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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
Un operario trabaja en uno de los generadores.
Trabajos de alta tensión a 80 metros del suelo

Trabajos de alta tensión a 80 metros del suelo

Iberdrola acentúa la formación de los técnicos de sus parques eólicos, que suman 5.500 Mw de potencia

José María Camarero

Sábado, 23 de mayo 2015, 07:28

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Hay que estar muy preparado y tener mucha templanza, para adentrarse en un habitáculo repleto de cables, conexiones eléctricas y una pesada maquinaria, sabiendo que por debajo de tus pies hay 60, 70 y hasta 80 metros de altura. Los operarios que trabajan en los aerogeneradores eólicos saben bien dónde tienen que pisar cuando realizan las labores de mantenimiento en estos complejos molinos; y cómo tienen que responder si se produce una emergencia en las alturas. Por ejemplo, rescatar a un compañero que se ha quedado suspendido, sofocar un incendio o atender a otro trabajador que está inmóvil. Quienes mantienen esos parques eólicos no sólo tienen conocimientos eléctricos, sino que además deben aprender a calmarse, actuar con precaución, perder el miedo y ayudar.

Las condiciones de trabajo se hacen muy difíciles cuando el terreno firme más cercano a los pies se ve muy pequeño. Además, en un aerogenerador, la temperatura puede oscilar desde el bajo cero de parques como los del norte peninsular hasta los 40 grados del sur. "Aquí arriba todas las condiciones se multiplican", explica María José Alcántara, técnica que trabaja en uno de los parques que Iberdrola tiene en Granada. "La primera vez que llegas es muy duro", afirma. Para complicar aún más su labor, deben llevar una carga adicional de hasta 12 kilogramos, con todo el equipo de seguridad que deben sostener.

Para trabajar en un aeronegenerador o en la torre que lo sostiene «hay que tener mucha templanza», explica Roberto Sesina, operario de Iberdrola en uno de sus parques de La Rioja. "Son lugares que se encuentran muy elevados", indica este operario. "Tienes que acostumbrarte a trabajar entre muchísimos aparatos, con un espacio muy limitado y, sobre todo, olvidarte de cualquier mal de altura", reconoce este ya experto.

Lo peor que les puede ocurrir es que surja un imprevisto: desde un corte del generador hasta un incendio, pasando por el rescate de otro compañero. Además de los conocimientos necesarios para mantener estos grandes equipos eléctricos, su formación se actualiza continuamente para que sepan actuar ante cualquier caso de peligro. "Estamos obsesionados con la seguridad", aseguran Roberto y María José. Aunque, casualmente, la mayor parte de los incidentes laborales que se registran en un parque eólico no se suelen dar en las alturas, sino más bien a pie de tierra, por culpa de los accidentes en los vehículos con los que se trasladan por el campo.

En los últimos 10 años, Iberdrola ha destinado más de 500.000 euros cada año para mejorar la formación entre los casi 400 técnicos que trabajan en sus parques eólicos. La compañía, que ve grandes posibilidades en este sector, cuenta con una potencia eólica instalada de 5.500 megavatios en toda España. La tiene repartida entre Castilla-La Mancha (1.804 Mw), Castilla y León (1.453), Andalucía (857), Galicia (627), Aragón (306), Murcia (161), País Vasco (143), Asturias (74), Cataluña (50) y Cantabria (32). En cada parque trabajan una media de dos técnicos. «Siempre tenemos que ir juntos, por si ocurre algo», destacan algunos de ellos, que se forman periódicamente en las instalaciones que la empresa Tesicnor tiene en Pamplona.

Formación continua

En este centro navarro aprenden a actuar ante situaciones límite. Por ejemplo, salvar a un compañero que ha quedado suspendido del aerogenerador, al aire libre. Si las condiciones meteorológicas son óptimas, lo más adecuado sería descenderle hasta el suelo. Otro caso extremo en el que se enseña a actuar: ayudar a un operario a bajar con el ascensor de la torre cuando éste se ha quedado sin electricidad, a través de un sistema de frenos manuales al que se han habituado a utilizar. O el momento en el que un técnico se ha quedado atrapado dentro del aerogenerador porque se ha desmayado: los complejos sistemas de seguridad le permiten rescatarle sin daños.

Este programa que desarrolla Iberdrola supone más de 400 horas de clases al año, por las que ya han pasado más de 350 trabajadores de la compañía eléctrica. Además, se han incorporado los últimos avances técnicos en materia de seguridad. Un programa que también ha servido de base para los cursos que Iberdrola imparte en otros países donde también cuenta con parques eólicos. Y se completa con otros cursos que sus técnicos realizan en instalaciones de Madrid.

El mayor enemigo al que se enfrentan los expertos para mantener la calma es evitar el estrés, "porque en una situación real, esa tensión puede cambiar todo lo que hemos aprendido en la formación", asegura Roberto Sesina. Los rescates son teóricamente sencillos de hacer, pero, además de completarlos como marca el protocolo, "hay que cumplir unos tiempos", recuerda este técnico. Por ejemplo, un trabajador no puede permanecer suspendido de su propio arnés en el aire durante más de 10 minutos. Ni otro que se encuentre inconsciente puede quedar colgado más de dos minutos y medio, porque la presión del arnés le puede cortar la circulación en las piernas y provocar peores consecuencias.

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