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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Álvaro, en su restaurante vegetariano de Cáceres. :: l. cordero
Filetes de zanahoria

Filetes de zanahoria

Abre en Cáceres el segundo restaurante vegetariano de la región

J. R. Alonso de la Torre

Martes, 4 de noviembre 2014, 07:20

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En Extremadura, 'vegetariano' que abría, 'vegetariano' que cerraba. Solo resistía, desde hace cuatro años, Shangri-La en la calle Sagasta de Mérida. Lo abrió una chica catalana que se marchó a Ourense y el extremeño Ismael se quedó con un negocio que funciona, aunque aún haya quien pone cara de estupor cuando se menciona esta comida.

Hace tres semanas, Álvaro ha inaugurado el segundo restaurante vegetariano de la región. Se llama Brotes Verdes y está en la calle Argentina de Cáceres, una cuesta castiza que se ha convertido, casi por sorpresa, en la milla alternativa de la ciudad (tiendas de ropa y complementos seminuevos, de electrodomésticos de segunda mano, de moda sorprendente, de librerías divertidas, de urban shop, de platos preparados, de nutrición deportiva).

Álvaro tiene 29 años, es de Hinojosa del Valle, un pequeño pueblo cercano a Zafra, es licenciado en Psicología, su única experiencia hostelera es algún trabajo esporádico como camarero y la vida lo ha traído a Cáceres, donde se ha arriesgado a ofrecer otro tipo de comida porque cree que hay vida más allá de la carne.

«Soy vegetariano, pero no estricto. Si me invita un pariente a su casa y me sirve carne, me la como. En ocasiones especiales, soy flexible», aclara. No quiere dar respuesta solo a quienes deseaban tener un vegetariano para salir a comer fuera, sino también a celiacos, veganos, diabéticos y otras intolerancias. El chef, Aurelio, titulado por las escuelas de hostelería de Cáceres y Mérida, cocina muy poco con leche de vaca y más con la de soja, avena o almendras. También usa el queso con mucho tiento: solo la torta del Casar, en unas croquetas verdes (espinacas, bechamel, huevo y kikos en polvo), y el rulo de cabra, en una ensalada de brotes verdes.

«No hemos hecho nada de publicidad, no tenemos ni cartel todavía y nos ha sorprendido que va muy bien, con fines de semana de locura y clientela muy variada. Nos avisaban de que Cáceres es muy cerrada, que tuviéramos cuidado, pero nuestra experiencia en estas tres semanas es todo lo contrario», detalla.

En Cáceres, si funciona una tienda de repostería de colorines, abren cuatro. Si triunfa una boutique de niños y bebés, inauguran media docena. Si sale adelante un comercio de regalos baratos o ropa económica, al instante proliferan como setas los comercios semejantes. Y acaban cerrando la mitad. ¿No pasará lo mismo ahora con los vegetarianos? «Ojalá abran siete, porque eso querría decir que los hosteleros se conciencian de que hay otro tipo de alimentación. He vivido muy de cerca la intolerancia alimenticia y es muy importante que haya restaurantes para personas con este problema. Es un síntoma de normalidad», argumenta Álvaro.

En Brotes Verdes se come entre plantas, rodeado de paredes de color verde y hasta el polo y el delantal del maître son verdes. «Empezaremos a dar zumos, meriendas, sandwiches vegetales sin atún. ¿Por qué se llaman vegetales si les echan atún?», se pregunta Álvaro con ironía.

Sirven de lunes a viernes un menú de 7.90 euros. El día que lo visitamos, se podía escoger de primero entre ensalada de lombarda o sopa de pepino. De segundo, ofrecían espaguetis con albóndigas vegetales, arroz con manzana, nueces y puerro o alubias con calabacín más la bebida, el pan y el postre o el café.

Solo sirven vinos extremeños y las cenas y los fines de semana son a la carta, donde se ofrecen patatas verdes y rosas, albóndigas de falafel con salsa de yogur, filetes de zanahoria, cuscús con lentejas. La clientela sabe que, nada más abrir, Brotes Verdes se ha convertido en un termómetro de normalidad. Por eso, los comensales, tras el postre, suelen dejar la misma propina: el deseo de que les vaya bien, la alegría de tener una opción distinta, la convicción de que hacen falta en Cáceres (y en Extremadura) más restaurantes para veganos, celiacos, diabéticos, vegetarianos y ciudadanos con ganas de comer distinto.

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