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Carlos Gimeno posa en las piscinas del Mundial 86.
«Cualquiera no puede saltar al agua desde 27 metros»
Natación

«Cualquiera no puede saltar al agua desde 27 metros»

saltador de gran altura

Javier Bragado

Lunes, 3 de agosto 2015, 01:54

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Observar entrenar a Carlos Gimeno encoge el estómago. Pasea por el borde de la plataforma de 10 metros con la misma tranquilidad que por su salón. Después, ejemplifica la teoría de la gravedad cuando tras un salto su cuerpo desaparece al despegar del trampolín. Sin embargo, la sensación es sólo de una pequeña muestra de lo que puede provocar el canario porque suele volar desde una altura de 27 metros y alcanzar una velocidad en caída libres de hasta 90 km/h.

Lo que ha llevado a Gimeno a los Mundiales de Natación en Kazán es su capacidad para efectuar piruetas desde un risco situado a la altura de un octavo o un noveno piso. «Cualquiera no puede saltar porque tú necesitas trabajar la técnica, años de preparación», advierte el español sobre sus brincos en el 'high diving' (salto de gran altura). «Es un deporte de los más peligrosos del mundo, tienes que estar muy seguro, con una técnica muy preparada para subirte ahí y hacerlo bien» detalla el clavadista. «Hay mucha gente que puede estar loca, no tener una técnica y un entrenamiento apropiados... Puede hacer esos saltos desde 27, o 40 o hasta de 50 metros pero te arriesgas a tener una mala caída, un mal golpe y una lesión fuerte», insiste en el único momento en que su rostro cambia la sonrisa por la seriedad. Es un profesional y reclama que no es suficiente con sólo ser valiente. De hecho, enfatiza que las condiciones en que suelen saltar los deportistas como él ayudan a superar el reto: «Sobre todo te da mucha seguridad que veas a los buzos en el agua, que veas a mucha gente pendiente de ti. Nos es lo mismo que te vayas solo a un risco y hagas un salto por tu cuenta».

Gimeno no es un novato en el arte de arrojarse al agua. Desde los diez años empezó a entrenar los saltos de trampolín. Paulatinamente fue elevando su plataforma de despegue y logró un puesto en las espectaculares series que promociona la bebida energética del toro alado y que han encontrado un hueco en los Mundiales. Claro que para conseguir la plaza se obligó a ejercitar también la imaginación. «Estuve en Italia entrenándome en un parque acuático que tenía una escalera de 25 metros. Me subía para poder grabarme los saltos y poder ser seleccionado en los de Red Bull», recuerda. Uno de esos vídeos se popularizó en Youtube porque el deportista se colgaba para hacer el pino y arrojarse a una piscina que con la visión desde altura se asemejaba a los brincos imposibles de los dibujos animados para encajarse en pequeños cuencos. «Impresiona bastante, pero a la vez me gusta. Es mi pasión. Una vez que te acostumbras cada vez quieres más y estoy buscando desafíos y algún salto a mayor altura», reconoce el atleta sentado con tranquilidad al borde de una plataforma de entrenamiento.

Impactos limitados

La preparación física para los saltos desde gran altura es imprescindible. «El impacto es tan fuerte que tu cuerpo no puede soportar muchas entradas al agua. En un día el máximo aconsejable de saltos a 27 metros es cuatro veces porque el cuerpo se carga mucho y si haces muchos saltos un día... Me pasó a mí en Colombia porque no supe dosificar el esfuerzo diario y en el último salto parecía Robocop. Por eso también tuve una pequeña lesión», desvela Gimeno. Para optimizar los entrenamientos suele entrenar en la plataforma de 10 metros en la piscina del Mundial 86 sus piruetas y cuando dispone de más tiempo acude a Italia donde hay instalaciones para mayores alturas. En ambos tipos de entrenamiento hay algo en común: «Siempre es aconsejable después de cada salto o entrenamiento ponerte hielo en las partes que creas que puedan dolerte el día siguiente».

No obstante, el deportista insiste en que una vez adquirida la experiencia y cumplidos los entrenamientos lo más importante es el factor psicológico. «Yo si subo ahí arriba voy a saltar sí o sí. No me voy a echar para atrás», afirma la convicción de a quien no se le va a encoger el estómago. «Si tienes algún tipo de problema que te ronda la cabeza es un problema. Tienes que estar concentrado, no con la cabeza en otro sitio», aconseja el estudiante de Trabajo Social que renunció a alguna competición para poder presentarse enfocado en los exámenes finales.

En la competición Kazán su objetivo es entrar en la final, ser de los mejores del planeta en saltar desde lo más alto que puede lanzarse un hombre sin un peligro extremo para su salud. Por el momento, Gimeno presume de bravura, aunque siempre dentro de los límites de la profesionalidad. «Si no arriesgas no ganas, pero a veces arriesgar mucho te puede jugar una mala pasada. Lo que tienes que hacer es lo que tienes seguro que vas a conseguir, lo que llevas días entrenando durante meses. Pero a mí me gusta a veces ese punto de arriesgar, subir un punto de dificultad el salto para después tener una mayor puntuación», confiesa el canario. Pero no habrá sorpresas en Rusia. «Los movimientos tienes que hacer los que llevas entrenando durante días, no puedes hacer algo nuevo», señala y repite. Lo importante es una buena entrada en las aguas sin apenas salpicar. De disfrutar de la gravedad y de encoger los estómagos de los espectadores ya se ocupará él: «Son tres segundos de vuelo y la verdad es que es una sensación única que me encanta».

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