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Jennifer Pareja posa con un balón.
Jennifer Pareja abandona la piscina
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Jennifer Pareja abandona la piscina

«Dejo el waterpolo, no sé si volveré alguna vez con mis amigas», anuncia la mejor jugadora española de la historia

Javier Bragado

Miércoles, 31 de agosto 2016, 14:26

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 Jennifer Pareja (Olot, 8-5-1984) tiene mucho de rebelde. Y de resistente. Vivió el nacimiento del waterpolo español, el crecimiento y el éxito desde la piscina con una aportación creciente hasta que fue nombrada la mejor de la especialidad en 2013. Pero también sufrió las decepciones en forma de ausencias: un trombo en el brazo para el Europeo de 2001, una apendicitis en el Europeo 2010, una fractura en el Mundial de 2011 y una decisión técnica en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Lo bueno y lo malo. El ying y el yang. Todo le ayudó a resistir hasta que con 32 años ha decidido dejar de lanzae el balón amarillo.

«Dejo el waterpolo. La decisión ha sido dura», anunció la capitana eterna en el programa Tot Costa de Catalunya Radio. «El camino no ha sido fácil, pero ahora la complicada decisión de salir del agua está tomada», sentenció con la misma rapidez con la que ganaba cada nado inicial en la piscina. La decisión no sorprende porque a Pareja le dolió mucho la ausencia en Río 2016 pero confirma su desapego al cloro. Aunque ella había adoptado un papel secundario en los torneos anteriores y en el preolímpico todavía soñaba con prolongar su éxito como capitana del equipo más exitoso (2012-2016).

Fue un ídolo quien descabalgó a la rebelde de su inercia. Miki Oca, uno de los jugadores con los que forraba con fotografías sus carpetas durante su juventud, eligió a otras para competir en Brasil. La catalana sufrió aunque los minutos en la piscina con el gorro español habían menguado. Confiaba en repetir final olímpica y tuvo que ver cómo sus compañeras perdían en cuartos de final. Lloró y apretó los dientes, mientras dejó etnrever un enfrentamiento con el seleccionador. «Seguí la competición. Vi todos los partidos de waterpolo. No sabía si sería capaz y al final he acabado disfrutando de los partidos. De todo se aprende», reconoce ahora al intentar difundir la imagen de madurez de una líder en el agua.

Un referente

El adiós de Pareja supone una brecha en el waterpolo español. Ella enlazó la generación de Blanca Gil y Patricia del Soto con la actual de las hermanas Espar. Lució la velocidad de la espaldista juvenil que renunció a las carreras para chutar a portería. Se convirtió en goleadora y en imagen representativa de sus compañeras. Sus estudios de Publicidad y de Periodismo le permitieron asumir ese papel y popularizar su deporte. Sus ojos azules más claros que el agua, sus respuestas rápidas y su perenne sonrisa posibilitaron que el waterpolo femenino adquiriera su propia identidad respecto a los exitosos hombres. «¡Gracias por todo lo que has dado a este deporte! ¡Te echaré muchísimo de menos! Te quiero», tuiteó la guardameta Laura Ester, una de las que deberá coger el relevo sin enlace. «He tenido la suerte de verte luchar a diario por tu sueño. Gracias por tanto. ¡Te quiero, amiga!», secundó otra clásica, Mati Ortiz con otra foto de la resistente en el agua.

La intención de Pareja con un trabajo relacionado con la comunicación en el CN Sabadell, el motor que aglutinaba la mayor parte de la selección española. Allí están las porterías en que más goles metió y las mujeres con las que más años compartió su vida dentro y fuera de la piscina. No quiere más cloro. «Ahora mismo me viene más a gusto cualquier deporte que no esté relacionado con el agua». Abandona la piscina. No se pondrá nunca más el gorro para jugar un partido, excepto por ellas: «En principio es definitivo en cuanto al waterpolo a nivel profesional. No sé si algún día volveré a jugar con mis amigas o con alguien que me lo pase bien, porque eso nunca se descarta, porque me apasiona».

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