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¿Qué ha pasado hoy, 15 de abril, en Extremadura?
CD Badajoz. Ino Jiménez, Pepe Pérez, Paco Leal, Valdemar y Fran Leal en el Bar La Corchuela. :: JOSÉ VICENTE ARNELAS
El clásico extremeño salta del bar a la grada
tercera

El clásico extremeño salta del bar a la grada

Las aficiones del Badajoz y el Cacereño se movilizan para recuperar la pasión de otras épocas y llenar de colorido el Nuevo Vivero

J. P. Y J. CEPEDA

Viernes, 10 de febrero 2017, 07:57

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El ambiente del clásico entre Badajoz y Cacereño ya se percibe en las calles. La emocionante lucha que mantienen por el liderato con los dos equipos igualados a puntos ha devuelto el interés a la rivalidad futbolística de las capitales de provincia extremeñas. Dos clubes que pretenden romper todos los esquemas este domingo y desafiar a esa leyenda negra que históricamente les persigue como objetos de crítica de bar más que de mostrar su apoyo en la grada.

El club blanquinegro ha hecho un llamamiento a la ciudad y los abonados se han volcado con la iniciativa convirtiéndose en improvisados posibilitadores de entradas a todo aquel que quiera, ya sea on-line o incluso llevándolas a su propio domicilio. El tráfico de localidades se extiende a todos los barrios y circula con gran visibilidad en las redes sociales. El objetivo es llenar de colorido las gradas del Nuevo Vivero. «Creo que se puede llegar a las 6.000 personas si el tiempo lo permite. La venta anticipada está siendo bastante alta y nos está sorprendiendo. Las expectativas son buenas», apunta Fran Leal, responsable del Área Social del Badajoz.

En el Bar La Corchuela, eterno santuario del sentimiento blanquinegro, no se habla de otra cosa estos días. Inocente Jiménez aprovecha mientras tira las cañas y corta jamón para participar de las tertulias. Al otro lado de la barra, rodeado de referencias al Badajoz en el rincón más genuino del local, este jueves se han reunido su inseparable Pepe Pérez el de 'La Corchuela', Valdemar Almeida, Paco Leal y Fran Leal. «Esta semana se ve mucha animación por el partido. Está bien porque la ciudad debe salir a apoyar a su equipo. En estos momentos es muy importante porque si el club consigue sus objetivos de ir subiendo de categoría la ciudad va a recoger sus frutos», expone Valdemar.

Badajoz y Cacereño ponen en juego el título de la Tercera extremeña. Un clásico con sabor a nostalgia por aquellos tiempos en los que el fútbol se convertía en una auténtica fiesta por la gran expectación que despertaba en las dos capitales de provincia. «Los partidos de gran rivalidad siempre han sido entre el Badajoz y el Cacereño. Con el Mérida o el Extremadura no había tanta expectación, eso vino después», apunta Paco Leal. «Son muchos años de rivalidad y regionalidad. Siempre han tenido su morbo como los Madrid-Atleti», añade Ino, presidente de la Peña La Corchuela, todo un emblema blanquinegro. Un clásico en la grada e incondicional en la carretera también es Pepe Pérez, quien resalta el carácter especial de estos enfrentamientos. «Llevo miles de kilómetros a mis espaldas siguiendo al equipo. Recuerdo la gran rivalidad que había y el gran comportamiento entre las aficiones». Ino se queda con la pasión y la deportividad entre aficiones de aquella época. «Son los partidos que les gustaba a la gente y se vivía un gran ambiente entre buenos amigos, no como ahora con los follones de los ultras. A nosotros no nos gusta eso. Con Mérida, Cáceres y Almendralejo somos de la misma familia y los propios jugadores de los dos equipos al final se van juntos».

La directiva del Badajoz ha puesto en marcha una iniciativa de venta anticipada entre sus abonados que trasciende más allá de la promoción en sí misma. «Es bastante atractiva. La gente se abona por este tipo de partidos y ahora damos facilidades a aquellos que no han confiado desde el principio. Este partido es muy importante para el club tanto en lo deportivo como en lo institucional y social», sostiene Fran Leal. En ese sentido, se expresa Valdemar. «Es muy importante por lo que puede dejar si la gente se engancha».

Ino calcula las previsiones. «Nos gustaría llegar a los 10.000, pero con 6.000 también estaría bien. Los abonados están tirando de la gente para pasar un rato agradable y si gana el Badajoz, pues mejor». Al poner esas cifras sobre la barra, Pepe el de 'La Corchuela' añora otros tiempos de gran fervor blanquinegro. «He vivido la época de niño y no tan niño que en el viejo Vivero se metían 7.000 ó 8.000 personas viniera quien viniera. Ahora sólo van en playoffs y luego se marchan».

El Badajoz-Cacereño de este domingo es un aperitivo de lo que puede deparar a los dos equipos en la fase de ascenso. «Es un partido importante, pero no decisivo. No hay que olvidar que hace poco estábamos a seis puntos y ahora si ganamos nos pondríamos tres por encima», señala Paco Leal. Valdemar concede un valor añadido al triunfo. «Más que los tres puntos es la carga anímica que va a dar al equipo que gane».

Iconos cacereños

En Cáceres no hay nada tan exótico como ser del Cacereño. Y no es que la ciudad viva de espaldas a la actualidad del decano extremeño. Todo lo contrario. En cualquier rincón sale a colación la falta de gol de los de Adolfo Muñoz o el lastre que supone correr con el mantenimiento ordinario e impositivo de un estadio propio. No obstante, ser del Cacereño, proclamarlo, exhibirlo y enorgullecerse es un acto de valentía. Toda una salida del armario, futbolísticamente hablando. Y es que en Cáceres, aunque todos sean un poco del Cacereño, el que lo demuestra es el raro.

En el Cacereño no hay federación de peñas. De hecho, se podría decir que casi no hay peñas. En la grada nada sigue un orden preestablecido. Cada cual, consigo mismo y con sus circunstancias. Es decir, existen tantos portavoces del sentir generalizado como fieles sufridores de un equipo con tantos años a sus espaldas como sinsabores en su bagaje. Pero, a falta de portavoces, sí hay iconos. Elementos que ya forman parte del imaginario colectivo y que aportan una idiosincrasia propia al ambiente del Príncipe Felipe. Todo un valor añadido. Aunque hay muchos otros, es el caso de Antonio Santano 'Chapeto' (Cáceres, 9 de abril de 1945), Celestino Fernández (Cáceres, 13 de octubre de 1946) o Alberto Espada (Cáceres, 13 de noviembre de 1981). Tres forofos ilustran esta pieza y que son solo (y nada menos) un ejemplo de cacereñismo.

En los últimos años, nadie en su sano juicio habrá hecho estación con parada en el Príncipe Felipe sin escuchar la ya mítica bocina de 'Chapeto' en Tribuna. Regente de un bar en la capital durante años, su eterno e inseparable compañero de viaje 'Cele' desde hace más de veinte años no da puntada sin hilo respecto al derbi que se avecina: «Esto va a dar muchas vueltas. La igualdad entre Cacereño y Badajoz va a existir hasta el final del campeonato. Lo que yo pido a los nuestros es que tiren a puerta. Tenemos muchas ocasiones, pero no finalizamos», critica Cele, viajante de joyería ya jubilado.

Si Cele conoce rincones recónditos de la escena nacional es gracias, en buena parte, a su fiel compañero de grada y de viaje. Una relación en la que ambos guardan distancia entre semana pero que se reactiva cada domingo: «No sabemos ya ni los campos que habremos recorrido. Al final, a lo tonto, nos habremos movido por más de media España con el Cacereño», confiesa 'Chape'.

Una ruta hacia lo desconocido que también ha vivido, pese a su menor edad, Alberto Espada, cuya seña de identidad es la bandera extremeña con las letras de su ciudad grabadas a fuego. Alberto trabaja en un bar, pero en esta ocasión, y con motivo del derbi, sus jefes han sido condescendientes con él: «Voy en el viaje organizado por el club. Para un día que he pedido el favor y puedo librar, no me lo he pensado».

Los tres encierran historias que llevarían horas desgranar. ¿Lo más saludable si los ven en el Nuevo Vivero? Hablar con ellos y compartir vivencias. «Antes la rivalidad grande, más que con el Badajoz, era con el Plasencia», rememoran.

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