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Maverick Viñales celebra la victoria en el GP de Gran Bretaña.
Viñales cumple con su vaticinio
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Viñales cumple con su vaticinio

El joven catalán logra su primera victoria en MotoGP tras una brillante carrera en la que Márquez acabó cuarto, Pedrosa, quinto, y Lorenzo, octavo

Borja gonzález

Domingo, 4 de septiembre 2016, 00:05

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Carrera del domingo en Silverstone, cielo tapado, baja temperatura y el miedo a que la lluvia, de nuevo, dejase una carrera anormal. Eso que hizo que en los últimos Grandes Premios se apuntasen a eso de ganar pilotos como Jack Miller o Cal Crutchlow. Pero esta vez no, esta vez las condiciones fueron las normales, aunque lo que se vio distó de cumplir con el típico guión de MotoGP, el del dominio de los Márquez, Rossi y Lorenzo, de Yamaha y de Honda, y el del rol de mosca cojonera de las Ducati de los dos Andrea, Iannone y Dovizioso. Esta vez fue Maverick Viñales el que dejó boquiabiertos a los pilotos de MotoGP, a los que conviven en el paddock o a los aficionados.

Sí, es un piloto llamado para hacer cosas grandes y, sí, él quiso apuntarse este fin de semana a la quiniela por el triunfo, aunque la experiencia de lo visto este año dejaba algunas dudas sobre cómo podría comportarse en el momento clave. Porque otras veces se han visto en los entrenamientos aspirantes a meterse entre los grandes que al final, por hache o por be, no cumplían con las expectativas.

Lo habían dicho Márquez y Rossi el sábado, Viñales estaba para pelear por ganar, aunque hizo más que eso, arrasó a sus rivales. En la primera salida, y en la segunda, porque la carrera se tuvo que detener por el brutal accidente en el que se vieron implicados Pol Espargaró y Loris Baz y del que, milagrosamente, los dos pilotos salieron ilesos aunque muy golpeados y magullados-. Tras la bandera roja por el incidente, Viñales entraba en el box contrariado con la parada, lo mismo que sus mecánicos, que se lamentaban de la posible oportunidad perdida. Aunque el piloto lo tenía claro: «tranquilos, que lo puedo hacer otra vez», les vino a decir. Y lo hizo.

«En la segunda carrera he visto que podía y lo he intentado», aseguraba sonriente tras devolver un triunfo a Suzuki después de más de nueve años, en la primera victoria de la marca japonesa tras su regreso al Mundial de MotoGP a finales de 2014. «Cuando he podido adelantar a Vale y a Cal no me lo he pensado, he atacado con todo lo que tenía y me sentía muy a gusto con la moto». Una moto que esta vez se adaptó como un guante al trazado británico, con una capacidad para girar y para absorber los numerosos baches de Silverstone superior a las de la competencia. Con una temperatura ideal y con un piloto con las ideas muy claras y que no cometió ni un error en las veinte vueltas que duró la prueba.

«Mira Cal cómo se ha crecido y hoy creo que ha hecho una gran carrera», ponía como ejemplo a la pregunta de si puede haber un antes y un después de esta carrera. «Realmente el equipo también necesitaba aire fresco como el de ahora para seguir trabajando y estar motivados como hasta ahora». Y, sí, el ejemplo de Crutchlow es bien válido.

El británico siguió con su momento mágico en casa, y en seco. Segundo en Alemania en mojado, ganador en Brno también sobre agua, autor de la pole bajo la lluvia en Silverstone, y segundo y primera Honda en una carrera en la que convivió en el paddock con su mujer Lucy y su hija recién nacida, Willow Hla coincidencia entre la explosión del piloto de Coventry y su estreno en la paternidad ha generado muchos comentarios sobre la causa y el efecto. Crutchlow fue uno de los protagonistas de una preciosa lucha por el podio que tuvo adelantamientos de todos los colores, con el morbo añadido de la presencia de Rossi y de Márquez, que esta vez dejó a un lado la versión cerebral de esta temporada.

Leer la cartilla

«Al final el ímpetu está por dentro y cuando he llegado al box ya me han calentado un poquito (sonrisas), me han leído un poco la cartilla», reconoció el líder de la general, que en un error tratando de adelantar a Crutchlow en la pelea por el segundo cayó hasta el quinto puesto. Finalmente, y tras adelantar a Dani Pedrosa, Márquez pudo ser cuarto y perder solo tres puntos respecto a Rossi, que ahora se ha colocado a cincuenta puntos en la general del piloto español.

«Cuando quedaban diez vueltas he empezado a sufrir porque se movía muchísimo la moto y ahí ya he visto que con el neumático delantero sufría más y más pero, no sé porqué, he decidido atacar. No me ha salido como esperaba, porque esperaba acabar segundo, pero quien no arriesga no sabe lo que va a pasar. Así que lo he probado y he perdido sólo tres puntos».

Nuevo vencedor, una Honda satélite ganando la pelea por el segundo puesto a Rossi y Márquez, una pelea en grupo con infinidad de adelantamientos por los puestos de honor ¿Y Lorenzo? Sorprendentemente, el mallorquín estuvo desparecido de escena desde casi el principio, y sobre desde la mitad de la carrera. Algo anormal, una vez que, aunque puedan mediar problemas de puesta a punto, siempre termina reclamando su cuota de protagonismo.

«Desde mitad de carrera hasta el final he tenido que reducir el ritmo un segundo y medio para intentar que el problema no fuese a peor, porque no sabía qué tipo de problema estaba teniendo, sólo sentía una fuerte vibración en el neumático trasero y que iba muy lento en las rectas». Un problema sin origen claro montaje del neumático en la llanta y que dejó a Lorenzo octavo y a casi veinte segundos del ganador. Un resultado que le deja casi sin opciones de pelear por renovar el título de campeón del mundo de la clase reina.

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