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Gema Hassen-Bey quiere subir al Kilimanjaro.
Próximo reto: el Kilimanjaro
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Próximo reto: el Kilimanjaro

La deportista paralímpica Gema Hassen-Bey se prepara para escalar la montaña más alta de África con una silla de ruedas adaptada

Álvaro Gómez-Rey

Lunes, 25 de julio 2016, 01:49

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Gema Hassen-Bey no solo es una deportista de élite que ha conseguido cuatro medallas en cinco Juegos Paralímpicos en esgrima. También es cantante, compositora, actriz, conferenciante y licenciada en Ciencias de la Información. Pero todo eso no le parece suficiente, necesita más. ¿Y cuál es su próximo reto? Ser la primera mujer en silla de ruedas que alcanza la cima del Kilimanjaro.

     Desde que tenía cuatro años, la vida de Hassen-Bey ha sido una carrera de superación. A esa edad sufrió un accidente de tráfico que le produjo una lesión medular y provocó que viera el resto de su vida desde una silla. Pero aquella desgracia no pudo acabar con sus sueños. «Mi vida es así, pasas un obstáculo y otro obstáculo hasta que llegas a donde quieres llegar. Porque si te quedas con el camino y con la experiencia, cualquier reto es un motivo para no rendirte y seguir disfrutando. Si te mueves tú, el mundo se mueve contigo», explica con pasión la deportista. Y es que la vida la puso entre la espada y la pared y ella decidió coger la espada y batirse en duelo contra todo lo que se interpusiera en el camino hacia sus sueños.

     La última de las barreras fue otro accidente. Gema se quemó en la ducha, lo que, unido a otras lesiones de la esgrima, hizo que tuviera que operarse. Entonces podía haberse hundido en el sufrimiento que provoca recibir otra estocada. Pero fue allí, en la cama del hospital, donde surgió su próximo gran desafío. «Un momento dificil de la vida no tiene por que ser el final, puede ser el principio», señala la esgrimista olímpica.

     Gracias a la visita del periodista Sebastián Cebrián y la exdeportista Carlota Castrejana surgió la idea de subir al Kilimanjaro. El reto de los retos, la montaña más alta de África. Un proyecto cuyo fin principal es ayudar a gente discapacitada, o mejor dicho, con capacidades diferentes. «Esta aventura nos permite salvar tres obstáculos en uno: la selva, la nieve y la pendiende volcánica. Si conseguimos desarrollar la tecnología que me permite resolver cómo superar esos tres habitats podemos hacer accesible estas dificultades a la gente con movilidad reducida que vivan en la selva o en la montaña o en la nieve», indica la deportista española.

     Para alcanzar los casi 6.000 metros de la cima del Kilimanjaro utilizará una silla especialmente diseñada para ella, una especie de bicicleta que impulsará con sus manos y que le permitirá superar caminos escarpados y rocas. Para encontrar su mejor forma física ha preparado junto con su equipo un plan de entrenamiento escalando seis montañas en progresión de altitud y mejorando en cada una de ellas sus habilidades. Primero fue la resistencia en Abantos, 13 horas seguidas de ascenso. Después, la potencia en La Bola del Mundo, donde ascendió pendientes de casi un 20% de desnivel. Ahora toca la altitud en Extremadura, donde realizará la primera acampada de su vida. Después subirá al Teide o a Sierra Nevada, como última cima nacional, y para acabar se desplazará incluso a Sudamérica. Un reto por cada mil metros de altura para concluir coronando los 6.000 del Kilimanjaro, donde estará 15 días luchando contra todo tipo de dificultades.

     Queda la mitad del camino para lograr alcanzar la cima y levantar la espada con la que compitió en los Juegos. Un reto complicado para cualquier persona pero que parece menos difícil para ella. «Cuando me dicen que algo es imposible yo siempre digo no hay un no, hay un cómo. No se puede hablar de discapacidad, tenemos que hablar de capacidades diferentes. Porque eso es la sociedad, cada uno es muy bueno en lo que sabe hacer. Hay que valorar el día a día porque parece que vamos a vivir siempre, y no», expresa. «La vida en un segundo cambia y te coloca en una posicion dificil pero esa es la oportunidad para volver a colocar el camino hacia el éxito. Hay que relativizar el éxito y el fracaso y entender que todo forma parte del camino. La vida no es lineal y mejor que no sea así, la vida sube y baja, igual que los latidos del corazón», asegura como 'letmotiv'.

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