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El presidente y candidato a la reelección agarra la carpa que pescó con la caña de Julián Alfonso González, que posa sonriente. :: j. m. romero
Monago pesca votos y una carpa

Monago pesca votos y una carpa

La agenda electoral, que incluía actos en Arroyo de la Luz y Valencia de Alcántara, se suspendió en señal de duelo por el accidente aéreo en Sevilla

Antonio J. Armero

Domingo, 10 de mayo 2015, 09:28

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A las 11 horas y 36 minutos del día de ayer (santos Cristóbal, Dubán, Egidiano, Mainardo y Geroncio y santas Hermas y Luminosa), en una soleada mañana en la orilla del río Guadiana en la ciudad de Mérida, el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago Terraza, pescó una carpa. El ciprínido pesó aproximadamente un kilo y medio, según los testimonios coincidentes de los amantes de la práctica piscícola congregados en el lugar, y la captura fue realizada con una caña tipo Feeder, de tres metros y sesenta centímetros de longitud, propiedad de Juan Alfonso González, veterano pescador que no dudó en mostrar su satisfacción por haber participado en el episodio. «Habrá que ponerle una marca a la caña», bromeó el pescador.

En el día dos de la campaña electoral, a Monago le pusieron la carpa casi como a Franco los salmones, pero con transparencia, que es una palabra de moda en la política española, y con humor, que es una cosa muy importante en la vida en general y en la política en particular. El candidato a la reelección, vestido con pantalones vaqueros, polo azul claro de manga corta y zapatillas de correr marca Adidas, empezó el día, electoralmente hablando, con una visita a una de las zonas del Guadiana en las que suelen juntarse los pescadores los fines de semana desde bien temprano. Le acompañaban el alcalde de Mérida, Pedro Acedo, y los consejeros José Antonio Echávarri y Luis Alfonso Hernández Carrón. Pero fue el coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales del Gobierno de Extremadura, Juan Parejo, quien dio la voz de alerta cuando el presidente ya había saludado a varios pescadores y andaba hacia al siguiente puesto. «Presi, presi, que allí ha picado uno». Monago reaccionó rápidamente. Interrupió su conversación y caminó presto adonde estaba Juan Alfonso González, que le cedió la silla y la caña.

Entre ese momento y aquel otro en el que Monago sacó el pez a la superficie, pasaron unos minutos que darían para escribir bastante más que una página de periódico. En cuanto el protagonista se sentó en el pesquil y agarró la caña, se arremolinaron en torno a él algunos de sus acompañantes, varios fotógrafos y cámaras a la espera de captar el momento culminante y media docena de pescadores. Un grupo heterogéneo que siguió la secuencia con expectación. «Flojito, flojito», le aconsejaban al presidente, que allí mismo se confesó como «un aficionadillo» a la pesca. Quedó claro que no mentía. «Tire tire», le animaban luego. «Que no recoja ya más, José Luis», le decía por lo 'bajini' un pescador a otro.

La escena, uno de esos inolvidables momentos que dejan las campañas electorales, dio más de sí. «Esa carpa tiene kilo y medio o más», apostaba uno. Sin embargo, los minutos pasaban y el animal no acababa de asomar. «El pez se tiene que ir cansando», explicaba un habitual del lugar. «¿Pero hay algo ahí o no?», se inquietaba otro. El paso de los minutos fue relajando los espíritus. «Cuando lo saque -bromeaba uno-, va a estar disecado». «Esa caña tiene motor, ¿no?». «Presidente, cuidado con el buzo, el que han metido ahí esta mañana para que le coloque la carpa». «Como tarde mucho, el buzo se va a asfixiar».

La impagable escena es mérito de la nueva política. Se busca presentar al candidato como alguien cercano. Como uno de los nuestros que hace lo que hacemos todos. Si el británico David Cameron salía hace cuatro días en los periódicos de medio mundo vestido de albañil, echando cemento a la paleta antes de colocar un ladrillo en una pared a medio hacer, por qué no va a posar Monago con una carpa extremeña firmemente sostenida entre sus manos. No olvidarse de que a Cameron le ha ido fenomenal.

El contexto

El líder de los populares extremeños participó de la secuencia pesquera con humor. Encajó las bromas con buen talante, baqueteado como está en el trato a pie de calle. Devuelta la carpa al río, siguió saludando y habló con la prensa, para entre otras cosas, anunciar que si gana las elecciones, la región tendrá una nueva Ley de Pesca y Acuicultura, que regulará la figura de los guías de pesca y promocionará el carpfishing. En el contexto de este anuncio, y también en el de la captura de la carpa de kilo y medio, hay un dato a tener en cuenta: en la comunidad autónoma hay 150.000 licencias de pesca. Ningún deporte tiene tantos adeptos como este en Extremadura. Ni siquiera el fútbol.

Finiquitado el acto, el presidente echó el rato con los pescadores, que habían preparado una apetecible mesa con embutidos, carne guisada y alegría de refrescos y cerveza con y sin alcohol.

De allí, el candidato se fue a Sierra de Fuentes (2.043 habitantes, al lado de Cáceres). Nada más bajarse del coche, varios de los de su equipo se dirigieron a él, aunque un simpatizante logró anticiparse a todos y estrecharle la mano el primero. Las prisas tenían una explicación. Había sucedido algo que probablemente obligaría a cambiar los planes. Durante unos minutos, el presidente de la Junta habló primero con su equipo y luego por teléfono móvil.

Informado sobre la situación y tomadas las decisiones oportunas, entró al centro cultural Las Escuelas, donde no sobraban sillas. Estrechó manos, repartió besos y abrazos y se subió al escenario. Escuchó al candidato local presentar a los componentes de su lista para el 24 de mayo y luego habló él. Apenas un par de minutos, para anunciar que debido al accidente aéreo ocurrido en Sevilla, el partido había decidido suspender la campaña electoral para lo que restaba de día. «No voy a hacer el mitin, pero me voy a quedar aquí con vosotros a comer», les dijo Monago.

Ahí acabó su agenda electoral de ayer, en la que hubo que cancelar el viaje a Arroyo de la Luz y el mitin en Valencia de Alcántara. El segundo día de campaña dejó también una sorpresa: sonó la sintonía del Partido Popular. La de toda la vida, y no la canción 'Ni un paso atrás' (compuesta por el extremeño Fran Pineda e interpretada por Águeda Pineda), que el partido había encargado ex profeso para estas semanas, para sustituir a esa música que acompaña desde hace años a todos los dirigentes populares de España.

La música no es un asunto baladí en las campañas electorales, que son ese par de semanas en las que nuestros políticos, los de cualquier partido en cualquier sitio, se acercan a los ciudadanos, cada uno a su manera. En la de hace cuatro años, vimos a Monago haciendo ciclismo. Y hace unas semanas, un vídeo le mostraba corriendo por la dehesa extremeña. Ayer pescó. Y mañana se anuncia su presencia en Plasencia, en un complejo de pistas de pádel. Es la nueva política.

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