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La crisis de Acorex abre el debate sobre las cooperativas

La crisis de Acorex abre el debate sobre las cooperativas

El sector agroganadero, que mueve cerca de 900 millones, defiende su utilidad y aboga por reformas

Celestino J. Vinagre

Domingo, 25 de enero 2015, 00:34

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Jamás un grupo cooperativo ha acaparado tantos titulares como Acorex en el último año y medio. Se trata de una veterana empresa privada, sí, pero su condición de sociedad de la llamada economía social, con la participación directa de miles de socios cooperativistas, la cataloga como un símbolo de Extremadura porque la comunidad autónoma es un referente nacional en el asociacionismo agroalimentario. No solo sus 171 millones de facturación en 2013 (que llegaron a ser 245 millones en 2012) tienen la culpa de tanto protagonismo mediático. El grupo Acorex representa todavía a 42 sociedades (aunque las tres más grandes han dicho que se van) y a 6.500 agricultores y ganaderos. Pero su pulso es débil y con él el sustento no solo de su centenar directo de trabajadores sino de la economía regional. Por eso, sus luchas internas, la elección de cuatro presidentes (más un quinto no reconocido por la Junta) en diecinueve meses, las intervenciones políticas y su gestión societaria no pasan inadvertidas.

Hace 29 años que se fundó el grupo. San Isidro de Miajadas, San Juan de Madrigalejo, San Agustín de Obando, La Extremeña de Montijo, y Aldea del Conde de Talavera la Real formalizaron su inscripción el 30 de diciembre de 1985. Se unieron para algo que sigue siendo necesario ahora, recalcan: vender a buen precio o por lo menos razonable, abaratar costes y conseguir buenas vías de comercialización.

Una cooperativa y un grupo agroalimentario consiguen a efectos prácticos gasoil a menor precio, fertilizantes y piensos a buen coste, semillas más baratas que en el mercado libre y técnicos para mejorar las producciones y los canales de venta. «Todo eso lo hace una cooperativa y a eso se le añade su peso social en Extremadura, donde en muchos pueblos es la principal empresa que hay», señala Carmen Moreno, gerente de Cooperativas Agro-alimentarias, la antigua Unexca, que agrupa a todas las sociedades de cierta relevancia.

«El cooperativismo fue la única solución posible viendo cómo estaba el mercado para el desarrollo de las explotaciones. Estaban en manos de especuladores, tanto en la fase final de venta como en la de compra de abonos y fertilizantes. Acorex fue la respuesta a eso y sigue siéndolo», agrega Javier Donoso, director adjunto entre 1986 y 1996 y director general entre 2002 y 2013.

Un repaso reciente al grupo agroalimentario muestra la evolución que ha tenido, muy brillante a partir de mediados de la década pasada. Si en 2007 vendió por valor de 218 millones, en 2008 logró los 246, su tope histórico. En 2009 fueron 212 millones; 220 en 2010; 243 en 2011 y 245 millones en 2012. Los 171 millones de 2013 supone que las ventas cayeron a niveles de 2005 y 2006, cuando se contabilizaron 173 millones. Y cuando se cierre 2014 los números serán peores por la permanente inestabilidad y la gestión.

La crisis de Acorex ha abierto interrogantes sobre el modelo cooperativo y las integraciones y absorciones como fórmula para salir adelante. Domingo Fernández, presidente de Acopaex, el segundo grupo cooperativo regional por volumen de facturación, lo tiene claro. «El modelo no está en crisis. El problema no es ese. Lo que pasa es que por el asunto de una cooperativa (Acorex) se pone en cuestión a todas. Si se hace lo que hay que hacer ninguna tiene que desaparecer o llamar a la puerta de otra de fuera. Hay soluciones en Extremadura».

La solución, en casa

Para Fernández, los problemas no se solucionan siendo absorbidos por grupos de fuera. «No sería bueno ni para el cooperativismo ni para la región. Primero se pierde control, poder de gestión desde tu territorio. Después se pierde el control comercial, el de las ventas de tus productos. Y, por último, la solución no está fuera. Con buena gestión y sin injerencias, los cooperativistas extremeños podemos arreglar los problemas», subraya Domingo Fernández, quien avanza, eso sí, que hay que empezar a sondear acuerdo sectoriales entre grupos o cooperativas regionales debido al nuevo marco normativo estatal y autonómico.

«Si Acorex cayera sería una catástrofe para el sector agrario y para Extremadura. Se trata de un modelo ejemplar. Otra cosa es la gestión desarrollada y controlar otros aspectos como las inversiones realizadas, el nivel de profesionalización de los socios o el rejuvenecimiento de los mismos», reflexiona Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE.

Pero José María Monteagudo, el primer director general de Acorex, matiza: «El modelo cooperativo está en crisis porque no se ha reinventado. Muy bonito porque se apuntan cooperativas cuando quieran y tienes ventajas cuando la cosa va bien, pero crea inestabilidad cuando llegan mal dadas. Con problemas, los socios deciden irse», finaliza.

Para Donoso, no está en crisis. «Ha habido dos o tres casos de mala gestión. Podemos contar con los dedos de la mano las cooperativas que han ido mal y menos las que han desaparecido, pero hay casos numerosos de sociedades anónimas que han fracasado y nadie cuestiona ese sistema». Carmen Moreno, de Cooperativas, lo ve igual. «Tiene buena salud en Extremadura. Lo que ocurre es que vivimos años complicados en general. Apenas han desaparecido cooperativas. Lo que pasa es que la situación de una tapa todo lo bueno de lo demás».

Moreno abre un nuevo debate: el de la integración coooperativa. En una región donde la atomización y el pequeño volumen definen al sector cooperativo, Extremadura, dice, necesita cooperativas y grupos fuertes. «Tenemos potencial. Hay que conseguir unir proyectos en sectores donde somos líderes nacionales, como en tomate o tabaco. Por eso debemos crear grupos fuertes, extremeños, y a ellos se pueden sumar otros de otras regiones. Dicho esto, tampoco debemos dejar de sumarnos a otros en los que no somos líderes», resume.

Para Monteagudo, Acorex tiene futuro desapareciendo. «Debe integrarse señala en empresas sectoriales, como, por ejemplo, del tomate. Cuando tenemos el 80% del tomate aquí en la región, que Acorex y Acopaex vayan cada uno por su lado no se entiende. Deben ir juntas. Para el ahora nuevo miembro del consejo rector, «Acorex no tiene ninguna virtualidad para ir sola. Lo mismo le pasa a Acopaex. Se tienen que integrar las dos y otras cooperativas más».

Donoso habla de integración, no de absorción. «Acorex tiene fuerza para negociar de tú a tú. Siempre creímos en procesos de integración pero sin perder la identidad. Se trata de negociar para crecer, no para ser engullidos», resume. Y pone como ejemplo Agrofit, la principal cooperativa de ulterior grado en el sector de fitosanitarios y fertilizantes Agrupa a seis sociedades de segundo grado. Una de ellas, Acorex.

Para Huertas, «no se le puede decir a un grupo que negocie a la desesperada con un grupo de fuera para su supervivencia. Así no hay negociación posible». El dirigente de UPA-UCE especifica que «apostamos porque Acorex siga siendo extremeña pero hay que explotar cualquier vía que mejore su servicio y concentre la oferta, garantizando que el modelo cooperativo extremeño siga apegado a nuestro territorio».

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