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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Albert Rivera -en la imagen, en Alcalá de Henares- protagoniza el vídeo de Ciudadanos dep rincipio a fin.
Ni raps ni 'runners'

Ni raps ni 'runners'

Los vídeos 'nacionales' de los partidos no tienen nada que ver con los de Monago Productions

J. R. Alonso de la Torre

Lunes, 18 de mayo 2015, 07:55

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Se abre el telón, aparecen familias o grupos de clase media. ¿Cómo se llama la película? Pues podría titularse Podemos, PP o PSOE. El vídeo electoral se ha convertido en protagonista fundamental de la campaña y Youtube, en un soporte capaz de sustituir a las paredes de antes.

Por esos vídeos los conoceréis o, cuando menos, podréis sospechar su estrategia. Viéndolos, parece claro que Izquierda Unida hace una definida propuesta de izquierdas, casi revolucionaria, con presencia de manifestantes, policías reprimiendo, mineros luchando y otros iconos de la revolución.

Ciudadanos apuesta en sus vídeos por el protagonismo del líder. Albert lo es todo. Podrías cambiarle al vídeo la voz en off por una canción romántica y Rivera podría pasar por un nuevo Sergio Dalma. PP, PSOE y Podemos montan su película en el centro, pero con matices. Sus protagonistas son familias, hosteleros o enfermeras en Podemos; carpinteros, arquitectos, peluqueras y otra vez familias en el vídeo del PP y familias, familias y familias con el añadido de algún pescador, algún mozo de almacén y algún oficinista en la peli del PSOE.

El vídeo más estético, el que juega más con la metáfora es el de IU. Dura 145 segundos. Comienza en una dura explanada urbana rodeada de edificios de 14 plantas. Predominan los grises y los blancos apagados. Suena un violonchelo desgarrado. Una voz en off acongoja con su mensaje: «Nos están oprimiendo. Estamos hartos, desesperados. A todo el mundo escucho todos los días una historia triste». Una mujer de negro está en medio de la explanada, una mano se apoya en su hombro, es una chica con pelo rubio a lo garçon y un vestido verde... ¿Es Izquierda Unida?

El vídeo del PP empieza como si fuera una sesión de Google Earth y los de Podemos y el PSOE con un amanecer urbano. Después se cede el protagonismo a la sufrida clase media y todos proponen un cambio: la revolución sin ruido del PP, la lucha por seguir adelante del PSOE, el día histórico de Podemos, que despoja su vídeo de cualquier atisbo de radicalidad salvo una manifestación entrevista fugazmente en una tablet.

El vídeo de Podemos es el más corto (24 segundos) y, por lo tanto, el que mejor cumple la regla dorada de que un vídeo de más de 30 segundos corre el peligro de ser sustituido al instante por cualquier otro impulso. Cuenta una historia cotidiana. Empieza con un amanecer en una ciudad y una cafetería que se abre y, salvo un par de detalles (el de la mani y una mención a los hijos en Alemania), podría poner al final vota PP o vota PSOE y no pasaría nada.

El PSOE cuenta en su vídeo una historia de familias agobiadas que no tienen equipos de abogados, ni cuentas en Suiza, ni una lista de contactos. Aparecen padres y madres con semblante preocupado, que el vídeo socialista identifica como la mayoría.

Estos tres vídeos, más o menos intercambiables, no tienen más secreto que historias y gentes con las que nos identificamos la mayoría, están muy centrados políticamente y arriesgan poco. Todo lo contrario que el vídeo de IU, en el que se suceden marginados baqueteados por la vida, desahuciados, manifestaciones, octavillas al aire, policías dando caña, consignas sobre el aborto, mineros tiznados de negro, puños en alto, gritos y el concepto izquierda como solución. Un clásico.

El vídeo que no tiene precio es el de Ciudadanos. O mejor, el de Albert Rivera. El candidato protagoniza la película de principio a fin. Tras un barrido por un palacete, aparece en su despacho, camisa blanca y americana azul, escribiendo. Durante los 112 segundos que dura el vídeo, Albert aparece con gesto preocupado y reflexivo, como si España entera se debatiera en su pensamiento.

El entorno no tiene nada que ver con familias atribuladas ni con espacios urbanos desolados. Todo lo contrario: zonas nobles de oficinas, muy urbanas, con anuncios de El Corte Inglés al fondo, un auditorio que se llena, Albert que decide dar un paso al frente, mientras se ilumina su semblante, y consignas que firmaría cualquiera: España sin bandos ni venganzas; es legítimo resignarse, pero también soñar; la ilusión es más poderosa que el miedo y la rabia. Y Albert interesante, Albert guapo, Albert meditabundo... Cierra los ojos, los abre y se descubre lo que escribía en su despacho al principio: «Imposible es solo un opinión».

Estos cinco vídeos nacionales arriesgan poco, ni sorprenden ni emocionan. Podemos y Ciudadanos introducen la palabra cambio en el título del corto. El PSOE maneja el concepto mayoría, IU une la razón y el corazón y el PP titula : «Trabajar, hacer, crecer». Desde luego, nada que ver con nuestros raps y nuestros runners autóctonos. Nosotros sí que sabemos hacer vídeos. Bueno, nosotros, no, Monago.

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