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JAVI PÉREZ
Lunes, 27 de marzo 2017, 07:46
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No podía fallar, otra vez no y menos sabiendo que el Cacereño había empatado por la mañana. Hizo lo que tenía que hacer para evitar lamentarse a final de temporada. Todo puede ocurrir y no es cuestión de ir dejando pasar más oportunidades. El liderato todavía queda lejos y se antoja difícil, pero el Badajoz demostró que no quiere rendirse y se propone hacer sus deberes para, en cualquier caso, llegar preparado para el examen final de la fase de ascenso.
El equipo de Juan Marrero se mostraba mentalizado y transmitía cierta seguridad desde el calentamiento. Parecía sentirse un poquito más cerca de la cabeza. Arrancó con firmeza y muy confiado en sí mismo, dispuesto a resolver por la vía rápida. El Extremadura B sabía por dónde le podía hacer daño el Badajoz y trató de ahogarle en las bandas con buenas coberturas entre Gabo, Pani, Hipólito y Cielo. Marrero, por su parte, sorprendía con Parada y Rodao de centrales dejando a Pozo en el banquillo para encajar de la zona ancha hacia arriba a todos sus jugadores creativos. Así apostó por darle la dirección del juego a Álex Herrera y José Ángel y confió las bandas a Ruano y Joaqui Flores.
El Badajoz interpretó bien esa puesta en escena almendralejense y respondió con un sinfín de alternativas ofensivas. Aunque le costó romper el partido, pero cuando lo hizo se desató. Fueron tres zarpazos que acabaron con la noble resistencia del Extremadura B y la buena disposición táctica de Javi Bayón. El plan se le vino abajo al técnico almendralejense y rápidamente buscó una reacción con los cambios de Gabo y Pani.
Joaqui Flores rompió el hielo con su zurda tras recibir una gran asistencia de Joselu. Seguidamente los blanquinegros tiraron de la maestría de José Ángel al fusilar a la red y poner el 2-0. Gabri redondearía el vendaval blanquinegro al recoger bajo palos un balón escupido por el larguero tras un cabezazo de Parada. Al Badajoz le bastaron tres arreones para cumplir su cometido. Afinó su pegada en la segunda mitad y pudo aumentar la cuenta con tres goles que le fueron anulados a Joaqui, Joselu y Javi López. Después el partido se convirtió en una lucha titánica entre dos equipos intentando sostenerse contra el fuerte viento y la lluvia.
El Badajoz salió dispuesto a cumplir con su misión de ganar y apretó desde el pitido inicial. Se volcó sobre la portería de Romo, pero inexplicablemente se fue al descanso con el marcador a cero. Porque fue un milagro que no marcara en el primer acto. Igual que Joselu, incansable con asistencia, gol anulado y tiro al larguero, y que se fue lamentando su mala suerte, aunque con un excepcional servicio para el equipo.
Los pacenses lo intentaron de todas las maneras posibles. Por arriba, por raso, por el medio, con centros al área, dejadas, a balón parado, desde lejos, gol anulado. Todo un repertorio que caía en saco roto porque el tanto se resistía. El primer aviso fue de Joselu con una medio vaselina que se estrelló en el larguero, después Joaqui puso en el punto de penalti un balón para que lo remachara Gabri, pero su disparo se marcho alto. El de Talarrubias volvía a merodear el gol al peinar hacia atrás un centro medido de David Gallego que se marchó ligeramente desviado con el portero adelantado. Álex Herrera también se sumó al zafarrancho de combate con un tímido remate de cabeza que fue a las manos de Romo. Antes del descanso el asistente anuló un golazo a Joaqui en plancha por fuera de juego.
Después de una primera parte en la que el gol se le escurrió, tras el paso por vestuarios en diez minutos dejó el partido visto para sentencia. El Badajoz sacó a relucir esa pegada que le fue esquiva en los primeros 45 minutos. Joaqui confirmó que siempre está olisqueando el gol y adelantó a los suyos. Sin tiempo para que el filial se repusiera del golpe, José Ángel sacó su capote para dedicarle el segundo al Nuevo Vivero y Gabri remacharía en boca de gol un cabezazo de Parada al larguero. Fueron diez minutos frenéticos, a un ritmo endiablado y que dejó sin aire al Extremadura B.
Con esos tres acelerones el Badajoz resolvía un compromiso que le devuelve al mismo punto que hace dos jornadas, esos siete puntos que le separan del primer puesto y que se resiste a entregar en estas siete jornadas que quedan.
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