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Gema Hassen-Bey, con parte del equipo en la subida al Monte Abanto, en Madrid. :: jesús I. Clemente suárez
Un chequeo  a la heroína

Un chequeo a la heroína

Antes de viajar a África, tendrá que entrenarse y ser controlada por el profesor de Torrejoncillo en cinco cumbres más; la primera ya la ha superado

Marco A. Rodríguez

Domingo, 5 de julio 2015, 08:52

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Al profesor extremeño Vicente Clemente no le van los estudios facilones. No. Lo suyo son los exámenes de cuerpo y mente en situaciones muy extremas, por ejemplo un grupo de paracaidistas de Paracuellos del Jarama, unidad de élite del Ejército que suele llevar su físico al límite en saltos a 18.000 pies. La nueva aventura del docente del Departamento de Ciencias del Deporte de la Universidad Europea de Madrid -natural de Torrejoncillo- mezcla lo científico con lo anímico pues le regala la convivencia durante horas con una mujer que se sale de lo común: Gema Hassen-Bey. Y es que la historia de su nueva 'cobaya humana' es increíble, quizá no tanto como el reto que tiene ante sí, nada menos que subir el Kilimanjaro con su silla de ruedas. Sería la primera fémina en conseguirlo.

Gema, medallista paralímpica en esgrima con cinco participaciones en unos Juegos, pasaba por un momento bajo tras sus últimos achaques y su entorno le sugirió un desafío enorme con el que tener ocupadas sus aspiraciones. La madrileña -postrada en una silla de ruedas desde los cuatro años debido a un accidente de tráfico- lleva superando obstáculos a diario y accedió. Casi sin meditarlo. Entonces aparece el profesor extremeño, con quien contacta su numeroso equipo -dos entrenadores, preparador personal, psicólogo, tres ayudantes..., en total son once- para ofrecerle un estudio novedoso en el mundo dadas las condiciones extremas a las que se someterá su protagonista, encuadradas a la perfección con la línea de investigación seguida por Vicente Clemente. El Kilimanjaro es la mayor cumbre del continente africano por sus 5.895 metros de altitud. No exige ser un escalador consagrado para culminarlo, pero hacerlo en silla de ruedas es otra película y requiere gran preparación y protección.

Antes de viajar a Tanzania, Gema debe probarse en cinco cumbres, además del entreno específico en una cámara hipobárica para aclimatarse a la ausencia de oxígeno. El primer 'sparring' ya está superado. Fue el Monte Abantos, en Madrid, de 1.753 metros. En el horizonte, otros progresivos en dificultad como la 'Bola del Mundo', en la sierra de Guadarrama y de 2.275. Y en todo ese periplo, acompañándola cada instante Vicente Clemente, ayudado de su hermano Jesús, que hace las veces de fotógrafo. Los torrejoncillanos portan un complicado material para el meticuloso estudio físico y psicológico de la deportista.

'Evaluación psicofisiológica' es el palabro empleado por el extremeño, que resume a este diario cuál será su labor: «Se trata de estudiar la respuesta psicofisiológica, del cerebro y el cuerpo, en este tipo de pruebas de ultrarresistencia. Es la primera vez que lo hago con una persona con discapacidad. Ellos querían que estuviera controlada y empezamos a trabajar con una primera evaluación en la universidad».

La logística es pesada, según aduce. Hay muchos parámetros que vigilar. Es como llevar encima un laboratorio móvil las más de once horas que duró la ascensión al monte madrileño, según recuerda, con reactivos que necesitan conservación en frío y demasiados aparatos tecnológicos. «Le sacamos sangre, medimos la activación cortical, con un gps controlamos la velocidad de pedaleo para cotejarlo con su frecuencia cardiaca, etc. Es un estudio muy completo y que nunca antes se ha hecho por la combinación con evaluaciones psicológicas o los análisis de las reacciones del cerebro y su coordinación con la musculatura, efectos en los pulmones, etc. Es una visión integral, en conjunto. Es un reto en el que pone en riesgo su salud y para eso también estamos nosotros, para controlarla», continúa.

Gema no piensa exclusivamente en ella al abordar este desafío sino que desea ser avanzadilla del sufrido colectivo por el que pelea. Así, llevará una silla de ruedas que ya ha dicho que no quiere que sea un prototipo sino que pueda comercializarse para más discapacitadas, o probará una ropa térmica con nueva tecnología para que pueda implementarse a los demás.

Admiración por ella

A Vicente lo que de verdad le impresiona no es el reto científico y deportivo sino el humano. «Está dando un ejemplo increíble, porque si para una persona es difícil, imagina para alguien que va en silla de ruedas. Para ella es muy incómodo. Además, lleva una silla de chico, con otras dimensiones y con un soporte que le oprime el pecho». Le sorprendió la alegría constante que derrocha la deportista paralímpica. «Siempre la he visto supercontenta, superalegre. Ha aceptado su limitación e intenta hacer lo máximo posible que le permita esa limitación. Cada día yo creo que intenta buscar un nuevo reto que le sirva de motivación y para mostrarse como un ejemplo. Sabe transmitir esa idea de que no por estar en una silla de ruedas tienes que estar muy limitado. Eso lo hace muy bien. Transmite mucha energía y positividad», añade el científico de Torrejoncillo, que seguro que en este viaje recogerá más muestras humanas que físicas.

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