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La prioridad de las pensiones

El abultado déficit del sistema y el envejecimiento de la población obligan a buscar nuevas vías para financiarlos

Sábado, 2 de diciembre 2017

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La resaca de la crisis económica y el imparable envejecimiento de la población mantienen contra las cuerdas las cuentas de la Seguridad Social. El organismo se ha visto obligado de nuevo a recurrir a un crédito y a la ‘hucha’ de las pensiones para pagar la extra de Navidad. Desde 2012, las cuotas de los trabajadores y empresas con las que se financia el sistema son insuficientes para afrontar un gasto creciente pese a las diversas medidas de ahorro y recortes aprobados en los últimos años. Esos desfases, que solo el pasado ejercicio superaron los 18.000 millones, han devorado el dinero guardado en el fondo de reserva, creado para situaciones críticas, que han llegado mucho antes de lo previsto. En 2011 superó los 66.000 millones. Ahora apenas alcanza los 8.000, insuficientes para abonar siquiera una mensualidad. La intensa creación de empleo que se registra en plena bonanza de la economía ha sido incapaz de frenar el déficit de la Seguridad Social y, en consecuencia, la sangría en sus cuentas. El mantenimiento de unas pensiones públicas dignas, que permitan un nivel de vida propio de una sociedad avanzada, debe ser una prioridad de cualquier Gobierno. Ese reto requiere la adopción de medidas imaginativas y sensatas para encarar un futuro inquietante por la ‘bomba’ demográfica a la que se enfrenta España. En la última década, el número de prestaciones contributivas ha aumentado en 1,1 millones –ya superan los 9,56 millones– y el gasto en ellas se ha disparado un 40%. La llegada a la edad de retiro, dentro de unos pocos años, de la generación del ‘baby boom’ amenaza las costuras de un sistema que, con sus actuales herramientas, no da más de sí. Los grandes partidos parecen resignados a buscar fórmulas para financiar las pensiones a través de los impuestos; ya sea mediante la creación de uno nuevo, subidas de los actuales u otros mecanismos que permitan, a la vez, sostener el esfuerzo económico en otros pilares del Estado de bienestar. El denominado ‘factor de estabilidad’, por el que a partir de 2019 las nuevas prestaciones serán más bajas al incluir en su cálculo la creciente esperanza de vida, es de momento la principal baza a la que se aferra la Seguridad Social para fiar su sostenibilidad a medio y largo plazo.

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