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Familias en paro

El sistema debe garantizar un empleo a quienes deseen trabajar y si no, opciones alternativas para sostener a las clases medias

PPLL

Domingo, 28 de agosto 2016, 00:34

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La última EPA, correspondiente al segundo trimestre del año, informa de que todavía hay actualmente en España casi 1,5 millones de familias con todos sus miembros en paro. En 2007, había solamente 390.000, pero la crisis disparó brutalmente esta cifra hasta los 1,9 millones de familias en esta paupérrima situación en 2013. Desde entonces, el número ha comenzado a descender, prácticamente en la misma proporción que el desempleo. Pero la situación de estas familias sin trabajo alguno ha empeorado con el tiempo, ya que los parados han ido agotando el subsidio de desempleo, de forma que muchas de ellas se mantienen gracias a los subsidios no contributivos y, sobre todo, a las pensiones de aquellos de sus miembros que las perciben. Este negro panorama, que incrementa los indicadores de desigualdad y desintegración social de nuestro país, se inscribe en un marco de desempleo estructural anormalmente elevado en España. Y esta situación preocupante se registra asimismo cuando en el mundo hay dudas sobre los efectos de la cuarta revolución industrial sobre el empleo: una parte importante de la opinión piensa que la automatización en marcha generará un desempleo crónico que habrá que contemplar en las políticas gubernamentales. En otras palabras, vuelve a cobrar ímpetu la idea de las rentas básicas, o, si se prefiere, del impuesto negativo sobre la renta, que asegure un mínimo de subsistencia y dignidad a quienes perciban unos ingresos inferiores a determinado umbral. Liberales como Milton Friedman o socialistas como James Tobin teorizaron ya el pasado siglo sobre esta cuestión, tanto por la necesidad de integrar a todos los ciudadanos y sustraerlos de situaciones de pobreza severa cuanto por la conveniencia de mantener una demanda interna potente que tire de la economía. El asunto es arduo porque tales ayudas pueden desincentivar el empleo, pero no es posible mirar hacia otro lado cuando se advierten situaciones injustas y penosas que afectan a demasiada gente. Si nuestros modelos económicos no son capaces de garantizar un empleo a todas las personas en condiciones de trabajar, el sistema tendrá que idear opciones alternativas que permitan el mantenimiento de las clases medias e impidan los procesos de proletarización.

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