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¿Qué ha pasado hoy, 16 de abril, en Extremadura?
Los jugadores del Villanovense celebraron con euforia el gol en el descuento que daba la victoria ante el líder. :: e. domeque
Leandro y Jacobo devuelven la sonrisa

Leandro y Jacobo devuelven la sonrisa

El guardameta serón salvó dos ocasiones claras del Cartagena y Jacobo, suplente ayer, hizo el gol de la victoria en el tiempo añadido

ESTRELLA DOMEQUE DÍAZ

VILLANUEVA DE LA SERENA.

Lunes, 5 de febrero 2018, 08:00

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Una noche gélida, minuto 95 y un partido sin goles. La historia volvía a repetirse para el Villanovense, mientras muchos ponían ya rumbo a casa. Sobre el césped, Javi Sánchez peleaba con pundonor un balón en el campo contrario; al final el de Entrerríos encuentra a Borja García que, desde la izquierda, pone un balón al área para que Jacobo obrara el milagro de ganar al líder, el Cartagena.

VILLANOVENSE

1

-

0

CARTAGENA

  • Villanovense Leandro; Arroyo, Javi Sánchez, Javi Barrio, Tapia; Pajuelo, Kamal, Annunziata (Diego Sánchez, min. 53; Carlos Andújar (Jacobo, min. 71), Allyson (Borja García, min.58) y Dieguito.

  • Cartagena Marcos; Óscar Ramírez, Aguilar, Míchel Zabaco, Jesús Álvaro; Sergio Jiménez (Diego Benito, min. 83), Chavero; Dani Abalo (Moussa, min. 60), Cristo, Owusu (Zalazar, min. 78); y Rubén Cruz.

  • Gol 1-0: Jacobo, min. 95.

  • Árbitro Santos Pargaña (andaluz). Mostró amarilla a los locales Diego Sánchez y Tapia, y al visitante Aguilar.

  • Incidencias Estadio municipal Villanovense. Unos 900 espectadores. Antes del partido se homenajeó al socio Juan José Masa Corrales, recientemente proclamado campeón de España de cortadores de jamón.

Una crónica que comienza por el final, porque así se entiende mejor. Las victorias siempre generan sensaciones de emoción, alegría o euforia, pero en las caras de los jugadores serones tras el pitido final la expresión era de rabia. Era un triunfo de garra y furia, pero sobre todo un triunfo de necesidad. Un pellizco para comprobar que siguen vivos, si es que alguien les había dado por muertos pese a los dos meses sin ganar. Y un deseo: que éste sea el punto de inflexión.

Ahora ya sí, puede desvelarse el comienzo de la crónica, aunque fue un partido con una historia en la que sólo luce el final. Lo primero, el once inicial de Iván Ania, con pocas novedades, excepto el regreso de Allyson a la titularidad. El delantero brasileño no estaba a pleno rendimiento, algo que fue evidente en algunos tramos del partido.

Protagonista del partido fue también el frío, habitual en los últimos días, lo que hizo que el campo no estuviera en las mejores condiciones para ambos equipos. Esa situación pudo modificar también el planteamiento de Alberto Monteagudo, que apostó por un fútbol más directo y de menos toque. Para entrar en calor, llegaron las primeras ocasiones. En el Cartagena por mediación de Owusu, con un disparo desviado, al que respondería después Xavi Annunziata también con un tiro que se marchó por encima de la puerta de Marcos.

Eran los cinco primeros minutos y apuntaba a un partido abierto, incluso entretenido. Sin embargo, tras esos dos avisos, el conjunto blanquinegro se hizo con el dominio de la pelota y ajustó el ritmo del encuentro, aunque sin generar peligro para Leandro. Mientras, el Villanovense dejó hacer durante unos minutos, hasta que en el 25 un testarazo de Javi Sánchez que salvó la manopla de Marcos, volvió a darles alas.

Hasta la media hora de juego, los de Ania disfrutaron de sus mejores minutos de la primera mitad, que acabaron con una buena jugada de Dieguito por la izquierda que Óscar Ramírez mandó a córner. Ese 'arreón' verde duró hasta que de nuevo Óscar Martínez, pero esta vez en ataque, metiera el miedo en el cuerpo con un disparo cruzado que Leandro repelió y acabó en saque de esquina tras rebotar en el larguero. Fue la primera del guardameta valenciano que, junto a Jacobo, fue clave en el triunfo final.

Cerrojos en las porterías

Los porteros eran los 'culpables' del empate con el que se llegó al descanso. Y, tras la reanudación, iba a despertar la bestia del líder, pero por fortuna los lobos supieron defenderse. De nuevo, Owusu fue el primero en intimidar la meta serona con un disparo que se marchó alto. Y poco después era Rubén Cruz el que se plantaba solo delante de Leandro, de nuevo salvador para evitar el primero.

El conjunto albinegro había metido una marcha más y el arrollador inicio continuaba con un flojo disparo de Owusu que atrapó sin problemas Leandro. Sólo la lesión de Annunziata, por la que se paró el partido durante cinco minutos, frenó el asedio visitante.

Finalmente, el jugador canario tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital con una conmoción. A partir de ahí, el partido volvió a perder intensidad durante unos minutos, si bien, los cambios sentaron mejor al Villanovense que al Cartagena. La entrada de Diego Sánchez y Borja García dio un aire nuevo al ataque serón, aunque sin lograr acercarse con claridad a la meta de Marcos en esta segunda mitad. Sólo el delantero murciano logró sacarse un disparo que atrapó sin dificultad el portero.

Mientras que, el último susto por parte del Cartagena llegó de las botas de Chavero, en el 62, con un disparo que se marchó a centímetros de la base del palo. Y Monteagudo buscaba una solución con la entrada de Moussa y Zalazar, que no lograron cambiar el rumbo.

Y casi sin querer, esa media hora pasó sin pena ni gloria, con el juego muy parado para atender primero a Cristo y después a Sergio Jiménez, que se marchó lesionado. El Cartagena parecía resignado a perder los dos puntos y conformarse con el empate, incluso, pudieron aparecer los fantasmas de este mismo estadio en la pasada temporada.

Una resignación que pasó factura a los de Monteagudo, porque para el Villanovense el punto sabía a poco, después de 70 días sin saborear la victoria. En otras circunstancias un empate ante el líder se habría dado por bueno, pero lo que necesitaban los serones era darse un alegría, también para su afición. Entonces llegó el principio de esta historia, con Jacobo que aprovechó bien sus 20 minutos sobre el campo para dejar claro que están más vivos que nunca.

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