entonces han pasado cuatro años y su trayectoria profesional no ha parado de expandirse. De Madrid dio el salto a la central de Spotify en Estocolmo. Allí se puso al mando de las redes sociales como communiy manager. Dos años más tarde, hizo las maletas y desembarcó en Nueva York como editora jefe de listas. El sueño americano llegaría después de dar el callo en otros muchos trabajos menos cualificados. A la pacense no se le cayeron los anillos. «Cuidé niños, fui camarera, dependienta en tiendas de ropa, recepcionista en hoteles e impartí clases particulares». Tareas que compaginó con la universidad. Primero se licenció en Comunicación Audiovisual en Badajoz y luego estudió Periodismo en Madrid. Cursó el último año en Londres con una beca; y entonces comenzó su periplo internacional. Tras dos años en Reino Unido, puso rumbo a Brasil.

Más tarde encontró su puesto en las oficinas de Spotify en Manhattan. Las miles de listas que manejan dan idea de la responsabilidad que recae sobre sus espaldas. Rocío trabaja rodeada de jóvenes con una edad media que no supera los 34 años, en línea con las 31 primaveras del fundador, Daniel Ek. La extremeña es la única española de la delegación estadounidense, integrada por un equipo muy internacional.

España es un país muy importante para la firma sueca, que cuenta con 60 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales el 25 por ciento pagan por la versión premium.

Rocío y su equipo ponen orden a un vasto universo musical de 30 millones de canciones. Componen listas con hits seleccionados pensando en estados de ánimo, actividades, ubicación o momentos del día. Todo para servir en bandeja un completo menú musical a la legión de usuarios de la aplicación.

Antes de crear cada playlist, dividen la audiencia en perfiles por edad, género, geografía y gustos. Luego crean repertorios «sin dejar a nadie fuera». Por ejemplo, «las canciones de Melendi irían en listas pop para un público más joven, mientras que Neil Young iría en una playlist de clásicos». Sobra decir que «todas las listas están disponibles para todo el mundo», matiza.

Reguetón y pop latino, lo que más tira

La lista más seguida a nivel mundial es 'Today Top Hits' ; mientras que en los países de habla hispana reinan Baila reguetón (con más de 620.000 personas) y Sábado Noche. A escala menor, la base de datos de Spotify revela bien los gustos musicales de los usuarios extremeños. El año pasado partieron la pana el reguetón y el pop latino. ¿Los temas más escuchados en la región? Adrenalina, de Wisin; Propuesta indecente, de Romeo Santos; Timber, de Pitbull, Bailando, de Enrique Iglesias; y Diez mil maneras, de Bisbal.

Un espectro musical bastante menos variado que el de Rocío. «Unas listas me gustan más que otras, pero disfruto con las canciones de la mayoría. Independientemente del género al que pertenezcan, he aprendido a escuchar de todo y tener un actitud abierta ante ello». La extremeña cree que «etiquetarse nunca es bueno y casi siempre desemboca en frustración». Por eso su abanico es tan amplio. «Escucho música clásica, country, jazz, pop y reguetón. Disfruto muchísimo de la música, es mi vida y siempre me acompaña». Eso sí, a la hora de elegir una 'playlist', se queda con 'Café Libros', 'Amanecer Alternativo', 'Los Lunes al Sol' o 'Fiestón Alternativo'.

Rocío está convencida de que la globalización tecnológica no ha empobrecido la creatividad y la variedad musical. «Empresas como la nuestra han permitido romper con los patrones tradicionales de escucha. No solo oímos a los artistas de siempre que nos llegan a través de los medios tradicionales, tenemos al alcance de un clic de ordenador más de 30 millones de canciones».

Por eso la extremeña defiende que las listas de Spotify refuerzan y nutren los gustos musicales, al tiempo que nos «descubren artistas y géneros». Facilitan «la búsqueda a personas que quizás no tienen tiempo para hacerlo por su cuenta». Aunque parezca un trabajo idílico y creativo, los empleados de Spotify tienen objetivos y presiones, y deben estar muy pendientes de la competencia. Eso sí, dan «la bienvenida a cualquier servicio que ofrezca la oportunidad de escuchar música en un entorno legal y proporcionando una experiencia de alta calidad».

Aunque residir en Nueva York es caro, Rocío vive con cierta holgura. «Un alquiler equivale a un mes de salario en España. Están por las nubes. Las cifras son astronómicas; por eso todo el mundo tiene algún un compañero de piso para dividir gastos». Ella se puede considerar una privilegiada. El sueldo le da para vivir sola con su perrita Brook. Residen en un pequeño estudio de Brooklyn (de ahí el nombre de la mascota), a 10 minutos de su oficina, en pleno Manhatan. En la nevera no falta el jamón.

El gastronómico no es el único lazo que la mantiene unida con su tierra. «Tengo contacto con varios extremeños. Un chico de Don Benito vive cerca de mí; y además conozco a gente de Badajoz y Orellana».

En lo laboral, no es raro que la extremeña disfrute del ambiente de trabajo. Tienen mesas de ping-pong, salas de esparcimiento, billar, pantallas para jugar a la videoconsola y terrazas para conciertos. «Somos muy afortunados». Poco pueden envidiar de los métodos que usa Google para mimar a sus empleados. «Es la nueva forma que las empresas tecnológicas han adoptado; quieren hacernos sentir como en casa, mientras más felices seamos, mejor trabajamos».

Los jefes tampoco son convencionales. La jerarquía interna es menos rígida que en las empresas tradicionales. Las multinacionales tecnológicas «cumplen los requisitos necesarios para que no sea tan visible». Aunque siempre «hay líderes».

El horario de trabajo suele abarcar de 9 a 18 horas. Lo bastante flexible para que le dé tiempo de «ir al gimnasio, bailar en una escuela de street dance y tocar el violín en una orquesta sinfónica de Nueva York». Se ha inscrito para no perder práctica.

Relación amor-odio con Nueva York

La dombenitense asegura tener una relación de amor-odio con Nueva York. «Es una ciudad llena de personas con talento y ganas de llegar a lo más alto. La competitividad es muy alta y a veces se convierte en una ciudad bastante hostil y solitaria». Aún así, ha sabido abrirse camino en la jungla urbana y disfrutar del entorno más cosmopolita y globalizado. «Es la ciudad más increíble del mundo, y me quedaría corta. La energía, vibraciones, libertad que aquí se sienten no tienen precio. La cultura musical, el arte, la moda..., todo nace aquí. Hay que venir a Nueva York, por lo menos una vez en la vida».

Los fines de semana los reserva para salir con los amigos y descansar. «Intento visitar otras partes de Estados Unidos». Boston, Philadelphia o Washington suelen ser destino de sus escapadas.

Rocío se enfrenta ahora al desafío de promocionar en Estados Unidos, sin perder de vista el horizonte de volver a España. «En Nueva York hay una gran concentración de talentos y ambiciones, por lo que la competitividad es muy alta. Eso te obliga a darlo todo cada día».

Los astros se alinean para que la extremeña se sienta «feliz, orgullosa, plena y satisfecha». Espera que su historia sea inspiradora y sirva a otros jóvenes extremeños que estén sopesando salir al exterior. «Les animo a viajar, aprender idiomas, leer... Todo cuenta, más allá de la formación».

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