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Hamilton, en los entrenamientos libres.
Una reedición de Suzuka en el Viejo Oeste
GP de Estados Unidos

Una reedición de Suzuka en el Viejo Oeste

Nico Rosberg y Lewis Hamilton arrancan con un ritmo infernal en el GP de Estados Unidos, mientras los españoles se quedan cerca del objetivo de la Q3

David Sánchez de Castro

Viernes, 21 de octubre 2016, 19:02

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La batalla por el título se disputará en cada curva, en cada aceleración, en cada sesión y en cada parada en boxes. Nico Rosberg y Lewis Hamilton no han podido separarse el uno del otro en el primer día de trabajo en el Circuito de las Américas, que a diferencia del año pasado ha recibido al Gran Circo bajo un caluroso sol texano, para alegría y tranquilidad de Pirelli. El rendimiento de una Mercedes campeona no deja lugar a dudas, menos aún que en carreras anteriores, y ahora que el británico y el alemán pueden competir sin miedo a afectar a la clasificación de constructores, han podido desatar todo su poderío.

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Hamilton golpeó primero. En el OK Corral que se ha convertido el circuito de Austin, el británico demostró que este es un circuito que se le da excepcionalmente bien. No en vano el territorio estadounidense es el que mejor se le da: cuatro victorias desde 2007 cuando se subió a lo más alto del podio de Indianápolis. Su ventaja inicial sobre Nico Rosberg deja bien claro que no se va a rendir en la lucha por el campeonato. Sabe que sólo le vale ganar, y esperar una debacle de su compañero, así que intentará hacer todo lo posible que esté en su mano. No obstante, el alemán respondió con un segundo disparo en los segundos libres, no muy lejos, pero sí con la confianza suficiente como para dejar claro que es el líder por méritos propios.

La batalla por el tercer puesto estará mucho más disputada. Como ocurrió en Japón, Red Bull y Ferrari se jugarán esa tercera plaza de pilotos, segunda de equipos, Daniel Ricciardo y Max Verstappen por un lado, y Kimi Räikkönen y Sebastian Vettel por otro, se disputarán el puesto de bronce de la clasificación final del domingo. En los libres, el holandés ya avisó de que puede dar la campanada con una estrategia teóricamente inferior: Verstappen, con neumáticos medios, acabó tercero, por delante de Räikkönen con blandos. En los segundos libres los tiempos mejoraron, y aunque las sensaciones fueron las mismas, la valentía mostrada por el de Red Bull en el primer intento hizo levantar la ceja en señal de sorpresa y escepticismo a sus compañeros y rivales.

A Vettel no le salen bien ni los libres. En la primera tanda acabó octavo, aunque fue más noticia por verse obligado a ir casi toda una vuelta sujetando un retrovisor que se había soltado por un trozo del fondo plano que saltó por los aires. El alemán parece empeñado en demostrar la Ley de Murphy: lo que puede salir mal, saldrá mal. En los segundos se vio perjudicado por el tráfico y por unos pianos que fueron la pesadilla de todos los pilotos: los cambios de rasante de la pista, unido a la altura de los arcenes, rompieron algunos aletines de varios coches, incluido el del propio Vettel.

Alonso y el esquivo tercer título

Fernando Alonso y Carlos Sainz apuntan a la Q3, aunque no sin sufrimiento. Tanto el asturiano como el madrileño dejaron claro desde el principio que la lucha por entrar entre los diez primeros en la clasificación de este domingo se disputará a cara de perro, como demuestra la igualdad entre el sexto tiempo del día y el decimoséptimo: menos de un segundo. Siempre que la mecánica respete, ya que Alonso empezó con un ligero contratiempo en los segundos libres y los mecánicos tuvieron que desmontar el monoplaza y volver a montarlo en tiempo récord para que saliese a pisa sin mayores problemas.

Pase lo que pase este fin de semana, tanto Sainz como Alonso están deseando que acabe un año muy por debajo de sus expectativas. Mientras que el joven vaquero mira con esperanza el futuro, al veterano sheriff de McLaren ya le empiezan a pesar los años. Ya no está para seguir persiguiendo ese tercer campeonato del mundo que tanto se le resiste, y de hecho ya habla sin tapujos de un futuro sin él, aunque no oculta su deseo de tenerlo. Un tercer título significaría menos de lo que la gente cree. Obviamente, sería genial ganar tres, tener los mismos que Ayrton. Ganar cinco sería aún mejor, y ganar siete... Es un deseo que nunca termina. Pero significaría mucho más que el número tres. Significaría ganar para McLaren-Honda, y cómo el proyecto habría crecido en tan poco tiempo. Eso, para mí, sería lo más grande, afirmó en una extensa y reflexiva entrevista a la BBC.

Hasta que llegue ese día en el que levante el tercer título, o se rinda sin poder hacerlo, tendrá que domar a ese potro salvaje que supone el McLaren Honda MP4-31, cuyo rendimiento y fiabilidad no está a la altura de la leyenda.

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