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El campeón hunde al colista

F. G.

Lunes, 4 de mayo 2015, 07:54

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Aunque suene arrogante, es verdad: en el partido del Romano hubo más goles que ocasiones en otros encuentros. Y, en serio, pudieron ser más. Unos cuantos más. El Mérida necesitaba un punto para conseguir el alirón y tardó apenas dos minutos en cantarlo. El resto del partido no valió para nada, salvo para que los emeritenses se gustaran cual patio de colegio y los placentinos se hundieran en su impotencia. Los locales celebraron su título matemático y los visitantes su descenso virtual.

Ya incluso antes de que Cristo se internase por la izquierda y centrara raso para que Toni empujase solito de marca a la red, se olía sangre... porque el Mérida salió con actitud y hambre y el Plasencia no hizo ni el ademán de levantar siquiera una vez los brazos para reclamar su orgullo. Ha sido el rival más sencillo y que más facilidades le ha dado al Mérida en todo lo que llevamos de temporada. Y tal vez de siglo.

Los de Alcázar encontraron huecos a raudales y se plantaron cuantas veces quisieron solos ante Jaime. A veces Toni se la daba a Perera, a veces Perera a Toni, a veces asistía Borja Romero y otras veces Cristo, también Dani Alonso y Jorge Caballero... Toni ayer, por cierto, repartió mucho amor: tres goles y cuatro asistencias. Los de Rus, tras el descanso (5-0), incluso adelantaron más las líneas, y con una defensa tan lenta los jugadores del Mérida se volvieron a hinchar.

La impotencia y la ofuscación de los jugadores del Plasencia eran tan evidentes como visibles desde el primer cuarto de hora. Sobre todo en el capitán Luismi, que hizo el gol del honor en la única aproximación placentina en todo el partido.

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