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Fernando Alonso, con su McLaren-Honda.
China acentuará la crisis de McLaren
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China acentuará la crisis de McLaren

Las características del circuito de Shanghái harán rebrotar las profundas carencias del coche de Alonso y Vandoorne

David Sánchez de Castro

Viernes, 7 de abril 2017, 00:13

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En uno de los múltiples dialectos que se hablan en China, se usa la misma palabra para escribir «crisis» y «oportunidad». Esta idea, reconvertida en mil panfletos de autoayuda occidentales, no se va a cumplir en su sentido positivo este fin de semana para McLaren. La crisis en la que se encuentra sumida la escudería tendrá en el circuito de Shanghai una oportunidad más para demostrar que aún pueden hundirse más en el fango.

Desde su creación, y pese al reasfaltado que ha tenido para este fin de semana, el circuito de China premia a los coches con los motores más potentes. Tres largas rectas, frenadas muy fuertes y un trazado en general que obliga a los monoplazas a exprimir al máximo sus caballos. Justo de lo que carece McLaren. Fernando Alonso se mostraba este jueves tan gris como el día lluvioso y plomizo que recibió a los pilotos en el circuito donde vivirán este fin de semana. Periodistas del 'paddock' que llevan siguiéndole desde que comenzó hace toda una vida en la Fórmula 1 admiten en privado y en público que nunca le habían visto tan serio. Ni en los años de máxima concentración porque estaba luchando por el título, ni en el polémico 2007, ni cuando el Ferrari le dejaba con el amargor de rozar el título sin tocarlo.

Alonso es consciente de lo que tiene entre manos y es, en comparación con las expectativas previstas, el peor monoplaza que ha pilotado nunca. «Estoy listo para una carrera difícil y dura, pero es difícil predecir porque en algunas carreras no esperas nada y pasa lo contrario, al igual que en otras esperas mucho y no sale nada. Vamos a esperar y ver. Es verdad que en potencia estamos por detrás y nuestro tiempo en las rectas es mayor que el resto», afirmaba ante los medios, embutido en un abrigo con el escudo de Honda bien grande.

Son diez años sin títulos, aunque se queda con las sensaciones. «Sí, títulos perdidos, pero por eso sigo aquí compitiendo, para tener más. Estar 15 años aquí y considerado uno de los mejores probablemente es lo mejor que tengo en cuanto a sensaciones. Prefiero estar aquí que en el supermercado de Oviedo», se conformaba el español. Quien no se consuela es porque no quiere.

Honda encuentra el origen del mal

Cualquiera que sepa un mínimo de diseño industrial, de arte en cualquiera de sus acepciones o incluso de lógica elemental, sabe que para crear un gran proyecto, antes hay que hacer ensayos antes de llevar el proyecto a cabo. En el mundo de la Fórmula 1 también ocurre, y Honda no es una excepción. Llevan desde diciembre arrastrando un problema del que se dieron cuenta muy tarde, y para el que ya no hay solución a corto plazo. 2017 ya es un año perdido prácticamente, y el motivo es una cuestión de escalado.

Yusuke Hasegawa, máximo responsable de Honda, relataba estos días cómo y por qué habían fallado. De entrada admitían que habían cometido una pifia, algo que en McLaren ni siquiera han pensado pese a que su chasis también tiene sus notables carencias. «La mayoría de los fallos vienen de la unidad propulsora. Estamos muy decepcionados», admite el ingeniero japonés, antes de señalar el punto exacto donde se equivocaron. «Hicimos pruebas y pensamos que era sencillo, ése fue mi error. Conseguimos un rendimiento muy bueno con el monocilindro, pero cuando transferimos exactamente la misma especificación al V6 no funcionó. Cuando nos dimos cuenta en Navidad, ya era demasiado tarde», confesó.

En el diseño de cualquier motor, se utiliza una versión 'maqueta' de sólo un cilindro para comprobar su funcionamiento. Si los datos obtenidos son adecuados, no hay averías y la potencia que entrega es la esperada, se utilizan esos datos para escalarlo a una unidad de seis cilindros. Esto es así prácticamente desde los orígenes de los motores de combustión de más de un cilindro, y esto es hablar de mucho antes incluso de que la Fórmula 1 fuese una idea.

Sin embargo, Honda la ha pifiado. Como el cocinero que se sorprende de que su comida sabe a rayos porque en lugar de sal, ha echado ceniza, o el cámara que no entiende por qué la foto no ha salido, cuando ni siquiera ha apretado el disparador. Incomprensible, pero cierto.

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