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Carrizosa dirige a los suyos desde la banda de La Isla. :: Karpint
«Cuando me llamó el Azuaga, no lo dudé»

«Cuando me llamó el Azuaga, no lo dudé»

Tras colgar las botas a principios de año, Carrizosa se ha estrenado en los banquillos dirigiendo al equipo de su localidad de nacimiento

MANUEL LUIS LUEGO

Miércoles, 17 de septiembre 2014, 07:45

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Ha sido una travesía de 16 años por Extremadura y España, y tras colgar las botas empieza una nueva época para él, ahora en los banquillos. Mario Carrizosa (Azuaga, 1978), se pone al frente del equipo de su localidad después haber pasado por algunos de los equipos extremeños más importantes de la región como Badajoz, Mérida o Cacereño. En el Santiago Bernabéu alcanzó uno de los momentos épicos de su carrera, un gol con el Écija en una eliminatoria de Copa del Rey frente al Real Madrid, que aunque sirvió de poco (los merengues ganaron por cinco goles a uno), nunca olvidará. El hasta hace unos meses capitán del Cacereño, afronta esta nueva etapa de su vida con ilusión y con el desafío de dar la talla en su casa.

¿Qué supone para usted entrenar al equipo de su localidad?

Una ilusión enorme. Estoy muy agradecido de que me den esta oportunidad y a la vez es un desafío importante porque sé que se me va a exigir, sobre todo sabiendo que han confiado en mí sin tener experiencia previa en los banquillos.

¿Cómo se enteró del interés del Azuaga y que le llevó a decantarse por ocupar su banquillo?

Me comentaron la posibilidad estando en Madrid haciendo el curso de entrenador y no lo dudé. Sin pensarlo tiré para adelante.

¿Qué espera de esta temporada en el Club Deportivo Azuaga?

El primer objetivo es la permanencia, hay que ser realistas y saber dónde estamos. Pero si lo conseguimos pronto y podemos superar lo que hicimos la temporada pasada, que fue bastante buena, mucho mejor

Imagino que sería difícil la decisión de colgar las botas después de tantos años, ¿cómo fue de meditada?

Se dio la circunstancia de que a mediados de la temporada pasada el Cacereño quería firmar gente y se me dio la posibilidad de dejar la ficha a otro compañero y no lo pensé. Cuando me vine de Cáceres creí que era el momento de dejarlo y quizás ya no tenía la ilusión de seguir jugando.

¿Cuando se retiró tenía claro que quería seguir ligado al mundo del fútbol?

Por supuesto. Es un mundo que me gusta mucho y me llena. Me encanta el fútbol y entrenar. Una vez que estás dentro, te das cuenta de que a veces es una vida complicada, pero tenía claro lo que quería después de retirarme.

Desde el Cacereño le propusieron formar parte de la dirección deportiva y del cuerpo técnico del filial, ¿qué le empujó a desechar esa oferta?

Lo primero que me llevó rechazar la oferta fue que en aquel momento me apetecía desconectar y estar en casa con mi familia. Lo segundo es que a lo mejor esa propuesta fue un poco en caliente y no sé si era lo que el club buscaba, entonces no estaba muy seguro de esa opción.

¿Volverá algún día al Cacereño? Allí le han dejado la puerta abierta.

No puedo negar que los cuatro años de Cáceres han sido maravillosos y tengo muchísimos amigos allí. Ojalá el futuro nos una otra vez pero eso es algo que no se sabe, aunque tampoco pensaba que el primer equipo en el que entrenaría sería el Azuaga y aquí estoy.

Ha militado en algunos de los equipos más punteros de la región, e incluso ha jugado Copa del Rey, ¿con qué se queda de todos estos años?

He vivido muchas cosas como para quedarme solo con una. Han sido muchas vivencias, muchos compañeros y mucha gente a la que acabas conociendo. Y futbolísticamente las fases de ascenso y las eliminatorias para salvar la categoría han sido grandes e inolvidables retos. Pero quizás las cosas vividas en Copa del Rey han sido de las más bonitas.

Ha llegado a enfrentarse a equipos de Primera División. Incluso metió un gol en el Santiago Bernabéu en una eliminatoria de Copa jugando en el Écija. ¿Qué recuerdo guarda de aquello?

Todo lo que envolvió aquella eliminatoria fue inolvidable. Me acuerdo cuando el Real Madrid vino a Écija y el campo estaba abarrotado. También recuerdo cuando viajamos dos días antes del partido a Madrid, el nerviosismo que tenía por jugar en un campo como el Santiago Bernabéu y cuando jugamos ante setenta mil personas, y además tuve la suerte de marcar el gol. Cosas como esa son las que recuerdo con más cariño.

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