El Mérida de Nafti sigue sumando

Comenzó el partido tal y como Nafti lo había previsto en su rueda de prensa del viernes. Mucho juego directo, pocas combinaciones largas, rechaces y el balón siempre a medio metro del suelo. Pero el Mérida, la verdad, se encontraba cómodo. Kiu amenazaba por la izquierda, y siempre que aparecía Germán cerca de la media luna rival, la jugada se aclaraba y se llegaba a línea de fondo. Cierto es que todo esto no se convertía en peligro real. Más allá de un flojo lanzamiento de Kiu desde dentro del área y de un disparo de Iván Pérez, que quiso sorprender a Fermín al verlo adelantado desde el centro del campo, el Mérida mostró siempre mejores intenciones que colmillo. Al Écija le costó entrar en el partido. Fue David Castro el que consiguió activarles con un par de circulaciones largas que siempre buscaban la presencia amenazante de Moyita y el movimiento constante de Ezequiel. Pero fueron los otros dos atacantes los que crearon la mejor ocasión del primer tiempo. El centro de Reina desde la banda derecha fue recibido por Juan Delgado de espaldas a portería, y con tiempo y calidad consiguió darse la vuelta y lanzar un disparo que se marchó fuera tras tocar ligeramente en el central romano. Se fue la primera parte sin pisar más el área. Mucho centrocampismo, mucho toma y daca, mucho amague de ir, pero los últimos veinte metros de cada campo sólo se pisaban sin balón en los pies.

Sin variantes tras el descanso, le tocaba ahora al Mérida atacar el campo dónde el césped permitía rasear el cuero, pero comenzó mejor el equipo local, que ya lo había intentado antes del primer minuto en un disparo desviado de Marrufo y antes del minuto diez ya había sumado varios acercamientos más, con Moyita desequilibrando por fuera y poniendo centros con intención. Necesitaba el Mérida trenzar varias combinaciones largas para poder asentarse lejos de su portería y alejar el peligro del Écija, que comenzaba a inquietar. No las encontró, pero halló el oxígeno con el parón que sufrió el partido por la lesión de Marrufo. Tras reanudar el juego, volvió a aparecer la figura de Germán en zona de tres cuartos para templar la posesión visitante y recuperar el control del que habían disfrutado en la primera mitad, pero fue un espejismo efímero. El Écija volvió a crecer estirando el juego por fuera. Tanto Francis, tras incorporarse al juego, como sobre todo la banda izquierda al completo atacaban en superioridad. No completaban las jugadas, pero asustaban, especialmente en una llegada de segunda línea de Escardó que lanzó fuera mientras la afición ya celebraba el gol. La ocasión espoleó aún más al Écija, que dispuso de varios córner y faltas laterales en el tramo final para desnivelar el marcador. El Mérida, solo una contra en la que De Dios eligió muy mal desde el pico del área.

El empate final contenta a todos y a ninguno, y deja a ambos equipos a idéntica distancia del objetivo que les queda para este último tramo de competición. Para el Mérida, es un paso más que habrá que convertir en zancada ganando el Recreativo en el siguiente partido como local.

El técnico romano, Medhi Nafti se mostró descontento con el punto porque «veníamos a ganar. Creo que en la primera media hora hemos sido superiores, combinando bien, pero nos faltó claridad cerca de la portería. El rival fue creciendo y en la segunda mitad nos faltó físico, el rival apretó mucho en el último tercio y tuvieron claras ocasiones. Nada que reprochar a mi equipo, que se vació».

En su comparecencia, Marc Domínguez destacó que «el choque fue como esperábamos, mucha segunda jugada, un rival muy físico, que en la primera parte nos tuvo incómodos, aunque sin incordiar a nuestro meta. Sabíamos que sería un choque largo, y tras el descanso hemos sido superiores, una lástima no haber encontrado el gol. Todo lo que sea sumar aunque sea un empate en casa, es bueno, porque las siete jornadas que quedan van a ser así».