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La destrucción de empleo y los casos de corrupción pasan factura a CC OO y UGT

La destrucción de empleo y los casos de corrupción pasan factura a CC OO y UGT

Se mantienen como los dos grandes sindicatos, pero se dejan por el camino más de medio millón de afiliados y 56.000 delegados

Lucía Palacios

Lunes, 1 de mayo 2017, 12:22

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Los datos así lo reflejan y ellos también lo admiten. La crisis, con esos casi 3,5 millones de empleos destruidos, ha pasado factura a las dos grandes organizaciones de trabajadores, CC OO y UGT, que han perdido protagonismo y prestigio social en estos últimos años. Pero no solo eso, sino que los casos de corrupción que ha habido entre sus filas (temas como las tarjetas 'black', los ERE en Andalucía, los cursos de formación o el enriquecimiento de Fernández Villa a costa de UGT) tampoco les han ayudado.

Y es que desde que la recesión estallara en España, ambas entidades se han dejado por el camino más de medio millón de afiliados y casi 56.000 delegados, según los datos aportados por las propias organizaciones. Bien es verdad que el número de representantes ha caído desde los 312.000 que había en el año 2007 hasta los 265.000 existentes en la actualidad, a consecuencia del menor número de empresas y trabajadores que hay. Pero aun así, hay un desfase de 10.000 delegados, que han ido a parar a otros sindicatos menos representativos.

De esta manera, el peso de CC OO en las compañías ha ido perdiendo fuelle paulatinamente: en 2007 acumulaba el 39% de los representantes y en la actualidad cuenta con un 35,8%. En número, han pasado de los 121.800 que tenían antes de la crisis a los casi 95.000 actuales. Lo mismo le ha sucedido a UGT: su cuota de poder ha caído progresivamente desde el 36,8% en 2007 hasta el 32,5% actual. Ellos son los que más han reducido sus representantes: casi 29.000 menos.

CSIF, al alza

Por el contrario, el resto de organizaciones se han beneficiado de esta pérdida de poder y han ido creciendo en esta última década: casi 9.000 delegados más y una representación que ha mejorado del 24% en 2007 al 31% en la actualidad. El principal 'ganador' ha sido CSIF, que se ha convertido en el tercer sindicato del país, al sumar en estos años de crisis 4.000 representantes más hasta llegar a los 11.000. Así, ha ganado peso en el sector privado y además por primera vez se sitúa como el sindicato mayoritario en la Administración General del Estado (con el 36,4%), lo que supone que no solo son los primeros entre los funcionarios, sino también entre el personal laboral. Por su parte, USO también ha arañado delegados y se ha ganado en los últimos seis años casi 800 nuevos representantes hasta sumar un total de 10.555.

Y si se analizan los datos de afiliación, se ve un proceso muy similar. CC OO, el principal sindicato, es el que mayor castigo recibe al perder casi 300.000 asociados desde que la crisis golpeara al país. De igual forma, UGT cuenta con 220.000 afiliados menos. En la actualidad, la organización liderada por Ignacio Fernández Toxo ha sido superada por la de Pepe Álvarez: 915.000 afiliados la primera frente a 931.000 la segunda, pese a que ambas han mejorado levemente en este último año.

USO, por su parte, también ha disminuido el número de miembros: desde los 119.000 hasta los 113.000 actuales, también con un ligero incremento en el último año. Pero cuando unos caen, otros se levantan. CSIF ha crecido desde los 168.000 simpatizantes hasta superar los 187.000. Así, pese a que también perdió fuelle en los años más duros de la crisis económica, finalmente lo ha recuperado con creces hasta registrar máximos.

CC OO y UGT culpan de esta caída a la destrucción de empleo y empresas, y argumentan que la afiliación crece en los ciclos alcista y disminuye en los bajos. También admiten que los casos de corrupción les han perjudicado, en relación a la imagen pública, pero no en el ámbito de la empresa. «No tengo ningún problema en reconocer que esa situación no favorece el prestigio de solventar los problemas de los trabajadores, y tampoco de mantener y sobre todo generar más afiliación», confiesa Álvarez en conversación con este periódico, mientras que Fernando Lezcano, secretario de Organización de CC OO, asume «un fuerte coste reputacional».

«Se comprueba la pérdida de protagonismo alarmante que están teniendo los interlocutores sociales», sostiene, por su parte, Sandalio Gómez, profesor del IESE, quien considera que los sindicatos se mantienen al margen del proceso de transformación tecnológica, empresarial y social en el que está inmersa la sociedad y critica que sigan haciendo «las mismas peticiones y protestas año tras año» y no aporten «soluciones válidas a los nuevos problemas».

«No estamos en el mejor momento de prestigio social», explica sin tapujos Pepe Álvarez, quien anima a los trabajadores a llenar este primero de mayo las calles para recuperar los derechos perdidos. Y confía en que «esto ayudará también a visualizar más claramente el papel de los sindicatos».

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