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La judoca brasileña Rafaela Silva.
Oro contra el racismo

Oro contra el racismo

La judoca brasileña Rafaela Silva, «el mono que salió de la jaula», se rebela y responde a los ataques y la discriminación hacia los negros

Amador Gómez

Jueves, 11 de agosto 2016, 18:22

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Contra el racismo que padecen los negros en Brasil se ha rebelado una mujer lesbiana procedente de Ciudad de Dios, la peligrosa favela que dio a conocer al mundo el cineasta Fernando Meirelles. Es la judoca brasileña Rafaela Silva, quien ha conquistado para su país la primera medalla de oro en los Juegos de Río, como respuesta de la marginalidad a la discriminación. «El mono está fuera de la jaula y ahora es campeón olímpico», ha respondido Rafaela Silva a quienes cargaron sin piedad contra ella y quisieron hundirla tras su descalificación en los Juegos de Londres.

Los despiadados ataques racistas en internet llevaron a esta deportista de 24 años a abandonar el judo durante tres meses e incluso perder la ilusión por vivir. Deprimida, «no salía de casa, siempre acostada», según ha confesado su padre a la agencia AFP. Fue el racismo el que llevó a Rafaela Silva al hundimiento psicológico. «Tenía miedo de mirar su computador para encontrarse con cosas aún peores escritas sobre ella», afirma su progenitor.

«A los que me criticaron en Londres, a quienes dijeron que era una vergüenza para mi familia y que un mono debería estar en una jaula y no en los Juegos Olímpicos, el mono salió de la jaula en Londres y es campeón olímpico aquí en Río», ha proclamado Rafaela, hoy orgullo de quienes pueblan Ciudad de Dios e inspiración para los niños de las favelas, víctimas de la miseria, rodeados de drogas y violencia. «Cuando era una niña y tenía cinco años no podía jugar en la calle. A las tres o cuatro de la tarde había que estar en casa porque había tiros. Veíamos a los bandidos saltando por las vallas y por las calles. No podíamos vivir como niños», se ha encargado de recordar esta deportista ejemplo de superación que agradece a sus padres que la sacaran de la calle y comenzase a practicar judo, el deporte que provocó un cambio radical en su vida.

«Yo estaba acostumbrada a saltar a las casas de otras personas para recuperar mi pelota. Siempre tenía una razón para empezar una pelea y mi entrenador intentó canalizar toda esa agresividad en el judo. Al crecer en una favela debemos tener esa determinación, porque tenemos que ganar todo por mérito, ya que no se consigue nada gratis», reconoce quien ahora es la principal imagen de la campaña 'Por unas Olimpiadas sin racismo» y también símbolo de liberación de la mujer.

Rafaela Silva lamenta que cuando en la prensa brasileña aparece una noticia sobre negros, «generalmente es sobre un negro que ha atracado a alguien». «Ahora no es un negro que está asaltando a alguien, sino dando alegría al pueblo brasileño», subraya la campeona de Ciudad de Dios. «Quiero mostrar que tenemos cosas buenas y no sólo malas», se defiende quien creció entre fuego cruzado en la enorme y mísera favela desde cuyos alrededores al parecer no se tiroteó, sino que se apedreó a un autobús de periodistas que se desplazaba el martes desde la zona olímpica de Deodoro al centro principal de prensa de Río.

     

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